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José Ibarrola

¿Por qué decimos 'unos llevan la fama y otros cardan la lana'?

Un nuevo capítulo de la serie web 'Palabras y palabros'

El Norte

Valladolid

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Viernes, 22 de febrero 2019, 17:23

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A veces se llevan los beneficios o las recompensas quienes no se han esforzado o no han trabajado para conseguirlos. Ante situaciones de este tipo empleamos el dicho o refrán unos llevan la fama y otros cardan la lana. Existe además la variante unos crían la fama y otros cardan la lana.

Se trata de un refrán de uso bastante frecuente. También se refiere a que a algunas personas se les achaca algo negativo cuando en realidad otras hacen lo mismo o peor. Alguien carga sin culpa con la mala fama mientras los culpables pasan por inocentes.

Cardar la lana es sacar el pelo a la lana con la carda, que es una especie de cepillo con púas de alambre que limpia y separa unas fibras de otras. Y, en general, cardar es o bien preparar con la carda una materia textil para el hilado o bien sacar suavemente el pelo con la carda a los paños, felpas u otros tejidos.

El origen del dicho parece que tiene que ver con que quienes se dedicaban a la carda o al lavado de la lana tenían fama de rufianes y pendencieros. Porque en los lugares donde se ejercía esta actividad se juntaba mucha gente y solían producirse peleas y altercados. Esto les dio la mala fama de valentones y maleantes que se hizo proverbial. De manera que decir los de la carda era decir gente pendenciera y delincuente.

El refrán ya lo registró Hernán Núñez en su obra Refranes y proverbios, de 1555. Dice así: uno tiene la fama y otr o lava la lana. El Diccionario de Autoridades (1726-1739) incluye el refrán unos tienen la fama y otros cardan la lana con este significado: «refrán que enseña que muchas veces se suelen atribuir a unos los vicios y delitos que otros cometen y saben encubrir». Y también incluye la expresión los de la carda. Dice así: «demás de significar los pelaires que ejercen el oficio de cardar la lana y los paños, metafóricamente se dice de los que son de una cuadrilla de valentones, rufianes o que tienen otro modo de vida malo y vicioso».

El dicho surgió del hecho de que no todos los que se dedicaban a esta actividad eran unos delincuentes. Porque ni todos los de la carda respondían a esa mala fama ni solo entre ellos había gente pendenciera.

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