Claribel Alegría, versos para recordar
La Fundación Segundo y Santiago Montes homenajea a la poeta salvadoreña fallecida en 2018
En el panorama poético reciente, la figura de Claribel Alegría, poeta de doble nacionalidad nicaragüense y salvadoreña, rezuma a partes iguales respeto y relevancia, ... al ser una de las últimas figuras consideradas al tiempo clásicas y modernas, una de las plumas más representativas de los versos en español de los últimos tiempos que falleciera el pasado año 2018. La Fundación Segundo y Santiago Montes, también vinculada al territorio latinoamericano dada la labor de los hermanos en aquel país centroamericano, rindió ayer sentido homenaje a la figura literaria de esta escritora, a través de su visibilización biográfica y, quizá más representativamente, la lectura colectiva de una selección de sus textos líricos, a cargo de una decena de personalidades culturales cercanas a la Fundación.
«Aunque nació en Nicaragua, su madre era salvadoreña», explicó en declaraciones previas Luis Marigómez, organizador de este encuentro; «y fue en este país donde pasó buena parte de su niñez». Allí, expuso el también escritor, le sucedieron a Alegría «cosas terribles, cuando el dictador [Maximiliano Hernández Martínez] acorraló y dio muerte a más de treinta mil campesinos», insurrectos ante su régimen tiránico. Pese a su querencia y sensibilidad hacia las clases agricultoras más precarias, Clara Isabel Alegría era de familia meramente pudiente, como demuestra el hecho de que pudiera acudir a Estados Unidos a estudiar Filosofía y Letras en la Universidad George Washington, al mismísimo Juan Ramón Jiménez.
«Durante tres años estuvo ahí, con él desdeñando sus poemas iniciales, hasta que al cabo de un tiempo le editan el primer poemario; 'Anillo de Silencio'», expuso Marigómez. Junto al autor de 'Platero y yo' emerge también la figura de otro poeta que, si bien británico, también forjó vínculos notables con nuestro país: Robert Graves, al que tradujo, reivindicó y dedicó algún poema. Mientras tanto, la escritora fue forjando su propia trayectoria dentro de la Generación Comprometida, en la que aportó obras como 'Vigilias', 'Umbrales', 'Fuga de Canto Grande' o 'La mujer del río', entre otros veinte poemarios y ficción en prosa, además de diferentes testimonios de corte histórico.
«La poesía de Claribel consta de cuatro partes», expuso Marigómez: por un lado, una social que supone un porcentaje exiguo. Por otro, unos primeros poemas de juventud «muy juanramonianos». Después aparece una fase más mitológica y, eventualmente, otra amorosa que se funde, con la pérdida de su marido, en su última obra, que se ha dado en bautizar con el celebérrimo término portugués 'saudade'. Su poesía sencilla, publicada, entre otros, por Visor, le ha valido además varios premios como el Reina Sofía de poesía en Salamanca (2017), el premio Casa de las Américas y el Premio de Poesía de Autores Independientes (2000).
En el homenaje celebrado ayer en la Fundación Segundo y Santiago Montes participaron, entre otras personas, el pintor Manuel Sierra, la poeta Esperanza Ortega, el propio Luis Marigómez o los colaboradores de El Norte de Castilla Jorge Praga, Angélica Tanarro y Yolanda Izard.
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