Borrar
Isabel Gemio. Pakopi
Isabel Gemio: «No me resigno a que nada en el mundo pueda curar a mi hijo»

Isabel Gemio: «No me resigno a que nada en el mundo pueda curar a mi hijo»

La presentadora narra el drama de Gustavo, aquejado de la enfermedad de Duchenne, una distrofia muscular degenerativa

Fernando Conde

Miércoles, 12 de diciembre 2018, 08:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A ella, que le alegraba la vida a mucha gente con su magazine de entretenimiento, la vida le tenía reservada una sorpresa. Algo así como una carta para ti que nunca hubiera querido recibir. Si lo que necesitaba era amor, lo tenía. Si alguna vez había soñado con el éxito profesional, lo tenía. Podía dar su palabra de que la vida era un sueño y su rostro uno de los más conocidos de la 3x4. Y para colmo de felicidad, la alegría por la llegada del pequeño Gustavo se completaba con la buena esperanza de un embarazo. Todo era de color de rosa en la vida de Isabel Gemio aquel verano de 1998 hasta que el primer día de otoño trajo consigo dos palabras que trastocarían por completo su vida: distrofia muscular.

Aula de Cultura

  • El invitado. Isabel Gemio

  • Tema. 'Mi hijo, mi maestro'

  • Día y lugar: Teatro Zorrilla. Jueves, 19.00 horas.

El diagnóstico de la enfermedad incurable que padecía su hijo mayor dio paso a una larga travesía de lucha y entrega que ahora se recoge en un libro, mi hijo, mi maestro. Un libro del que la propia Isabel Gemio nos hablará en la sesión del Aula de Cultura que acogerá mañana el Teatro Zorrilla, a partir de las 19 h. El acto, auspiciado por Enrique Cornejo, contará como siempre con el patrocinio de Obra Social laCaixa y el apoyo de la Junta de Castilla y León.

– ¿Por qué este libro?, ¿y por qué ahora que han pasado 20 años desde aquel terrible diagnóstico?

–Durante años me costó mucho verbalizar lo que sentía. Tampoco quise hacerlo mientras mis hijos fueron menores de edad. Y también porque la investigación en enfermedades poco comunes, las llamadas raras, no avanza lo suficiente, y hay que decirlo.

–¿Cómo está social y administrativamente hoy el tratamiento de las enfermedades raras en España?

–Todavía siguen siendo enfermedades poco visibles para la sociedad y para los políticos. Quizás porque la gente cree que eso les pasa a muy pocas personas. Pero no es así. Alrededor de tres millones de personas las sufren en España. Y en inversión científica, estamos muy lejos de la media europea.

–¿La enfermedad –vivida en primera persona– nos hace mejores?

–No creo que una enfermedad haga buena a una mala persona, pero si eres una persona sensible y con inquietudes espirituales, ayuda a crecer interiormente.

–Normalmente dividimos a las personas en dicotomías como buenas/malas, ricas/pobres... Vd. en cambio afirma que la única división importante es sanas/enfermas.

–Sí, y entre personas sensibles o insensibles. La enfermedad es más frecuente de lo que creemos cuando estamos sanos. En un segundo tu vida cambia.

–¿Qué sentido cobra la palabra «incurable» cuando entra en su vida?

–En ese momento cambia tu vida para siempre, se te rompe. Tardas muchos años en recomponer todo. Todavía no me resigno a que nada en el mundo pueda curar a mi hijo y a enfermos como él. Por eso hago todo lo posible: este libro, la fundación con mi nombre para promover la investigación…, todo lo que puedo.

–Ser madre, aún hoy, supone abonarse a la renuncia, pero, ¿qué supone serlo de un hijo con una enfermedad rara?

–Es un dolor difícil de soportar, pero yo hago todo lo posible por transformarlo en algo útil y positivo.

–¿Qué les diría a quienes están en una situación como la que Vd. ha vivido?

–Que luchen y que colaboren con la ciencia. En veinte años hemos avanzado mucho. Tenemos motivos para la esperanza.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios