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Miguel Ángel Aguilar, durante la presentación de su libro en la Casa Museo Unamuno, en Salamanca. Manuel Laya
Miguel Ángel Aguilar: «Vox es la primera aportación de los independentistas a la vida española»

Miguel Ángel Aguilar: «Vox es la primera aportación de los independentistas a la vida española»

El periodista presenta hoy en el Círculo de Recreo de Valladolid 'En silla de pista', sus vivencias informativas desde la Transición a la actualidad

JESÚS BOMBÍN

Valladolid

Jueves, 7 de marzo 2019, 22:09

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Entre la astronomía y los titulares, el licenciado en Ciencias Físicas Miguel Ángel Aguilar (Madrid, 1943) eligió la información política y en esta brega lleva más de medio siglo. En primera línea ha vivido las entretelas de la política en España desde las redacciones de los desaparecidos 'Diario Madrid' y 'Diario 16', después en otras cabeceras, al frente de la agencia Efe y ahora sigue en la brecha diseccionando la última hora de la política con los bisturíes de la causticidad y la ironía. Con mirada circense ha escrito 'En silla de pista'(Planeta), un retrato del país, el poder y sus personajes en una ruta periodística que arranca en los estertores del franquismo, enfila hacia la Transición y culmina en estos días, donde aprecia preocupantes retrocesos ya vividos. Presentó el libro ayer en la Casa Museo de Unamuno en Salamanca y este viernes acude al Círculo de Recreo de Valladolid a las 19:30 horas. «Me encabrona la negación del adversario, el vale todo», se lamenta.

–Dice haber tomado unos «apuntes al natural» de escenas vividas desde 1966. ¿Lo primero que se le viene a la cabeza es...?

–Sigo viendo con mucho pesar la negación al adversario de absolutamente todo, ni agua, ningún reconocimiento de nada. Me recuerda otros momentos en que se instaló el vale todo. Se practicó contra Adolfo Suárez porque sus adversarios llegaron a la conclusión –completamente falsa y precipitada– de que con su Gobierno y, en buena medida bajo su iniciativa, se había logrado la Constitución. Eso le daba un plus que lo haría indestructible como rival y había que impedirlo. Esto se hizo también con Felipe González y lo estoy viendo ahora contra Pedro Sánchez, y no trato de defenderle, allá él, pero sí me parece completamente fuera de lugar todo lo que estamos oyendo. La catarata de insultos que le ha dedicado en ocasiones recientes Pablo Casado –felón, traidor, lesa patria, todo de carrerilla– me parece tremendismo. ¿No sería más útil y esclarecedor hacer un análisis inteligente –aunque sea implacable– del adversario en lugar de llenarlo de insultos? Se desplazan en esa dirección porque ha aparecido el fenómeno de Vox, pero me parece una fórmula muy arriesgada porque muchas veces el público prefiere el modelo original a la copia.

–¿Ha perdido la capacidad para el asombro oyendo a los políticos?

–Qué va. El otro día en el Congreso observé que se interrumpió la sesión para recibir al presidente de Perú. Y descubrí que por primera vez en esta legislatura, y creo que en la anterior, aplaudieron todos los diputados. Los aplausos en el Congreso son perimetrados, solo aplauden a los suyos.

–¿Cuántos arrepentimientos periodísticos acumula?

–Supongo que muchos, pero no los sabría enumerar. A lo mejor falta de tenacidad en seguir algún tema, de sentimiento de impotencia, de no haber sido capaz de contagiar interés por algún asunto.

–¿Por qué cotizan a la baja los logros de la Transición?

–Me tiene muy disgustado que se esté inhabilitando la Transición. Cómo va a ser igual vivir sin libertad. A quienes denuestan la Transición les pregunto: ¿Le cerraron a usted un periódico?, ¿Estuvo usted procesado? Yo he sido procesado muerto Franco, con la Constitución vigente, porque muchas veces la pelota todavía seguía en el tejado. Me parece insidiosa e inaceptable esa postura de desprecio, con lo que nos costó y lo complicado que fue pasar de un sistema a otro, el cambio de lealtades de las fuerzas armadas y tantas otras cosas.

–¿Desde el frente informativo cuál considera en la actualidad la principal amenaza para el país?

–Los españoles. Porque se ha perdido el sentido cívico, se tiene pendiente regresar a esa especie de juicio sumarísimo del tipo ' a todo el que roba le corto la mano'. Hace falta mucho talento, compromiso y civismo para salir adelante. Por ejemplo, en los pasillos del Congreso hace poco afeé a uno de los políticos su manera de comportarse. Le advertí que el 155 famoso no es el bálsamo de fierabrás, es una escalera de incendios para salir, es una emergencia, no un sistema. Hay esa especie de competencia maldita para ver quién mea más largo o escupe más alto. Con el independentismo lo que ha pasado es lo contrario de lo que dicen los versos de Pedro Salinas 'quiero sacar de ti tu mejor tú'. Los indepes están sacando nuestro peor yo de cada uno de nosotros, y una de las cosas que han sacado es Vox. La primera aportación de los independentistas a la vida española es Vox.

–¿Cómo gestionar el envite del secesionismo?

–Con mucho cuidado, talento, tesón, averiguación. No dando un puñetazo en la mesa. Y mucha firmeza. El Rey dijo en aquel discurso muchas cosas. Primero, que las instituciones iban a responder, que tenían el deber de dar respuesta. Y habló de la deslealtad, porque el problema no son las transferencias, es la deslealtad. Y si no se restablece la lealtad habrá que hacer como hizo Negrín en la República, recuperar las atribuciones de orden público y poner a los mossos d'esquadra a las órdenes del Ministerio del Interior. No se puede tener 18.000 hombres armados al mando de gente desleal.

–El periodismo vive una mutación radical. ¿Cuáles son sus sensaciones?

–Lo veo disperso. Creo que hay ejemplos magníficos de periodismo impecable y mucha contaminación penosa, mucha censura incorporada porque nadie quiere desagradar a las redes sociales. Y como la respuesta de las redes es inmediata, la gente se aterroriza. Eso está produciendo la interiorización de la autocensura. Y habría que hablar de lo que llaman el modelo de negocio;los medios no pueden ser independientes si están en una precariedad angustiosa, porque desde allí se camina hacia la sumisión. Los medios y los periodistas.

–¿El enemigo de la información?

–La sumisión. Perder la idea de sus deberes. Los medios de comunicación pueden tener tendencias, adoptar causas, ahí vale el pluralismo. Pero también tienen algo que les debe configurar de manera indeleble y es la defensa de las libertades. Estamos inundados de información y carentes, como en todas las inundaciones, de agua potable. Lo que tiene que ser el periodismo es una depuradora, una idea de que nunca vale todo. Eso le puede devolver el favor perdido del público.

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