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Joaquín Díaz y Gabriel Calvo, en el estudio de grabación.

Historias para ser cantadas

Gabriel Calvo graba un disco de romances con Joaquín Díaz y La Fabulosa Retahíla

Victoria M. Niño

Miércoles, 9 de marzo 2016, 13:21

Cristianas cautivas, reinas moras, toros con ganas de sangre y mozos que ambicionan la gloria delante de ellos, matrimonios de niñas-reina y guapos mozos, sacristanes osados y serranas audaces. Son personajes de otro tiempo que protagonizan moralejas eternas. Gabriel Calvo y Joaquín Díaz viven entre romances y han decidido coincidir en un disco, cantando juntos algunos de ellos. Trovadores y juglares ha sido grabado en el estudio Eldana, de Dueñas y está a punto de ser distribuido.

El dúo de voces de Gabriel Calvo y Joaquín Díaz está acompañado por los músicos de La Fabulosa Retahíla y cuenta con la colaboración en algunos temas de Kepa Junquera y Ángel Lévid. Calvo ha sido el responsable de la selección y Díaz, de los textos de la carpeta-disco. Joaquín, buceador en las fuentes orales, estudioso y recopilador de cancioneros, durante toda su vida, es quien arma teóricamente la vigencia de «este remanente arcaico», dice citando a Freud, que obedecen a la necesidad de «crear símbolos», según Jung. «La sociedad tomaba así como ejemplos a héroes construidos sobre valores que quería tener». Esos personajes no pasan de moda, sostiene el etnógrafo.

Finales trágicos

«Lo que nos seduce es el relato, ya sea con imágenes o palabras. Quizá nuestra generación está más cerca de las palabras por la educación recibida, quizá para los jóvenes de hoy sea más inmediata la imagen. Pero una historia contada con gracia, con personajes cruzados, nos sigue interesando, ya sea en un romance o en una noticia de prensa, porque por extraña que sea, por alejados que nos parezcan sus disfraces, nos vemos en ellas», dice Joaquín, que ha salido en esta ocasión del estudio de Luis Delgado, para obedecer el gusto de su amigo Gabriel Calvo.

Gabriel ha sido el que ha elegido los romances, entre los miles que forman el repertorio disponible. «El criterio fundamental ha sido el gusto estético. Digamos que el perfil del romance que es difícil de sortear es el final trágico, casi siempre acaban mal. Si miras las palabras, raro es el romance en el que no aparece la muerte». Entrando ya en la lista grabada, reconoce que tenía una deuda afectiva con los Mozos de Monleón. «Me causa fascinación, lo he grabado en cuatro versiones a lo largo de mi vida. Además se presta bien a la convergencia de nuestras dos voces». Otros de los que puntúan entre los más conocidos son el Conde Olinos y La serrana de la Vera. «Este último me lo enseñó mi padre».

Su gusto por los toros, «desde el punto de vista histórico», está recogido en dos títulos. «En homenaje a mi mujer, que es catalana, y como Joaquín también canta en catalán, hemos incluido Caterina de Lió. Y como está de moda la serie Isabel, hemos seleccionado En Castilla hay un castillo, que cuenta la historia de esta reina».

Con Kepa Junquera tenía comprometida la grabación y añadió al vallisoletano Ángel Lévid. «Me llama la atención por ser un músico joven y me gusta su forma de proyectar la música tradicional». Si se le pregunta a Calvo por cómo engancha a los jóvenes a esta música tradicional se lamenta de que la palabra romance sirva para estos «cuentos que se cantan, como titulé con palabras de Luis Díaz Viana, mi anterior disco, y para una canción de Luis Miguel. Quizá el handicap esté en que son historias que no pertenecen a nuestro tiempo, que se basan en un texto largo».

Nuevas formas

Pero por otra parte, el atractivo de lo viejo hecho de nuevas, sigue seduciendo. «Cada disco que hago me gusta presentarlo de una forma distinta. En este caso, lo lanzamos en formato disco y de carpeta. Parece un libro antiguo, con las ilustraciones de Miguel Ávila, un pintor salmantino que reside en Alicante».

Gabriel Calvo llevará este disco por los escenarios con su banda, La Fabulosa Retahíla. «Son mi soporte, son unos músicos estupendos». Con quien no contará es con Joaquín, quien dice raudo que «no canto en directo». Sin embargo sigue siendo tan eficaz en el estudio como siempre. «He hecho lo que me ha mandado Gabriel, lo que va mejor para mi tesitura. Él canta como lo hacía yo hace 25 años, ahora mi voz es otra».

Joaquín Díaz ha frecuentado las salas de grabación muchas veces con amigos músicos. «Siempre me gustó compartir discos, la idea de cantar juntos. Hice seis discos en la serie Romances de acá y allá en los que intercalábamos temas de países latinoamericanos. He cantado y he escuchado muchos romances, nunca me canso. El romance es el género hispánico por excelencia», dice desde Urueña.

El folclorista salmantino recuerda desde niño escuchar romances en su pueblo, Monforte de la Sierra, en la comarca de la Sierra de Francia. «Desde los 14 años el disco de Joaquín Cancionero de romances, creo que es de 1977, emborrachó mi cabeza. Aquello cambió la forma de presentar la música tradicional. Poco después le conocí a él y desde entonces somos amigos. Este disco une la pasión de ambos por los romances. Nuestra relación discográfica se remonta al año 2000, cuando grabé uno con los Sabandeños y un desconocido entonces Jorge Drexler. También estuvo Joaquín Díaz en otro que hice con Marina Rosell y Víctor Manuel».

Trovadores y juglares comenzó a gestarse hace tres años y ahora llega al mercado.

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