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Ilustración de Jesús Aguado para 'El juramento de las tres jotas'.
Secretos de bisabuela
Literatura infantil y juvenil

Secretos de bisabuela

Rosa Huertas novela las aventuras de dos niños en su verano en la finca familiar mientras Gómez Cerdá enfrenta a los jóvenes a uno de los problemas más acuciantes de la sociedad en la que crecen

Victoria M. Niño

Valladolid

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Jueves, 16 de mayo 2019, 20:58

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Con diez años el verano es una travesía casi infinita por mundos deseados durante todo el curso. Así lo es para Javi y su prima Luchi, proagonista de 'El juramento de las tres jotas' (Edelvives), que lo pasan en la finca familiar Los Maestres, en medio del campo. Cuatro generaciones conviven allí presididas por la bisabuela. La prisa de la vida productiva no va con los ancianos, que suelen estar al margen, en este caso, en un margen lleno de historias.

Han ido cambiando los cultivos en ese caserío ante sus ojos y ha ido contestando con el reproche silencioso a sus hijos. Serán Javi y Luchi quienes a través de otro anciano del lugar, al que todos creen demenciado, descubrirán la promesa de la bisabuela. Entonces comenzará su cruzada para salvar la parra del bancal. Rosa Huertas refleja el amor por un mundo rural que se extingue, por unos mayores que son manantiales narrativos y por una forma de mirar el mundo que nada tiene que ver con la vida urbanita. El vallisoletano Jesús Aguado atrapa la esencia de la novela en sus ilustraciones.

Problemas que asoman pronto

La escritura como terapia, la necesidad de poner palabras a una experiencia traumática es lo que mueve a Marina a escribir, aunque la mano sea la de Alfredo Gómez Cerdá. El veterano autor ha ganado el Premio Anaya Juvenil con 'Ninfa rota', una historia que aborda un problema de triste actualidad en su estadio más temprano, la adolescencia.

Eugenio es el primer novio de Marina, el amor primigenio, sin ningún elemento de comparación. Son compañeros de clase, al igual que la amiga de la protagonista, Nerea, que enseguida se da cuenta de la situación. Marina está haciendo girar su vida en torno a ese joven quien se comporta como si fuera de su propiedad.

El síntoma es lamentablemente conocido en un momento en el que la violencia doméstica deviene en noticia casi diaria. De la señal a las fases de dominio y manipulación: Eugenio censura a los amigos de Marina, controla su actividad en las redes sociales, sus correos, sus mensajes, comprueba su poder tanto en persona como por teléfono obligándola a obedecer sus órdenes, en definitiva, anula su voluntad. La ceguera del amor funcionará durante un tiempo en el que Marina justificará todo. Pero tanto sus amigos como su familia están alerta. Gómez Cerdá escribe esta 'confesión' para que la protagonista vea lo ocurrido a la luz de cierta objetividad a la vez que desarrolla una analogía mitológica con ninfas y faunos, con los que le familiarizó su madre. Las ninfas están amenazadas por los sátiros y sus diálogos son el eco de los humanos. Los hechos son iluminados desde este símil metafórico también. El narrador, de larga y premiada trayectoria, intercala poemas de Marina, la expresión de los sentimientos que acompañaron la historia, el lenguaje que ambiciona decir lo indecible. Gómez Cerdá, como Sierra i Fabra, sitúa ante los jóvenes los problemas de la sociedad en la que crecen.

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