El cáliz de San Isidoro de León ya tiene novela
José Miguel Ortega publica 'Calix Domini', trama literaria en torno a la hipótesis de que la copa de doña Urraca sea el Santo Grial, sostenida en su ensayo con Margarita Torres
Metodio y Ágata son dos viajeros del siglo XI que cruzan el Mediterráneo portando el Santo Grial. De Jerusalén a León durante dos años convulsos ... en el que los bárbaros acechan el sur de Europa, los musulmanes sufren hambruna, los ortodoxos tienen un gran poder sobre el Santo Sepulcro, el papa León IX guerrea contra los normandos, se suceden nuevas herejías. José Miguel Ortega del Río novela en 'Calix Domini' (Editorial Adarve) la información sobre el santo cáliz que plasmó con Margarita Torres en el ensayo 'Los Reyes del Grial'. La copa que usó Jesucristo en la última cena es la que custodia la basílica de San Isidoro, según sus conclusiones. Allí llegan sus personajes.
«Quería contar esta apasionante historia de manera lúdica. Hay ciertas cosas que desde el punto de vista académico no se pueden afirmar por falta de documentación pero sabes que tenían que ir por ahí y se pueden recrear en una novela», explica el autor vallisoletano quien cifra en tres los protagonistas de su primera novela, la citada pareja y el propio cáliz. De hecho los poderes del codiciado objeto planean sobre el destino de Ágata yMetodio.
'Calix domini' «esta permanentemente entre la novela histórica y la historia novelada, es el pegamento entre los hechos que se relatan. Los personajes actúan casi sin voluntad, por un camino ya estructurado y marcado». Para poderlo leer como novela ha tenido que aligerar las distintas versiones, menos información, más sensaciones.
Recepción dispar, curiosidad eterna
«Es un tema polémico. Lo sabíamos desde el principio», reconoce Ortega. Su ensayo 'Los Reyes del Grial' (2014, Reino de Cordelia, va por la sexta edición), escrito con Margarita Torres, tuvo un gran impacto mediático internacional. En cuanto a los historiadores, según familias, «nos defienden los ingleses, nos detestan los franceses. Hemos recibido ataques brutales. A otros les ha parecido bien, pero no se pronuncian públicamente». No han abandonado el tema y tienen previsto publicar otro ensayo. «En León (donde está el cáliz, en San Isidoro) no le dan importancia, en Valencia (en Denia se hizo la transacción, según su documentación hallada) sí han visto el potencial».
Ortega se sacude algunos prejuicios sobre el Medievo y concibe a Ágata como «una mujer con arrestos, de notable independencia, como buena parte de las del momento. La visión de la mujer sometida se crea en el siglo XIX». Los escenarios; la siempre intensa Jerusalén, El Cairo, Roma, Constantinopla, París...
«Está escrita en escenas, con una estructura casi cinematográfica. Los capítulos no tienen más título que la data, el lugar y la fecha». Es un tiempo de fronteras desleídas, de peregrinaciones, de simbiosis entre religión y poder político, de mixtura de lenguas y espionajes. Ahí sitúa la intriga de unos contra otros, intentos de robos y engaños en torno al Santo Cáliz, que es en palabras de Metodio «un lucero, un faro que el Señor dejó sobre la tierra».
Más misterios
Ortega y Torres hilaron en su ensayo una serie de textos conocidos con el hallazgo de un regalo que el emir de Denia pide al califa fatimí de Egipto. «Amediados del siglo XI hubo una hambruna terrible en todo el norte de África. El califa de El Cairo pidió ayuda a los musulmanes. El emirato de Denia le envía víveres pero le pide a cambio el 'calix domini', el cáliz del señor, un objeto que se conservaba en el Santo Sepulcro pero que fue robado por los fatimíes», cuenta como una letanía que disfruta. «Gracias a la documentación encontrada tenemos constancia de que a mediados del XI el cáliz que supuestamente usó Jesucristo en la última cena viajó a Denia porque su emir quería regalárselo a Fernando I el Magno. Denia estaba siendo presionada por la taifa de Valencia y quería tenerlo de su parte. De hecho, les ayudó y Fernando enferma durante el asedio a Valencia».
El historiador señala como enigma sin resolver «el por qué los reyes de León callan. La novela da una posible explicación». También hay otros flecos que, a falta de pruebas históricas, invitan a la invención. «El reino de León tenía dinero y apoyó la construcción de Cluny, ¿cuál es el nexo? Pues aún no lo sabemos. Mucha de la documentación de aquella época en León se quemó».
Al cáliz se le atribuyen poderes curativos, hasta el punto de que se extrajo una esquirla para la hija enferma de Saladino. Precisamente la copa de Doña Urraca, la conservada en San Isidoro, está hendida en su boca. «Seguimos investigando y quizá podamos dar pronto a conocer nuevos hallazgos», promete Ortega del Río que presentará la novela en otoño.
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