Regreso al Valladolid más musical

Si 'Voy a pasármelo bien' era 'Amanece en Edimburgo', 'Voy a pasármelo mejor' mira a 'American Graffiti'. «Hemos querido hacer en Valladolid nuestras 'señoritas de Rochefort'», ríe López Lavigne, a propósito del clásico musical de Jacques Demy. Y es que en esta segunda entrega los Hombres G desaparecen y los Pitus se mueven por Boadilla, por Titulcia e incluso por México, pero Valladolid sigue asomando en momentos cómicos, dramáticos y, sí, también musicales.

La Plaza de Fabio Nelli vuelve a verse al comienzo del filme, evocando una de las escenas clave del largometraje anterior. También los espectadores locales más despiertos podrán identificar algunas de las ubicaciones más reconocibles como la plaza de San Pablo, la iglesia de la Antigua o la Plaza de la Universidad, entre otros enclaves icónicos de nuestra ciudad. El Pasaje Gutiérrez es escenario del tierno baile entre Luis y su nuevo amor, Marta. Y una de las escenas más humorísticas, donde «los Pitus» tratan de encontrar dinero fácil y rápido, se desarrolla bajo los soportales del Teatro Calderón.

«Esta franquicia no sería la misma sin Valladolid, que está retratada en cada rincón, y a la que volvemos cada vez que nos quedan sitios donde queremos grabar», sentencia López Lavigne. «Es la ciudad de los Pitus, y por mucho mundo que conozcan, siempre volverán a su casa».

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