Un género literario rey en pases cortos
Los textos literarios sobre fútbol buscan transmitir sensaciones trepidantes y dinámicas como la pelota en movimiento dentro del campo
Siguiendo el camino de Silvano «Silver» Masoero, protagonista de la novela de Giorgio Faletti 'Tres actos y dos partes', El Norte de Castilla deja atrás ... el mundo del boxeo para entrar de lleno en otra disciplina deportiva: el fútbol. Este fenómeno de masas omnipresente en el panorama mediático y de ocio lleva en ocasiones al desespero al aficionado al ocio cultural, al que no resta sino ampararse en su soberbia de entretenimiento elevado para justificar el poco éxito que concitan sus intereses en cualquier conversación familiar, laboral o de bar. Pero, como de costumbre, en numerosas ocasiones se hallan rescatables ejemplos en los que el deporte rey y un buen libro conviven para deleite de quienes, dispuestos a despojarse de estereotipos y prejuicios, a bien tienen acercarse al uno a través de la vía del otro.
Es por eso mismo además, y de nuevo fiel a la óptica de clase que ya mostrara el ámbito pugilístico, que tanto en ficciones como en ensayos se haga hincapié en la cara menos visible del fútbol: frente a todas las luces, las millonadas por fichajes y las grandes fiestas de los pichichis, entronca con la tradición literaria de siempre ese gusto por la facción trabajadora, el carácter de lucha que tiene el fútbol de cancha de arena frente al estadio de césped y la reivindicación que hermana a varias personas en una causa común.
En este sentido destaca con creces la novedad 'Una historia popular del fútbol', editada este año por Hoja de Lata y firmada por el galo Mickaël Correia, que siguiendo un relato social del deporte traza un mapa global en el que encara las resistencias obreras frente a la burguesía en Francia, la emancipación de la mujer a través del fútbol femenino británico o la situación del deporte en el franquismo, la dictadura de Mussolini o el estalinismo; además del rol que jugó el fútbol en situaciones como la de Palestina, la del África subsahariana o en plena independencia argelina, entre muchos otros ejemplos históricos.
Esta suerte de reivindicación hacia ese carácter que busca mostrar otro fútbol más modesto y menos mediático, con las botas en la misma tierra ('Futbolistas de izquierdas', de Quique Peinado; o la parte específica destinada al balompié de 'Los bárbaros' de Alessandro Baricco) convive con dignidad junto a otras aproximaciones bien distintas al fútbol desde el mundo de las letras, como las aparentemente fáciles biografías de personajes emblemáticos como Maradona o Messi, pasando por Vicente del Bosque, Zidane, Marcelo Bielsa o Kubala, además del multicoral 'Palabra de entrenador' firmado por Orfeo Suárez. Hay también historiografías de equipos como 'A mí el pelotón' de Patxo Unzueta y 'Athletic' de Jon Rivas, ambas en torno al club bilbaíno, o 'Boquita' de Martín Caparrós, y abundan también las colecciones de anécdotas turbias y que buscan destapar su cara más oscura, como el díptico 'Historias negras del fútbol argentino' de Alejandro Fabbri, 'Parecía un buen fichaje' de Miguel Gutiérrez o el marquetiniano 'Yo soy el futbolista secreto', además de la ineludible vinculación de los ultras que destapa Antonio Salas en 'Diario de un skin'.
Cronistas de oro
Naturalmente no se entendería ninguna colección de textos literarios en torno al fútbol sin que en él apareciera alguna de las compilaciones con textos periodísticos dignos de rescate, que trasciendan el puntual contexto del partido concreto. Así, cabe destacar la colección de piezas de Montero Glez reunidas en 'A ras de yerba', la ultracitada 'La guerra del fútbol' de Ryszard Kapuściński, la brevísima 'El autoestopista de Grozni', de Ramón Lobo; el semiautobiográfico 'La imbecilidad minuciosa' de José María Forte (disfrutable incluso para quien no sea especialmente afecto al fútbol) y otras obras bien diferentes como 'Fiebre en las gradas' del entusiasta Nick Hornby, 'Balón dividido' del mexicano Juan Villoro (autor también de 'Los culpables') o los libros de viajes de Enric González 'Historias de Roma' e 'Historias de Londres', que en su recorrido por las capitales no olvida el deporte rey.
Naturalmente, los autores argentinos tienen aquí (acá) mucho que decir, como demuestran la prácticamente inabarcable oferta que suponen las obras de Dante Panzeri ('Fútbol, dinámica de lo impensado', 'Burguesía y gangsterismo en el deporte' y 'Dirigentes, decencia y wines), Andrés Burgo ('El partido'), u Osvaldo Soriano ('Arqueros, ilusionistas y goleadores' y, en menor medida, 'Rebeldes, soñadores y fugitivos' y 'Piratas, fantasmas y dinosaurios'). Es inmensa, insistimos, la literatura en torno a la historia del fútbol en este país, recogida en 'La pelota no se mancha' de Xabier Rodríguez Sánchez.
Un once de letras
Si partimos de que el lector promedio es capaz de leer unas doscientas palabras al minuto, al tratar de trasladar fielmente lo que dura un encuentro a un texto literario obtendríamos a lo sumo un texto de unas 56 páginas. Quizá por eso resulta más estilado que el deporte rey se desenvuelva en torno a relatos cortos antes que en novelas, en numerosas ocasiones narrados con frases breves y contundentes, a la manera de los mejores cronistas deportivos, que buscan transmitir sensaciones trepidantes y dinámicas como la pelota en movimiento dentro del campo.
Pero tratemos de definir una especie de once perfecto en el mundo de las letras. Como portero y capitán habría que fichar a Eduardo Sacheri, el autor de 'El secreto de sus ojos', que no resiste la tentación de introducir el fútbol de una u otra manera en sus textos de ficción. Sirvan como títulos de este particular pichichi 'Papeles en el viento', 'El fútbol, de la mano', 'Las llaves del reino', 'La vida que pensamos', 'Esperándolo a Tito (y otros cuentos)'...
En la línea de ataque se situarían la vertiginosa narrativa de Roberto Fontanarrosa, 'El Negro', que reúne una selección de sus mejores relatos en la antología 'Puro fútbol'; y otro grande latinoamericano, el uruguayo Eduardo Galeano, que arrima a su particular prosa su pasión por el balompié en dos textos imprescindibles: 'El fútbol a sol y sombra' y 'Cerrado por fútbol'. Tras estos dos delanteros; cuatro centrocampistas, dos de ellos no hispanoparlantes: Peter Handke con 'El miedo del portero al penalty' y Philip Kerr, autor de la espléndida 'Azul de Prusia', que cuenta con una trilogía futbolística-criminal comprendida por 'Mercado de invierno', 'La mano de Dios' y 'Falso nueve'. Con ellos, Roberto Bolaño (por el cuento 'Buba' dentro del libro 'Putas asesinas') y Manuel Vázquez Montalbán ('El delantero centro fue asesinado al atardecer').
En la línea de defensa, dos destacados autores que supieron brillar en el campo de juego: el humor de Wenceslao Fernández Flórez con 'De portería a portería', y la épica de la modestia de Ignacio Martínez de Pisón en 'El fin de los buenos tiempos'. Cierran dos cuentistas de altura: Mario Benedetti ('Puntero izquierdo', 'El césped') y Julio Llamazares ('El penalti de Djukic', inserto en su colección de cuentos 'Tanta pasión para nada').
Gradas y reservas
Numerosos suplentes de altura ocupan el banquillo: calientan en la banda grandes nombres como los de David Trueba ('Saber perder'), Mahi Binebine ('Los caballos de Dios') o Irvine Welsh (muy de pasada; 'Las pesadillas del Marabú', 'Secretos de alcoba de los grandes chefs' y 'Acid House'). El Real Madrid y el F.C. Barcelona protagonizan sendas ficciones de Juan Aparicio-Belmonte ('Ante todo criminal') y Luis Gutiérrez Maluenda ('Ruido de cañerías'). Criminales también son Ferran Torrent ('Especies protegidas'), César Mallorquí ('El juego de Caín') o Jake Arnott ('Canciones de sangre'), pero es el drama quien más retiene el balón con Sérgio Rodrigues ('El regate'), Eduardo Verdú ('Todo lo que ganamos cuando lo perdimos todo'), Ramiro Pinilla ('Aquella edad inolvidable'), José Luis Olaizola ('Senén'), Sergio Olguín ('El equipo de los sueños'), Andrés Ehrenhaus (el cuento 'Un fulgor en el barro' del libro 'Un obús cayendo despedaza') o Hernán Rivera Latalier ('El fantasista').
En cuanto a la liga femenina, aparte de la novela de intriga 'Pez en la hierba' de Ángel Gil Cheza, resaltarían los nombres de Ana María Moix ('Un poco de pasión y otros cuentos de fútbol'), Sara Sánchez Buendía ('Vicente y el misterio del escritor informal'), Cecilia Samartín ('La abuela Lola') y, más tangencialmente, Berna González Harbour ('Verano en rojo') y Maruja Torres ('Sin entrañas'). Y en la categoría alevín justo es reivindicar la labor de formación que llevan a cabo Roberto Santiago y Luigi Garlando, con sus respectivas sagas juveniles 'Los futbolísimos' y '¡Gol!'.
Desde las gradas VIP, cabría arrojar luz sobre el generosos plantel de nombres de las antologías 'Cuentos de fútbol' (Javier Marías -autor también de 'Salvajes y sentimentales'-, Fernando Fernán Gómez, Rosa Regàs, Manuel Vicent o Miguel Delibes con 'El campeonato') y 'Cuentos de fútbol argentinos' (Bioy Casares, Borges, Rodrigo Fresán...), además de los futbolistas metidos a escritores (Valdano, Sampaoli, Mascherano) en la trilogía recopilatoria 'Pelota de papel'. Y en la afición, un público entregado: Sartre, Camus, Günter Grass, Walter Scott, George Orwell, Oscar Wilde, Martin Amis o J. K. Rowling, todos ellos jaleando un partido plagado de pases cortos y de lecturas dignas de gol.
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