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La necesaria revolución de las canas
Antonio Huertas e Iñaki Ortega proponen en su libro la economía del envejecimiento para atajar los problemas del sistema laboral y de pensiones
La pirámide demográfica dio un vuelco y con ello toda una corriente pesimista llegó para cuestionar cómo iba mantenerse un sistema preparado para que la ... población joven sustente a la más longeva. Los sistemas laborales, sanitarios o de pensiones tiemblan ante el imparable crecimiento de la población que vive su periodo de vejez o jubilación y, aunque predominan los discursos catastrofistas, también surgen ideas que buscan potenciar la nueva realidad. Por ejemplo, la economía del envejecimiento que plantean el abogado y presidente de la multinacional española Mapfre, Antonio Huertas, y el economista y director de la Deusto Business School, Iñaki Ortega, quienes expusieron las premisas de su libro 'La revolución de las canas' en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla, patrocinado por la fundación Obra Social laCaixa con la colaboración de la Junta de Castilla y León.
«Siempre hemos pensado que existen tres edades. La niñez, la madurez y la jubilación. Así ha sido durante cientos de años, por lo que las instituciones y nuestra mentalidad están construidas en torno a eso». Explica Ortega que la esperanza de vida a mediados del siglo pasado era de 60 años y hoy en día alcanza los 80, lo que ha creado «nuevas etapas vitales que no teníamos en cuenta». A pesar de esta variación, la edad de jubilación ha permanecido casi inamovible, lo que genera que «hay personas que incluso viven más años siendo pensionistas que cotizantes». En este contexto, Huertas aboga por aprovechar «la gran oportunidad del bono demográfico de los mayores», pues cosechan «el talento que ha hecho que España sea el mejor país del mundo en muchos sectores».
Los autores expusieron a los asistentes que llenaron el salón de actos del Palacio Real de Valladolid que esa nueva «generación de las canas» que va de los 55 a los 75 años obliga a replantear lo que ahora concebimos como inamovible, sobre todo por dos razones que detalla Ortega: «tenemos salud para seguir trabajando y además las instituciones no van a poder aguantarlo».
Entre las medidas planteadas en el libro, Huertas y Ortega rehuyen de la política de prejubilaciones. Según el presidente de Mapfre, «el Gobierno tiene que ser consciente de que es inviable y de hecho tiene que hacer lo contrario, que es incentivar el trabajo en esas edades». Proponen beneficios fiscales para las empresas que mantengan y contraten a mayores, aumentar la formación en esta etapa o apostar por la adaptación de las fórmulas de trabajo, por ejemplo, con el teletrabajo o la reducción de la jornada.
Por su parte, las empresas también tienen que ser conscientes de la situación. Huertas afirma que «la productividad en función de la edad presenta desequilibrio» y considera que «se puede ser menos productivo si no se forma a las generaciones mayores». «Esa contradicción la tenemos que resolver», añade. A las administraciones públicas y las entidades privadas hay que sumar a los propios trabajadores, pues al final, como recuerda Ortega, «es responsabilidad nuestra que seamos consecuentes con que nos queda mucha vida».
Cambio en la comunicación
A todo ello hay que sumar el cambio necesario en la comunicación en lo referente a la empresa, concebida en muchas ocasiones como lejana a la gente de a pie. «Hay que dejar la visión casposa y negativa. A la empresa hay que amarla», manifiesta Huertas. Ortega considera que «la empresa es uno de los mejores inventos de la humanidad porque te permite ser libre», pero «como todos los inventos, en ocasiones no tiene buena prensa».
Entre las intervenciones de los asistentes destacó la de un hombre de 64 años que, más que plantear alguna cuestión a los autores, quiso felicitarles por su obra al vivirlo en su propia experiencia. En la actualidad colabora en la repoblación de un pequeño pueblo de unos 80 habitantes, donde han conseguido que se asiente nueva población y trabajan en un plan de viviendas para mayores. «Me siento útil aportando a la sociedad de esta manera», añadió el que ya es miembro de la generación de las canas.
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