Valladolid

Los suscriptores de El Norte descubren la belleza eterna del Museo de Escultura

El Museo de Escultura de Valladolid es la combinación perfecta entre contenido y continente. Este soberbio edificio histórico, que ya en sí mismo es una increíble obra de arte, da cobijo a grandes maravillas de la escultura de nuestro país. Setenta suscriptores de On+ de El Norte de Castilla tuvieron este martes la oportunidad de sumergirse en la belleza eterna de este museo único. Divididos en dos grupos, lo pasearon y disfrutaron en silencio acompañados por su director Alejandro Nuevo y su subdirector, Alberto Campano, que, con sus explicaciones, lograron que los visitantes se embarcasen en un viaje inolvidable a través de los siglos y «de las emociones que suscita cada una de las obras».

La experiencia museística arrancó con una cálida bienvenida por parte del director de El Norte de Castilla, Ángel Ortiz, quien agradeció al grupo su participación en esta iniciativa «y que sean tan leales al trabajo, no siempre fácil, que desde El Norte se hace todos los días».

Jesús San Miguel es uno de esos fieles lectores del decano. Ya su abuelo lo leía a diario y no quiso perderse la oportunidad de visitar este gran museo. «Me parece una visita muy interesante y a buen seguro que la disfrutamos», adelantaba expectante.

La primera parada en el recorrido fue la imponente fachada, «la mejor pieza del museo» y «la mejor manera de vincular su contenido y el continente». Tras la primera sala, que incluía una colección de obras del siglo XV, época en la que Castilla era considerada como el mejor laboratorio de las artes, la visita continuó por el impresionante claustro del colegio de San Gregorio. Allí, los visitantes quedaron maravillados por la serenidad y la majestuosidad de los capiteles y las columnas, que narran historias religiosas y muestran escenas de la vida cotidiana medieval.

El grupo fue avanzando por las diferentes salas, encontrándose con una amplia gama de estilos y técnicas escultóricas y con obras maestras de reconocidos autores como Alonso Berruguete, Gregorio Fernández y Juan de Juni. Disfrutaron del Ecce Homo de Berruguete, en madera policromada, una figura que abandona la naturalidad para dejarse ganar por un sentido estético del ritmo. «Se trata de una exposición que va increscendo», señaló Alejandro Nuevo. Y tenía razón, porque lo siguiente fue ver los conjuntos del Santo Entierro y el Calvario, ambos de Juan de Juni. «Es algo impresionante. Para mí esta visita está siendo muy emocionante. No venía desde mi época de colegial en el Seminario hace ya 50 años y me trae muy buenos recuerdos», apuntó Vicente Rodríguez, que acudió acompañado de Feli, su mujer. Ambos suscriptores desde hace casi tres décadas.

Uno de los momentos más destacados de la visita fue el encuentro con el famoso Cristo Yacente de Gregorio Fernández, obra maestra del siglo XVII. El grupo se detuvo frente a ella para admirar la delicadeza de su expresión facial y su realismo exacerbado. La visita culminó en la Sala de los Pasos, inaugurada en 1982, en la que se exponen grupos de figuras que escenifican episodios de la Pasión, como si se tratase de un melodrama en su momento crucial. Allí estaban, entre otros, los pasos 'Camino del Calvario' y 'Sed Tengo', de Gregorio Fernández. «Este museo es una maravilla. Yo lo he visitado en infinidad de ocasiones con mis alumnos y amigos. Es una joya que tenemos en Valladolid y que hay que enseñar», señaló la suscriptora Lola Pérez al final de esta visita en la cual el Museo de Escultura se reveló como un lugar de inspiración y aprendizaje donde la magia de la escultura cobra vida.

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