Javier Hontoria: «Tenemos que pelear para que la vida de los chavales ocurra fuera de las pantallas»
Afirma convencido de que el futuro del museo pasa por una programación que trascienda lo estético y contemplativo
Dar visibilidad internacional a los artistas españoles es una de las metas que Javier Hontoria (Madrid, 1975) se fijó a finales de febrero del año ... pasado tras resultar elegido en una selección final de seis candidaturas para llevar el rumbo del Patio Herreriano. El 11 de marzo se incorporó al museo y en este tiempo ha puesto énfasis en el valor de la colección permanente, proponiendo relecturas de sus fondos a cargo de artistas con obra depositada en el centro o sin ella.
En paralelo se han organizado actividades en las que algún aspecto de la exposición se aborda desde el cine, la poesía, conferencias o debates. «Vamos a profundizar en esta línea tejiendo redes e implicando a otras concejalías y colectivos en proyectos ciudadanos de los que un museo de arte contemporáneo debe hacerse eco, como la atención al cambio climático», alega Hontoria.
Está convencido de que el futuro del museo pasa por una programación que trascienda lo estético y contemplativo. «Hay que presentar atención al pensamiento como herramienta para atender el mundo en el que vivimos». Anuncia que a esa idea se ajustará la exposición firmada por el historiador José María Parreño, que a partir del 22 de febrero propondrá una revisión de la colección desde una óptica poco convencional en la que se propone una elucubración sobre el aspecto que podría tener el museo y su fondo artístico dentro de cien años, «una revisión histórica y de hipótesis sobre qué posibles derivas pueden tomar el mundo y el planeta. Va a ser divertida, ocupará dos plantas».
Uno de sus retos es «que el visitante salga de las salas mejor que como entró; tenemos la impresión de que eso está ocurriendo porque la gente nos pide que continuemos y profundicemos en los ciclos de cine con películas elegidas por artistas protagonistas de una muestra».
Se muestra convencido de que haber duplicado la afluencia de menores de treinta años tiene que ver con la presencia en las salas de jóvenes artistas como Mercedes Mangrané e Irene de Andrés. De esta última subraya el éxito de la muestra 'Donde nada ocurre', una reflexión a través de fotografía y vídeo sobre Ibiza y las discotecas y espacios de ocio que convirtieron la isla en un paraíso hedonista y con años han sucumbido al cambio de usos o al abandono. «La muestra 'Una dimensión ulterior' también ha sido muy bien acogida y aplaudida; están viniendo trenes llenos los fines de semana, con mucha gente de Madrid interesada en ver las exposiciones». Uno de sus propósitos es hacer del museo un altavoz internacional de la obra de artistas españoles y atraer a extranjeros. «Entre las exposiciones programadas hasta mediados del año que viene figuran creadores internacionales que van a ser atractivos para la ciudad; resultará interesante mirarnos a nosotros mismos desde los ojos de otros».
De la oferta expositiva de este año avanza que ahondará en captar nuevos públicos y en la idea de ser un ente «útil a la sociedad». El progreso con sus luces y sombras vertebrará conceptualmente las exposiciones que en febrero reunirán a la escultora Eva Lootz, las fotografías del madrileño Alejandro Garrido y sus geografías urbanas y del gallego Virgilio Viéitez con sus imágenes de ámbito rural como complemento a los paisajes de Sanlúcar de Barrameda pintados por la sevillana Carmen Laffón.
Convencido de que los museos deben aspirar a formar parte del imaginario colectivo de la sociedad, Javier Hontoria se daría por satisfecho si los ciudadanos se convirtiesen en «usuarios habituales de los museos, que entrar en ellos no sea una cosa excepcional. Tenemos que pelear para que la vida de los jóvenes ocurra fuera de las pantallas».
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