Víctor y Ana, mucho más que dos
Ana Belén y Víctor Manuel ensamblaron repertorio propio y ajeno ante el público que llenó el Polideportivo Pisuerga
roberto terne
Domingo, 4 de octubre 2015, 21:29
Clase y naturalidad. Raras veces ambos adjetivos se dan la mano con tanta química como en el caso de los actuales Ana Belén y Víctor Manuel. Algo tiene que ver la veteranía, sin duda alguna. Pero, más concretamente, intervienen con buen término en estas lides la sabiduría a la hora de inmortalizar canciones propias y prestadas, que era de lo que trataba la pirueta. Y es que Ana Belén y Víctor Manuel supieron poner un hilo común confortable para los sentidos a una actual propuesta en la que caben tanto los tangos de Piazzolla como los regalos de Joaquín Sabina o los temas emblemáticos de su dilatada carrera. Durante cerca de dos horas, el dúo y sus siete músicos supieron transitar por esta colección de autorías con sofisticación, elegancia y versatilidad musical. Y claro, eso normalmente se consigue a la hora de poner clave de jazz, un pelín de soul y pop mínimamente latinizado a canciones de nivel diez. Nada menos y poco más.
Ante más de 4.000 personas (prácticamente aforo completo), Ana Belén y Víctor Manuel salieron al escenario del Polideportivo Pisuerga flanqueados por un septeto de músicos más que conocidos entre la afición más veterana. Todos ellos formando un amplio espectro instrumental con el que sin duda alguna se vinieron arriba las canciones elegidas por dos cantantes que siguen en estupenda forma vocal.
En todo este ambiente confortable de reencuentros con viejas canciones, la pareja arrancó con Luna llena, para iniciar sus Canciones regaladas con Choca esas cinco del portugués José Afonso, mención a la Revolución de los claveles incluida. Evidentemente, no fue la única apelación social que especialmente Víctor Manuel aplicó a algunas presentaciones de sus temas. «Primero tuvimos a David dijo el asturiano, después vino la democracia, posteriormente las primeras elecciones y finalmente escribí Soy un corazón tendido al sol». Guiños a un pasado de luchas en un camino de vuelta, con todo lo que ello conlleva.
Un envidiable equilibrio
Y es que, afortunadamente, el concierto tuvo algo más que confortables recuerdos. La fuerza con que Víctor Manuel sigue interpretando Asturias es para quitarse el sombrero Tanto como el poderío de Ana Belén en Solo le pido a Dios. Y es que ahí sigue estando la clave de la perdurabilidad del dúo. En el mantenerse en el término exacto que dignifique luchas y retiros, victorias y fracasos, pasados y presentes.
La muralla y El abuelo Víctor cerraron la noche. Por supuesto, con una sensación más que musical incluida en el ambiente. Sensaciones de cambios