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Inundados de imágenes, saciados de relatos. Así viven los sapiens de 2025, también el frecuentador de museos y exposiciones. Por eso el equipo del Patio ... Herreriano ha decidido celebrar sus 25 años con una exposición «minimalista», donde las obras hablen por ellas mismas, que sea el espectador quien hile su cuento en el silencio del lugar. 'Es solo una sensación' saca a las salas 0, 3, 4 y 5 del centro de arte contemporáneo vallisoletano pinturas, esculturas, videoinstalaciones y dibujos poco conocidos, la mayoría, de factura reciente. Estará abierta hasta el 18 de mayo de 2026 y tendrá interlocución con otras que se irán inaugurando en el Museo.
«Nos inundan las imágenes, estamos hastiados por su exceso, pero poco se habla del torrente de narratividad, de la imperiosa necesidad de contar. Elaborar un texto aglutinante se ha convertido casi en una obligación. Esta vez quisimos explorar si se puede hacer una exposición sin contar nada, en la que las obras se sostengan sobre sí mismas, lo cual tiende a ser imposible porque enseguida acabamos encontrando hilos conductores», explica Javier Hontoria, director del Patio Herreriano. Además querían mostrar obras de los ochenta hacia el presente, ya que la producción de las vanguardias es más conocida.
Su propuesta deja al visitante al albur de sus estímulos ante tres espacios que aglutinan, sin pretenderlo, la abstracción (sala 3), obras de carácter más estructural y arquitectónico (sala 4), y de formas orgánicas (sala 5). «Las obras siempre destilan algo. A veces son vinculaciones formales, cromáticas, ecos, roces, guiños, pero nosotros no queremos plantear ninguna tesis, no buscábamos contar nada. Aunque luego nos dimos cuenta de que era muy difícil no contar».
La convivencia de las obras durante el montaje ha procurado lazos inesperados. «Por ejemplo la obra de Joaquim Chancho, un catalán muy poco revisitado fuera de su ámbito geográfico, parece prima hermana de la de Pijuán, de quien acabamos de hacer una antológica y el espectador puede sentir que está en un 'deja vú' grato. También han encontrado su diálogo los dibujos de Adolfo Schlosser (1939-2004) con las esculturas de Ángel Ferrant (1890-1961). Y conectarán con la exposición de Moisès Villèlia, uno de nuestros platos fuertes para noviembre. Quizá para entonces esta muestra esté silenciada y la de Villèlia le dé voz».
Cerca de la surcada 'Pintura 670' (2006) de Chancho, la 'Pintura con bandas centrales 2' (1975) de Jordi Teixidor, en ese momento ya en contacto con el grupo Trama y su lenguaje esencialista, minimalista, ya desarrollado. Hasta la forma de nombrar sus obras se reduce a la descripción archivística. En ese mismo espacio, tres óleos de Soledad Sevilla, dos de Elena Assins, el dúo de Germán Delgado, la indagación en el color de Rosa Brun, todas rodean la escultura de Juan Luis Moraza 'LIM TI (YO-%)'.
Al fondo, en capilla aparte, dos castellanoleones se entienden con lenguajes y en tiempos diferentes. 'El dorado III' (2006), del segoviano Carlos León, invita a perderse en su explosión de color, mientras 'Centauro y mujer' (1970), del zamorano Baltasar Lobo, provoca el giro del visitante en torno a la enigmática redondez de su pareja. Estos son algunos de los «hilos sueltos», aludidos por Hontoria que, sin buscarlos, aparecen.
Una gran escultura de Cristina Iglesias anuncia el cambio de tercio, la evocación arquitectónica, la voluntad de construir, la importancia de la estructura y el añadido, diferenciándose en el caso de madrileña a través de los materiales. Fribrocemento, hierro y alabastro crean un juego espacial y lumínico. El Herreriano también ha sacado otra escultura de cemento y hierro de Iglesias, esta segunda más cercana a la pieza de Mitsuo Miura.
Al fondo, en la intimidad creada para que luzcan juntas, dos obras que ironizan sobre el arte y su materialidad. Por un lado, el trampantojo que rodea el lugar de proyección del vídeo 'Piece of fair' (2011), sobre el mundo del trabajo, de Sandra Gamarra. Por otro, 'Paisaje' (1978), de Carmen Calvo, en el que utiliza restos y masa de pintura, además de tapones y tubos de color recortados, para hacer su paisaje. No está pintado aunque está hecho de pintura. Y otro espacio específico para la escultura del Equipo 57 y el vídeo de Sergio Prego 'Black Monday' (2006). La armonía de aquella frente al frenesí de las explosiones y el ritmo machacón de este demanda una parada.
«Los océanos y los mares se han convertido en un subgénero de tal magnitud que es comparable a la fotografía o la escultura. Hay una investigación constante y es sorprendente que se haya aupado con tanta relevancia en el contexto artístico», sostiene Hontoria. Sin buscarlo, unas cuantas obras en relación con el agua, su fluir, su reflejo, el efecto espejo, se han reunido en la sala 5, «por eso hemos usado esa idea tan bonita de Llamazares de 'diferentes formas de mirar el agua'». La 'Precipitación' (1989), de Nacho Criado, es la antítesis de las marinas de Luis Fernández, así como el bodegón de André Masson (1923) con 'El faro de la mirada que me orienta en la inmensidad de un espacio nuevo' (2005), de Chema Alvargonzález.
El Museo Patio Herreriano es el cofre de la Colección de Arte Contemporáneo, una de las más completas de España. La configuraron un grupo de empresas que compraron obra hasta 2013 y que en la actualidad ronda el millar de piezas. La unión de edificio, rehabilitado por el estudio de Juan Carlos Arnuncio, y el contenido se fraguó con Javier León de la Riva en la alcaldía en 2002 y se ha ido renovando a través de comodatos. El último garantiza su permanencia hasta 2027.
«Estamos contentos de cómo está la Colección en el Museo. Hemos ido prorrogándola en función de los intereses de los socios y así seguirá», dice Manuel Valencia, adjunto a la presidencia de la Asociación Colección Arte Contemporáneo. «No hay nada hablado para después. Apreciamos cómo el Museo muestra la colección más importante de España, tras la del Reina Sofía, y queremos que se conozca más». La Asociación CAC nació en 1987, cuando una treintena de empresas españolas alentadas por Julián Trincado, presidente de Unión Fenosa, asumieron el compromiso de formar una colección de obras con el objetivo de descubrir, rescatar y narrar la historia del arte español del siglo XX.
Desde 2019 el director del Museo es Javier Hontoria, que tiene contrato hasta 2027. En la programación anual del Herreriano se contemplan exposiciones que van descubriendo la Colección con 'Es solo una sensación' como último exponente.
En el claustro luce 'Danaides', de Eva Lootz. Las danaides fueron condenadas a transportar agua en cántaros perforados tras matar a sus esposos. El embudo de Lootz se llena y se vacía constantemente en metáfora visual.
La Sala 0 acoge una mirada más política, la de Fernando Sánchez Castillo y su vídeo 'Pegasus dance, coreografía para camiones antidisturbios' (2008).El artista madrileño pone a 'bailar' al son de Strauss a dos camiones asociados con el poder y les otorga una virtud bien distinta. Comparte habitación con 'Ciudad Universitaria' (1939), un guache de José Caballero sobre la batalla de la Guerra Civil librada allí.
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