

Secciones
Servicios
Destacamos
Le llevó quince años grabar la integral sinfónica de Shostakovich, así que Mark Wigglesworth (Sussex, 1964) siente especial devoción por este compositor. Esta semana debuta ... en el auditorio Miguel Delibes dirigiendo a la OSCyL en un programa que incluye la 'Décima' del ruso y 'Las iluminaciones', de su compatriota Benjamin Britten. Contraste entre el sinfonismo y la orquesta de cámara, entre la épica y la intimidad, pero coincidencia en el uso de la música por ambos para expresarse pese a la represión política y sexual que les atenazó.
«La 'Décima' es más que música, nos habla de cómo sostenerse, de cómo aguantar la amenza de la autoridad política. Shostakovich tuvo una vida muy difícil por la presión de su gobierno. Esta obra la escribió al poco de morir Stalin, cuando ya tenía libertad para expresar su miedo, su enfado, y demuestra su valentía, su determinación, su resiliencia para sobrevivir bajo esa presión. Tenía que escribir en clave porque si no sería castigado. La música es un perfecto lenguaje para ello, lo puede significar todo sin estar escrito», explica el director titular de la Orquesta de Bournemouth.
Orquesta Sinfónica de Castila y León, dirigida por Mark Wigglesworth. Soprano, Olivia Boen.
«Esto lo comparte con su amigo Britten, que también tuvo una relación complicada con la sociedad de su tiempo por razones personales. En aquel momento la homosexualidad era ilegal en Gran Bretaña. También en su obra hay más de lo que parece. 'Las iluminaciones' es una obra que parte de unos poemas en francés, un texto que le lleva a otra sonoridad y lo elige por su surrealismo, también es un código.Esa es la gran fuerza de la música que dice y expresa más allá de su sonido», aclara.
Le gustan los programas con conexión y contraste. «En este caso, la sinfonía es una gran obra que tiene sus momentos pequeños también», asegura. La OSCyL interpreta por primera vez este 'britten' que, en ocasiones ha sido dirigido por la soprano que lo cantaba. ¿El director tiene idéntico trabajo en ambas obras?
«El rol es el mismo sin importar la música», apunta el autor de 'El músico silencioso' (Alianza editorial). «Intentas hacer que los músicos trabajen juntos, que sean capaces de escuchar y acordar. Lidero la escucha, porque si los músicos escuchan podrán tomar las mejores decisiones. No puedes escuchar todo y mi trabajo es decidir qué priorizas en cada momento; quizá la melodía, el acompañamiento, la armonía, el solista, es una cuestión de interpretación pero al final mi papel es que todos sirvamos a la misma interpretación».
No siente que su papel deba ser impositivo, que ostente una autoridad incontestable sino más bien su rol debe ser «unir a los músicos sin presionarlos». El director debe aportar «objetividad y perspectiva, no es una cuestión del número de instrumentos».
¿Es más fácil dirigir a los músicos o a la música? «El ideal es que no haya diferencias. Pero la música es lo que encontramos juntos, en ese sentido yo lidero a los músicos hacia ese fin. En los ensayos uno dirige músicos y, en el concierto, cuando ellos ya saben el plan y no necesitan un liderazgo personal, sino musical, dirijo la música».
Sinfonismo y cámara
En su afán divulgador pone de ejemplo un momento del segundo movimiento de la 'Décima' que dirige. «Hay un grito terrorífico y para persuadir a los músicos de que den su máximo, los diriges. Porque es duro para nosotros imaginar lo que debió ser trabajar en la URSS de Stalin. La música enciende una candela en esa experiencia y tenemos que intentar honrarla. Los músicos necesitan que se les permita llegar a ese lugar extremo», ese que vivió y narró Shostakovich. «Su vida fue terrible, siempre llevaba un cepillo de dientes con él porque creía que iba a ser detenido. La música expresa lo que debía sentir de una manera que no pueden contar las palabras».
De la masa sinfónica a la orquesta de cuerda para la que Britten escribió sobre los poemas de Rimbaud. «Es interesante un inglés componiendo sobre un texto francés. No tiene nada de rusa esta obra. Pero Britten también compuso grandes obras sinfónicas y Shostakovich de cámara. De hecho en esta sinfonía los momentos más memorables son detalles de música de cámara dentro de la grandilocuencia sinfónica», explica Wigglesworth, que destaca «el gran rango de distintos sonidos» que podrá escucharse en este programa.
«Lo que oyes en ambos compositores es el valor con el que afrontaron su vida. Y lo encauzaron a través de la música porque si lo hubieran expresado de otra manera, hubieran sido encarcelados. Vivieron sin poder ser ellos mismos en la sociedad que les tocó vivir», recuerda el también titular de la Sinfónica de Adelaida, en Australia, donde viaja tres veces al año.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.