Dúo Dinámico y Los Pekenikes, músicos de los sesenta

Comienza la ceremonia. Un escenario en penumbra, la silueta de seis músicos veteranos y una música indefinida. El saxofonista navarro Juan Muro se adelanta y pronuncia la primera frase sonora de 'Amor misterioso'. Es solo una ligera exposición porque unas notas abstractas envuelven el ambiente hasta que desde un medido y ligero caos surgen los primeros e inconfundibles acordes de 'Resistiré'. Y en esto aparecen ellos, Ramón Arcusa, 83 años, y Manuel de la Calva, 82, en su gira anual que recalará el día 25 en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid. Sesenta años en los escenarios ¿Cuántas generaciones habrán cantado alguna de sus canciones? A estas alturas ya no es necesario remitirse a una biografía que se inicia a finales de diciembre de 1958 y que nos lleva irremediablemente a los primeros clubes de fans, las revistas musicales propias, los cancioneros a dos pesetas, sus películas con las estrellas del momento, su triunfo en Eurovisión y sus jerseys rojos.

En la memoria colectiva resuenan canciones eternas como 'Quisiera ser', 'Perdóname', 'Como ayer', 'Lolita', Mary Carmen' o 'Amor de verano' que años después de su lanzamiento sirvió para ilustrar los últimos planos de la serie 'Verano azul'. Primero fueron sus interpretaciones de éxitos mundiales porque antes que a Neil Sedaka, conocimos su 'Oh, Carol' en castellano. Y también 'Bye bye love' de los Everly Brothers o 'Adan y Eva' de Paul Anka. Su liderazgo fue incuestionable, rodeados siempre de músicos profesionales, con cuidados sistemas de luces y sonido y unas armonías vocales personales. Abrieron el camino de la profesionalidad y la dignificación en las actuaciones, que luego continuó Raphael.

Creadores de un estilo propio e identificable, todavía se atreven con más de ochenta años a hacer creíble que su amor tiene quince años, una confesión que ahora en tiempos grises, podría causar un escándalo. Y nosotros miramos para otro lado porque aún estamos pendientes de aquellas largas vacaciones escolares en las que siempre conocíamos alguna chica que inevitablemente se alejaba con el comienzo del curso. Y año tras año la melancolía de 'Amor de verano' hacía que no nos desprendiéramos nunca de aquellos recuerdos. Una añoranza que luego profundizarían con 'Adiós verano, adiós amor'.

El Dúo Dinámico ofrece un producto sincero. A lo largo de su sorprendente longevidad ha sabido reinventarse, incluso se vio obligado a cambiar su nombre artístico a Manolo y Ramón por problemas con su compañía discográfica. Y así, en 1970 grabaron su magnífico e injustamente olvidado álbum 'En Londres' que rompía con una etapa y nos mostraba su capacidad para reciclarse. Dos años después anunciaban su retirada para centrarse en la producción de otros cantantes entre los que destaca Julio Iglesias.

Una actuación aislada en 1978 y el éxito de las reediciones de sus éxitos les convenció para regresar a los escenarios. En 1986 grabaron 'En forma' con el excelente tema 'Resistiré', de Carlos Toro, que Pedro Almodóvar incluyó en su película 'Atame', lo que supuso un relanzamiento inesperado del dúo.

El reconocimiento de su trayectoria por parte de los profesionales es evidente como se demostró en el álbum de duetos 'Somos jóvenes ' grabado hace diez años para celebrar su cincuenta aniversario. Estuvieron presentes Miguel Ríos, Ana Torroja, Los Sirex, Los Mustang y Julio Iglesias, entre otros. La sorpresa surgió ante la llamada de su amigo Joan Manuel Serrat que, al conocer el proyecto, les transmitió su extrañeza por su exclusión del álbum. El Dúo Dinámico justificó su ausencia por el temor a que un autor de su hondura no quisiera participar en las letras poco trascendentes de Arcusa y De la Calva. Su respuesta les dejó clavados. «Venga, venga, vamos a hacer el La La La...»

Es el segundo grupo español, después de Mecano, que ha estrenado su propio musical, 'Quisiera ser', en 2007 en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid. El espectáculo, patrocinado por Renfe, llevó a numerosos lectores de El Norte que viajaron a la capital de España en un Ave fletado por la propia compañía. En el vestíbulo nos esperaba el director Jorge Herrera y el propio Manuel de la Calva. Cuando nos saludamos, no pude evitarlo. «Creo que no nos hemos visto nunca personalmente, pero es como si yo te conociera de toda la vida», le dije.

También el próximo 18 de junio tendrá lugar un concierto en el teatro Rialto de Madrid en el que los Pekenikes celebrarán su sesenta aniversario en los escenarios con la participación de Teddy Bautista y dos representantes de los Brincos y los Relámpagos, que desgranarán los temas que han formado parte de la banda sonora de una época. Un chiste de Forges de 1984 definía la trayectoria del grupo con una viñeta en la que un adolescente le comentaba a su amigo mientras se dirigían a jugar al tenis: ¿Qué se puede esperar de una generación en la que todos afirman haber tocado en los Pekenikes? Forges tenía razón. Por este grupo han desfilado más de treinta músicos desde que el 19 de marzo de 1959 iniciaron su trayectoria Ignacio Martín Sequeros, bajo, el único que sigue en activo; Alfonso Sáinz, saxo; Lucas Sainz, guitarra; Pepe Nieto, batería y Eddy Guzmán, voz y guitarra. Dos años más tarde ingresó Tony Luz, recientemente fallecido, a quien también se considera miembro fundador. Todos ellos, salvo el filipino Guzmán, procedían del instituto madrileño Ramiro de Maeztu y con un proyecto académico al margen de la música.

Su primer disco recogía una versión eléctrica del chotis 'Madrid' en 1961. En el segundo incluyeron a Junior como cantante, una plaza que luego ocuparía también Juan Pardo con un repertorio de versiones de clásicos del rock and roll, pero el mayor éxito de su primera etapa llegaría con otro clásico, pero esta vez de la música española, ' Los cuatro muleros'.

Los Pekenikes iniciaron en 1962 una cierta vinculación con Valladolid a través de una actuación que tuvo lugar en el teatro Calderón en un festival organizado para recabar fondos con destino a las damnificados de las inundaciones de la ciudad. El acto estuvo presentado por Concha Velasco y, según relata el bajista Ignacio Martín Sequeros en su libro sobre el grupo, forzaron la suspensión de la retransmisión de una emisora porque su sonido se acoplaba a los amplificadores del grupo. Seis años más tarde, el propio Sequeros y el saxo Alfonso Sainz hicieron el campamento militar en la base de Villanubla. Finalmente, uno de los miembros pertenecientes a la época dorada del grupo está ligado actualmente a la provincia a través del mundo del vino.

Siguieron buscando su camino a través de interesantes versiones, algún tema propio y un desesperado intento de sobresalir en una época en la que ya surgían numerosos 'conjuntos'. 1965 cierra un ciclo con su participación como teloneros de los Beatles en su concierto de Madrid en la que interpretaron 'Los cuatro muleros' y una versión rockera de 'Tengo una muñeca vestida de azul', de su último ep.

1966, uno de los años más prolíficos en la música pop, sorprende a los Pekenikes en el final de una de sus habituales crisis provocada fundamentalmente por la continua salida de los vocalistas y los bateristas. Alfonso Sáinz, que ya se había casado con una chica estadounidense, regresa con nuevas ideas, renuncia a fichar un cantante y atiende la llamada de la compañía Hispavox para iniciar el periodo más brillante del grupo. El director artístico Rafael Trabuccelli revisa la nueva orientación del proyecto, graba la canción 'Hilo de seda' con dos trompetistas de la Orquesta Nacional, llama a un trío de viento imbatible formado por Pedro Iturralde, saxo, Arturo Fornés, trompeta y Joe Moro, trombón, y registran también 'Sombras y rejas', 'Arena caliente', 'Lady Pepa', 'Frente a palacio' y 'Trapos viejos' hasta configurar un lp. El éxito es inmediato y les cambia la vida. Comienza la era del sonido pekenikes que se prolongará durante varios años. El álbum recoge doce temas que mantienen un sonido español que recuerda vagamente a Herb Alpert, algo de soul y un rock adulto. Es una música inédita en España que se aleja de las versiones rockeras de la copla española y de experiencias similares protagonizadas por los Relámpagos y otros grupos. En 1968 se debilita la inspiración e introducen la voz tratada como un instrumento en 'Nostalgia' y en la psicodélica 'Cerca de las estrellas'.

Su implicación en un proyecto paralelo denominado los Taranto's, junto a los Pasos, y la producción de otros artistas como Julián Granados en la firma Guitarra terminará de mala manera. El grupo cambiará de compañía discográfica y proseguirá su éxito, aunque algo discreto. Sus canciones servirán también para sintonías de programas de radio, pero las divisiones en el seno del grupo tendrán un efecto nocivo.

El principal mérito de los Pekenikes no es únicamente que se hayan mantenido sesenta años sobre los escenarios. Se trata de un grupo pionero que inició sus actuaciones en una España que ignoraba todo sobre el rock, cuando, según cuenta el propio Martín Sequeros en su libro, iban con sus guitarras eléctricas por el mundo y se encontraban con músicos profesionales que pensaban que tocaban solas. Ellos, como el Dúo Dinámico, intentaron ponernos al día en la música que se hacía en el mundo y que aquí desconocíamos. En una época en la que, de manera asombrosa, aparecieron una multitud de grupos a través del mimetismo del rock anglosajón y por una extraña razón inexplicable.

Estamos ante un claro referente de la música española que aportó en su mejor versión unas magníficas canciones que estaban un escalón por encima de la media de aquellos años.