'Ciudad árabe', de G. Tomassi, es uno de los cuadros de 'Viaje a Oriente'. JOSÉ C. CASTILLO

Una mirada fascinada a los embrujos de Oriente desde Valladolid

La sala de La Pasión alberga una muestra que recorre el asombro que territorios y culturas exóticas produjeron en artistas como Fortuny y Sorolla a finales del siglo XIX

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 26 de agosto 2022, 19:00

Tenía apenas 21 años, un crédito de 45.000 reales y en el equipaje un puñado de cartas de recomendación. Aquel joven Mariano Fortuny –confirmado después por la Historia como uno de los grandes pintores del sigloXIXespañol– tal vez no podía adivinar, aquel 12 de febrero de 1860, que estaba a punto de emprender uno de los viajes más decisivos para su inspiración creativa.

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Asomado al vapor Vasco Núñez de Balboa, se desplegaba ante sus ojos la ría de Tetuán. Desde el barco no lo veía, pero allí, en tierra firme, en el norte de ese continente inexplorado para él, se libraba desde el otoño anterior una batalla entre España y Marruecos.

La Diputación de Barcelona –que ya lo había apoyado con becas en su viaje formativo a Roma– encargó al joven Fortuny un reto: convertirse en el cronista gráfico de la contienda, incrustarse en el batallón del general Prim, observar y anotar todo lo que allí viera y, a su regreso, preparar cuatro grandes lienzos al óleo y seis medianos con los capítulos más relevantes del enfrentamiento. Una de esas grandes obras es 'La batalla de Tetuán'.

Pero, como trabajos preparatorios –y luego, por su valía, ya definitivos– Fortuny hizo sobre el terreno un gran número de dibujos, acuarelas y bocetos al óleo. Su estancia en Marruecos se prolongó durante poco más de dos meses (salió del país el 23 de abril), pero en su maleta se trajo la pasión por un territorio al que regresaría dos veces más (en 1862 y 1871) y que alimentó una curiosidad por las culturas exóticas y una vocación orientalista que no solo le acompañó el resto de su vida, sino que inspiró a otros artistas de finales del XIX y de principios del siglo XX.

Dos mujeres contemplan los cuadros sobre odaliscas de Masriera y Agrasot. JOSÉ C. CASTILLO

Parte de esos trabajos de Fortuny (aguafuertes, aguadas y plumillas de marroquíes y pequeñitas escenas de Tánger;acuarelas de rezos árabes y retratos al óleo de ciudadanos del norte de África)forman parte de 'Viaje a Oriente', una exposición que hasta el 30 de octubre puede visitarse en la Sala de la Pasión y que desvela la fascinación que artistas como el propio Fortuny, pero también los levantinos Joaquín Sorolla o Joaquín Agrasot, mostraron hacia unas culturas ajenas que veían con imaginativa curiosidad. «Oriente, en la mirada occidental, es siempre la alteridad, la mirada al otro, 'otriente'», explica Óscar Carrascosa, comisario de una muestra con obras procedentes de las colecciones Pedrera Martínez y Martínez Matosas.

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Esa aproximación creativa hacia Oriente se afronta desde el puro registro fotográfico –fueron muchos los artistas que viajaron al norte de África, Oriente Próximo y el Lejano Oriente en aquella época– hasta la evocación de taller, con pinturas creadas desde la distancia a partir de los ecos llegados de aquellas tierras y gracias a un derroche de fabulación.

Una de esas imágenes poderosas que penetraron en el gusto burgués y los salones privados en los que se promovía el mercado del arte fue la de la odalisca. Ingres, Delacroix o Gérôme dedicaron en algún momento sus pinceles a esas esclavas del harén turco que, entregadas a la música y la poesía (entre otros placeres), conquistaron la atención de numerosos artistas.

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Odalisca de Sorolla. J. C. C.

Es el caso de un jovencísimo Sorolla, quien en 1884 (con 21 años, la misma edad con la que Fortuny descubrió Marruecos)pintó a una de esas odaliscas, con pandereta y mandolina sobre un ramo de rosas, en una de sus obras anteriores a su viaje a París, ya en 1885, cuando descubrió de cerca la pintura impresionista. Esta figura del harén inspiró a otros muchos artistas, como el andaluz Salvador Sánchez Barbudo ('Joven de Tánger' es una acuarela de gran tamaño, sin fechar), el barcelonés Luis Masriera (donde la odalisca presenta una gran colección de joyas y esmeraldas de su taller de orfebrería)o Joaquín Agrasut, de quien se puede ver 'Retrato de una mora' y dos odaliscas más, de rostro occidental.

Muchos pintores se inspiraron en las fotografías que Félix Bonfils, los hermanos Zangaki o Antonio Beato tomaban en aquellos viajes por unos países que prometían exotismo y una mirada alejada de la convención occidental. Uno de los apartados de la exposición indaga en esas estampas cotidianas que reflejan zocos y mercados, callejuelas morunas y horizontes llenos de minaretes. Es el caso de 'Ciudad árabe', de Tomassi, o de 'Campamento beduino', donde Victor-Pierre Huguet reproduce de forma casi idéntica una fotografía de Buenaventura Ubach (1879-1960), un monje benedictino de Montserrat que, con la excusa de conocer de primera mano el oriente bíblico, realizó varios viajes por la zona para generar un importante archivo fotográfico.

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«Oriente no es un espacio geográfico, sino mental, y durante el romanticismo y el posromanticismo pictórico, hubo una corriente orientalista muy relevante que vio allí una fuente de inspiración». La exposición se completa con una colección de estampas venecianas, puesto que esta ciudad italiana se concibió siempre como la principal puerta de entrada a Oriente, desde donde partían buena parte de las expediciones que luego recalaban en Jerusalén, la ruta de la seda, las tierras de las especias. Porque la exposición, destaca su comisario, no se concibe solo como una exploración artística de Oriente desde la mirada occidental, sino también como un homenaje a la idea de viaje, «sobre esos caminos en los que la lejanía, de una manera o de otra, camina hacia la cercanía. La diversidad ante la puesta en común y la visión del otro, como reflexión sobre el conocimiento de nosotros mismos».

'Viaje a Oriente'. Con obras de Fortuny, Sorolla, Benlliure, Agrasot o Fabrés i Costa, procedentes de las colecciones Pedrera Martínez y Martínez Matosas. En la sala de exposiciones de La Pasión, hasta el 30 de octubre. Puede visitarse de martes a domingo, de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 horas.

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