Turismo literario en la Villa del Libro

Muchos planes veraniegos, bien distintos entre sí, pueden adscribirse bajo la etiqueta de turismo literario. Los más convencionales pasan por rutas novelescas, como la de El Hereje, o visitas a casas-museo como la de Zorrilla o Cervantes. Incluso los obligados a quedarse de Rodríguez se consuelan con la lectura de libros de viajes firmados por grandes nombres de la palabra escrita. Pero existe una tercera vía a través de alternativas esencialmente para bibliófilos, como la Villa del Libro de Urueña, en la que resulta de visita obligada la exposición Visión de los días, dedicada al poeta vallisoletano Francisco Pino, en el centro e-LEA Miguel Delibes.

«Queríamos hacer una exposición pedagógica, que incluyera toda la obra experimental de Pino, no solo una única de sus muchas facetas», señala el comisario de la exposición, Carlos Martín Aires. La disposición en pequeñas salas del espacio dedicado a las colecciones permanentes obligó a la Fundación Jorge Guillén, coorganizadora de la exposición junto a la Diputación de Valladolid, a abordar un criterio «estético» antes que uno más convencional, estrictamente cronológico.

«Tenía mucho más sentido dedicar cada espacio a uno de los temas de Pino, que el visitante pudiera contemplar de un vistazo un resumen de un aspecto completo de la obra del poeta, como si caminase por pequeñas nubecitas», agrega el comisario.

Ánimo Pedagógico

El ánimo pedagógico propicia que esta muestra resulte atrayente incluso para los no iniciados a la obra del autor de Ocho Infinito. Visión de los días comienza con la definición de sus propuestas artísticas conocidas como poeturas, artificio poético y visual donde la palabra significa tanto en contenido como en su disposición espacial: «Aunque nunca estuvo muy relacionado con otros poetas contemporáneos, probablemente fuera el artista más importante de la neovanguardia española», defiende Martín Aires. No obstante, los conocedores del trabajo del poeta bien pueden complementar sus nociones con los documentos originales que se exponen, estos sí, de forma cronológica en las vitrinas centrales de cada uno de los espacios. Desde las primeras revistas como DDOOSS, Meseta o A la Nueva Ventura, que coordinara junto a José María Luelmo y en las que escribieron los grandes nombres de la Generación del 27 (Guillén, Diego, Lorca, Alberti), hasta las publicaciones de los años 70 conocidas con el nombre genérico de Carpetas, en las que participaron artistas de la altura de Joan Brossa, entre muchos otros.

Uno de los principales atractivos de esta exposición es la inclusión, por vez primera, de animaciones digitales que recrean el movimiento que evocan algunos trabajos de Pino, desde el célebre Revela Doreve a los intrigantes Poemas Linotípicos. La exposición también incluye, claro, distintas muestras de la evolución del poeta hasta su faceta más reconocible, el mundo de los agujeros, en el que color, forma y espacio vacío cobran, como en la escultura, importancias equidistantes.

La exposición se divide en dos plantas y reserva la última sala para la poesía infantil, a la que Pino dedicó cinco libros que la Fundación ha reeditado con motivo de esta exposición, que podrá verse durante los próximos dos años en el centro e-LEA. «La poesía experimental refleja cosas tan primarias que un niño las ve mucho antes que un adulto», sostiene el comisario: « A veces hay que enfrentarse con una inocencia de percibir antes que entender, y luego a partir de ahí buscar un significado». Con El concierto para niños de las letritas o del bueiao y NVB Nana y Misterio, Pino fundió sus rasgos experimentales con sus textos infantiles de temática navideña, que ya explorase a través de vías más convencionales en el libro de lírica popular La Mariculanda y en los teatrales Concierto de los reyes magos y El caballero y la peonía. El centro e-LEA albergará talleres de poesía experimental para niños con distintos modelos de acuerdo a sus edades a partir del curso que viene.