Borrar
Los ganadores del concurso de relato breve ‘La ciencia y tú’, Aleta Duque García, Mariano Gómez García y Esther San Juan Vigo, junto a los científicos que enseñan a través de la magia Fernando Blasco y Miquel Durán. R. Gómez

La magia despierta el gusto por la Química

El Museo de la Ciencia acogió ayer la entrega de los premios de relato breve ‘La ciencia y tú’ y un espectáculo en el que se desvelaron secretos de la tabla periódica a través del ilusionismo

J. B.

Sábado, 18 de abril 2015, 12:50

La ciencia entra con literatura y con magia. Se aprende con relatos y con trucos. Con esa idea convocó ayer el Aula de Cultura de El Norte al público que llenó el salón de actos del Museo de la Ciencia de Valladolid, donde se entregaron los premios de relato breve La ciencia y tú, convocado en esta quinta edición en torno al tema de la luz.

Inés Rodríguez Hidalgo, directora del Museo de la Ciencia, se encargó de presentar a los ganadores y de resaltar la consolidación de un certamen en el que colabora la Caixa y del que destacó que «cada año gana más calidad y convoca a mayor número de gente interesada en participar; es un gustazo que haya venido esta tarde tanto público deseoso de gozar con la ciencia».

Premiada en la categoría infantil y juvenil, la primera en salir al escenario fue Esther San Juan Vigo, de once años y que vive en Valladolid, autora del relato No sin mis electrones. Su texto fue leído por Javier Escribano, director de la unidad de negocios digitales de El Norte y como regalo se llevó un juguete educativo, un carné familiar de amigo del Museo y un lote de productos del centro museístico.

En la categoría general gustaron por igual al jurado dos trabajos que fueron premiados ex aequo: Años luz, de Basilio Ruiz Cobo, santanderino residente en Tenerife, con quien se conectó a través de Skype, y Sueños eléctricos, de Mariano Gómez García, de 54 años madrileño, que acudió a recoger el premio. Recibió el libro Tesla y la conspiración de la luz, firmado por su autor, Miguel Ángel Delgado, que estuvo presente en el acto; un carné de amigo del museo, una cata para 2 personas organizada por El Norte de Castilla y un lote de productos del museo. A Basilio Ruiz se le enviará el libro Dispara tú primero y otras historias de la neurociencia, de José Ramón Alonso, también director de Políticas Culturales de la Junta que ayer se ocupó de leer uno de los relatos, al igual que el director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo.

El premio del público recayó en Aleta Duque García, vallisoletana residente en Madrid, de 30 años, autora de Las luces del norte, que recibió el libro Neurozapping, de manos de José Ramón Alonso. Tras la entrega de los premios los asistentes disfrutaron de la propuesta de Miquel Durán y Fernando Blasco de aprender ciencia a través de la magia. Profesor de Química en la Universidad de Gerona el primero y doctor en Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid el segundo, ambos protagonizaron una sesión a la que acudió el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José, catedrático de Química. En ella los docentes mostraron al público cómo es posible aprender los elementos de la tabla periódica sin aburrirse y con menos dificultad que las sesudas memorizaciones que tan mal recuerdo dejan en no pocos estudiantes.

El taller La magia de la tabla periódica estaba dirigido a niños, jóvenes y mayores, colectivos de edad de los que ayer había una amplia representación en el Museo de la Ciencia, donde los maestros de ceremonias pusieron de manifiesto que lo que en los juegos de cartas es desorden, en la ciencia se llama entropía. Lo explicaba Fernando Blasco, mientras mezclaba ases y picas ante el auditorio del Museo de la Ciencia en un escenario en el que se proyectaba una imagen con la tabla periódica de los elementos químicos.

El espectáculo Matemáticas+Química=¡Magia! La magia de la tabla periódica está enfocado a despertar la curiosidad del público. Así, ambos científicos y magos animaban a quienes ocupaban las butacas a bucear en aplicaciones para móviles y en Internet para ampliar conocimientos de lo que iban a aprender. Su empeño es convertir la ciencia en algo divertido que no ahuyente a sus alumnos de las aulas donde imparten clases ni a quienes sientan curiosidad. «Lo importante es gozar con el conocimiento, nosotros tenemos poderes mágicos para enseñar», proclamaba Blasco mientras vaciaba constantemente en una palangana una jarra de agua que nunca se agotaba.

Sobre el escenario, una fotografía de Mendeleiev, científico ruso descubridor de la tabla periódica. Cuentan los investigadores que intentó hacer un catálogo de elementos. «Lo que hoy llamaríamos una base de datos, explicó Durán con los elementos que se conocían hasta ese momento: hierro, boro, plata...El agua no es un elemento, es una combinación de dos elementos, hidrógeno y oxígeno». Y empiezan a sacar cartas, marcada cada una de ellas con una letra, haciendo que todas ellas coincidan con combinaciones al azar que identifican elementos de la tabla periódica. «No hemos generado ninguna combinacion inválida de letras», se felicitó Miquel Durán.

De Mourinho a las moléculas

En otro número, una carta gigantesca del dos de corazones era engullida poco a poco dentro un recipiente lleno de un líquido misterioso. Los científicos hablan y hablan, de Mourinho, de Luis Enrique, de la Selección de fútbol y de balones para presentar el fulereno, una esfera metálica que sirve para impartir una lección sobre átomos y moléculas. Con las ideas revueltas y refrescadas por Miquel Durán y Fernando Blasco, vuelven a la carga con una baraja de cartas de póquer. «Vamos a hacer sales, que tienen combinaciones binarias, y lo haremos con una carta roja y otra negra», proponen. Un grupo de niños y niñas voluntarias en el escenario van sacando cartas al azar de un montón que previamente han mezclado sobre una mesa «y todas son sal, siempre coinciden una roja con una negra; los científicos hacemos hipótesis rojo y negro y comprobamos con las cartas que sale lo que tenía que salir, las predicciones se cumplen», apuntaba Durán.

En la enseñanza de Matemáticas es especialista Fernando Blasco a través de trucos de mago y técnicas de divulgación. Con un discurso a medio camino entre los números de varita mágica y el que maneja en las aulas convoca al público a seguir con atención cómo las cartas conducen a la ciencia. Defiende que el ilusionismo tiene una base científica en la que se mezclan indicadores químicos y matemáticos y ayer propuso juegos como el que cerró la sesión del Aula de Cultura. Un experimento colectivo de cartas mezcladas arriba o abajo en función de criterios como el número telefónico acabado en cifra par o impar que tenga cada uno, o si en la casa de cada participante hay o no mascota. Se implicaron la mayor parte de los asistentes, que vieron cómo la carta que al principio del juego mostraron a su compañero de butaca volvía a aparecer como escogida después de intrincadas mezclas. El público aplaude la lección de magia que estos profesores aseguran que late tras la Química y las Matemáticas y animan a descubrir.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla La magia despierta el gusto por la Química

La magia despierta el gusto por la Química