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Son intérpretes que compatibilizan la música de cámara con la docencia, el sinfonismo o el baile en una compañía privada los que protagonizan el ciclo Músicos Vallisoletanos esta temporada. Convocados por Juventudes Musicales, del 16 al 18 pasarán por el escenario de la sala Delibes ... del Teatro Calderón el Dúo Delibes (piano, violín), el dúo que forman la pianista Eva Llorente y la bailaora Almudena Roca y el trío de Iván Martín, Sheila Gómez y Mikel Zunzundegui (piano, violín, chelo).
Las hermanas Sara y Esther Gutiérrez Redondo vuelven de Rotterdam y Baden-Baden a su ciudad para presentar su programa 'Nana del Campo Grande', una selección de obras de música española menos conocida que grabarán en su próximo cd. La obra del compositor vallisoletano Luis de los Cobos da título a su propuesta. «Como las dos vivimos fuera nos piden a veces obras españolas y empezamos a recopilar repertorio para piano y violín.
En estos años hemos ido descubriendo obras poco programadas. Por eso queríamos dar a conocer a esos compositores y nuestro cd y el programa es una pequeña selección», cuentan las intérpretes. Les resulta «emocionante» tocar la pieza de De los Cobos, «porque aunque lleves mucho tiempo lejos de tu casa, siempre te llama el lugar donde has crecido. Seremos las primeras en grabar esta 'Nana', fue difícil encontrarla, y lo logramos gracias a José Luis Temes».
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Antes sonarán los 'Sis sonets' de Toldrá, «conocido en Cataluña, pero desconocido fuera». Tampoco la 'Sérénade a Dulciné', de Ernesto Halffter, suena habitualmente. Completa su propuesta la 'Sonata para violín y piano', de Gaos, «un gallego que emigró a Argentina y firma esta sonata grande, inspirada en las románticas, una obra muy diferente a las demás». Cobra Records será el sello con el que graben su disco dentro de medio año y están considerando varios lugares, entre ellos es auditorio Miguel Delibes.
El ciclo que programa Juventudes Musicales agranda sus márgenes con un concierto en el que dialogará el piano de Eva Llorente con la danza de Almudena Roca. La bailaora de la Compañía María Pagés y profesora de la Escuela profesional de Danza de Castilla y León, donde conoció a Eva en su condición de pianista acompañante, recreará en movimiento la música de Albéniz, Granados, Soler, Turina, Mompou y Falla. «El baile se fundamenta en una estructura que es la música, luego en el escenario piano y danza mantienen un diálogo muy parecido al que se establece en la cámara, con un violín, por ejemplo», explica Llorente.
«Hemos seleccionado obras muy conocidas, en las que nos sentíamos cómodas para este primer proyecto y también los orígenes de ese flamenco, en la música de los clavecinistas españoles del siglo XVIII. Hemos elegido a Soler porque es el primero que integra las castañuelas y, sin ser tan conocido, escribió 550 sonatas para piano muy buenas.
También haremos la joya para piano de Falla, la 'Fantasía Bética', que funde lo académico y lo popular, es música de piano con gestos al cante, imitando a veces la guitarra y la percusión», continúa Llorente. Y Mompou, el músico del silencio, concurre porque «aunque no tiene el componente rítmico tan fuerte como el resto de la música española cercana al cante hondo, armónicamente mantiene el perfume de las escalas frigias que caracterizan al flamenco, con las mismas armonía crea una atmósfera de sabor oriental». Ya tienen el aforo vendido.
Día 16. Dúo Delibes, Esther y Sara Gutiérrez Redondo, violín y piano. Programa, 'Nana del Campo Grande'.
Cierran el ciclo el trío formado por los profesores del Conservatorio de Valladolid, Sheila Gómez y Mikel Zunzundegui, junto al pianista Iván Martín. 'Diálogos de libertad' es el título del duelo entre dos compositores que «hicieron del arte la correa de transmisión de sus emociones», explica Zunzundegui. Beethoven y Shostakovich «revolucionaron los estilos musicales» de sus tiempos. «Este trío de Beethoven es una obra temprana que, sin embargo, se aleja ya de la escritura de Mozart y Haydn. Antes el chelo era mero acompañante, con Beethoven pasa a ser otra voz. Mantiene los cuatro movimientos de una sonata, el segundo es muy dramático y tiene variaciones. Hay más diálogo entre los instrumentos y utiliza la música para demostrara su desencanto».
Por su parte, Shostakovich, que narró la primera mitad del siglo XX a través de su música, «refleja la atrocidad y el sufrimiento del ser humano tras la Segunda Guerra Mundial. Esta obra se la dedica a un amigo que acaba de morir y a la vez muestra cierta ironía, dentro del dolor se puede uno divertir parece decir. Formalmente incluye música popular judía en el cuarto movimiento, la academia y el folk».
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