Lina Meruane: «Todas hemos sido niñas muy libres hasta la menstruacción»
La narradora chilena reúne una serie de cuentos sobre la infancia escritos durante treinta años en 'Avidez'
Del cuerpo y su transformación por el crecimiento, por la enfermedad. Del final de la infancia y de la libertad para encajar en el molde ... de «la buena niña». La educación en un dictadura y la íntima evasión de la norma. De todo ello trata 'Avidez' (Páginas de Espuma), una colección de cuentos en los que Lina Meruane ha compilado relatos escritos a lo largo de treinta años y unidos por la hambre insaciable de sus personajes.
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Meruane (Santiago de Chile, 1970), una de las voces literarias más reconocidas de su país, publica su segundo libro de relatos tras 'Las infantas' (1998). En medio; cinco novelas, dos adaptaciones teatrales y varios ensayos, entre ellos uno que la acompaña en constante ampliación sobre Palestina. Sus abuelos eran palestinos emigrados a Chile. «'Palestina en pedazos' se ha convertido en un proyecto, mis otros libros terminan, este no», afirma.
La concisión de su lenguaje, cuando habla de plantas, animales, de procesos vitales, se la debe a sus padres. «Soy hija de médicos, la precisión científica y el cuerpo siempre están muy presentes en mi vida», afirma. «Uso mucho esas palabras tan bonitas que vienen del latín y del griego, que son muy poéticas».
Así ve en flor del espatifilo un dedo y se fija en los animales, sobre todo a raíz de la pandemia. «De pronto empezó a aparecer la naturaleza, no solo los bosques salvajes sino la doméstica, el huerto y el jardín, en muchas obras literarias. Hay una serie de novelas que prestan atención a esos seres vivos que nos acompañan. Escribí un cuento durante pandemia fascinada por la aparición de los animales, sobre esos vídeos que vimos todos del cisne en la piscina y el puma en el jardín. La naturaleza tomaba el espacio que le había sido arrebatado, como esas casas abandonadas y reconquistadas por la vegetación», explica quien guarda en su bestiario literario animales famélicos, reptiles metafóricos y perros comeniños.
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«Hay cuentos de los últimos 30 años. Los fui seleccionando entre los publicados por revistas y otros inéditos.Para mí sorpresa todos estaban transidos por el hambre, desde el puramente nutricional hasta el deseo, donde entra la cuestión erótica y la violencia. La avidez se me presentó como hilo y palabra bellísima, contundente, que abarca mucho más, para el título».
Las niñas, su forma de ser hijas mellizas, trillizas, la fantasía de volver al vientre materno, son constantes en unos relatos que indagan en los cambios anatómicos. 'Hojas de afeitar' los recorre con la excusa de la depilación en los baños del colegio. «La adolescencia es un momento especialmente importante para la mujer porque se da una transformación muy radical en su cuerpo y su sensibilidad. Y la educación pasa a ser disciplinaria. Todas hemos sido niñas muy libres hasta la menstruación. Entonces empiezan a operar códigos nuevos que tienen que ver con la protección de la virginidad, con evitar la sexualidad precoz, el embarazo, con la posibilidad del daño moral a la reputación de la mujer y una serie de cuestiones que impactan en la subjetividad», cuenta Lina Meruane, reconociendo también la circunstancia histórica. «Yo crecí en dictadura y entonces la norma moral de lo que era ser una buena mujer, una buena niña, era muy poderosa».
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Los extremos de la norma
Quizá por eso el protagonismo del mundo femenino y la infancia en su narrativa. «También hay niños, especialmente los que tiene el elemento femenino aunque se va perdiendo a medida que crecen y entra en juego otra erótica. Tal vez porque crecí leyendo narrativa escrita por hombres en las que mirada a la femenino estaba marcada por convenciones del patriarcado me inclino por este universo. Me interesa investigar la figura femenina, esas locas mujeres que decía Gabriela Mistral, poco y mal representada, muy infantilizada y recortada».
Entre los variopintos géneros que frecuenta, el cuento es para Meruane «un momento de máxima libertad que se otorga a los personajes para hacer lo que tengan que hacer. Esas niñas transgreden la idea de depilación. Me interesa interrogar los extremos de la norma, el amor incondicional de la madre, de la pareja, qué significa eso, cómo ser buena niña a través de la depilación. Interrogar ese lugar disciplinario, donde ser buena niña, atractiva, y llevarlo a extremo para que se vuelva más inquietante».
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Diabética desde niña, la escritura ha tenido siempre muy presente su cuerpo. «Hay un intento social por ocultar la enfermedad y la muerte porque estamos volcados en el bienestar y en una vida tranquila. No es algo negativo pero nos resta de una relación activa con nuestro cuerpo, al que hay que prestar más atención. La conversación del cuerpo, los diagnósticos y las apreciaciones médicas han estado muy presentes en mi vida. Pero se nos educa para olvidarnos del cuerpo y, como dice Cioran, no tenemos consciencia de él hasta que enferma o está amenazado, así se nos activa la consciencia de estar vivos. Entonces algo bueno nos ocurre, nos despierta a la vida, en cambio cuando tenemos salud esa consciencia está dormida».
Generación de la dictadura
Lleva un cuarto de siglo fuera de Chile pero su país «es la realidad que me determina. No siento que me haya ido, estoy localizada fuera por temporadas pero mi imaginario está allí». En ese sentido su ensayo 'Señales de nosotros' es una reflexión sobre su país hoy.
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Cuando se conmemora el medio siglo del golpe de estado de Pinochet, Meruane recuerda que «somos una generación que creció en el sistema dictatorial, con políticas muy duras que no son tan conocidas en España. Ustedes con Franco no han vivido una economía neoliberal tan dura. Fuimos un laboratorio de políticas neoliberales extremas que impuso EE UU». Se sustanciaron en la falta de una sanidad y educación pública, detalla Meruane. «Hubo una transformación de la solidaridad social con Allende a la reposición de un capitalismo extremo».
Por eso considera importante «hacer memoria para que los jóvenes sepan de donde proceden nuestros defectos y cómo se ha configurado la escena política y económica chilena».
Sin embargo sus cuentos son poco permeables a las circunstancias. «Lo practico corto, no está adscrito al modelo realista, su modus operandi es distinto. En los cuentos me centro mucho el tema, en un pequeño acontecimiento, un episodio, una epifanía».
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