Fundación Cerezales: Investigación y arte se fusionan en un pequeño pueblecito leonés
La Fundación Cerezales Antonino y Cinia programa conciertos, talleres y presentaciones de libros
claudia carrascal
Domingo, 16 de agosto 2020, 12:15
El verdadero valor de una fundación está en escuchar a las gentes de su entorno y aportar su granito de arena desde el respeto y la vocación de desarrollo del territorio, estos son precisamente los ejes que marcan el trabajo de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia. Su objetivo es transferir el conocimiento que atesora a la sociedad a través de la producción cultural contemporánea y la etnoeducación, según explica el curador Alfredo Puente.
A su juicio, la cultura en el siglo XXI tiene que entenderse desde registros dispares, por eso, la actividad de la fundación aborda disciplinas que van desde la música, el medioambiente, la meteorología o la sociología hasta la economía. Esta institución ubicada en el municipio leonés de Cerezales del Condado, con menos de 80 habitantes, se creó en el 2009 y lo hizo, según Puente porque «había un férreo deseo de demostrar que todo el mundo tiene el mismo derecho de acceder a la cultura, con independencia del lugar en el que resida».
'Región' de Ibon Aranberri
Una de las obras más significativas de la fundación es 'Región' de Ibon Aranberri que permitió al autor sumergirse en la historia del Palacio de los Allende, ubicado en Burón (León), y extraer las arquerías, que se trasladaron a la fundación. Asimismo, se elaboró un díptico fotográfico del proceso de limpieza del solar, un ejercicio que Alfredo Puente califica de «casi forense» y que representa «la manera de estar presente en el territorio». Este proyecto también ha permitido analizar el impacto de los grandes embalses del Porma y de Riaño en la zona en la que se encuentran los restos del palacio.
Su interés radica en que no es solo un archivo de obras arte, sino que también está presente en la producción de las piezas que colecciona. «No se trata de salir al mercado y comprar, queremos que sea un proceso mucho más profundo y en el 90% de las piezas que incorporamos hemos sido testigos de las diferentes fases de producción. Esa proximidad a los artistas hace que el conocimiento sea mucho más permeable», matiza.
La sede está en las escuelas del municipio, un edificio de época republicana proyectado por el arquitecto Luis Aparicio Guisasola en 1933. En los años 50, el éxodo rural provocó el cierre del colegio y el abandono del edificio, aunque gracias a las mejoras y renovaciones del siglo XX fue reconocido en 2017 con el I Premio a la Construcción Sostenible en Castilla y León.
La colección permanente se hace visible en proyectos expositivos concretos, que siempre tienen que ver con el territorio en el que se enmarca o con la forma de ver el mundo desde dicho enclave. Entre las obras que atesora destacan nombres como el de la fotógrafa Cristina García Rodero, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; el artista británico Hamish Fulton, la pintora asturiana Irma Álvarez-Laviada, el artista japonés Tadanori Yamaguchi, el pintor y escultor Eduardo Arroyo, el activista y artista visual Daniel García Andújar o Rogelio López Cuenca. Por su parte, el equipo curatorial se encarga de investigar de forma permanente las diferentes obras con el fin de elaborar trabajos teóricos y prácticos en constante revisión.
En definitiva, se trata de una colección del siglo XXI «abierta a todo tipo de soportes, temáticas y lenguajes, pero siempre con un guiño al mundo rural». Algunas de las obras más destacadas son, tal y como menciona el curador, 'Territorio Archivo' de Chus Domínguez, que consiste en una recopilación de fotografías domésticas que reflejan las transformaciones de la sociedad y del territorio a lo largo del último siglo o el juego con el espacio la pintura y la arquitectura de Irma Álvarez-Laviada.
Otro de los grandes atractivos de este espacio es la amplia oferta de actividades culturales que organiza durante todo el año, desde conciertos y espectáculos de artes escénicas hasta talleres y presentaciones de libros, eso sí, ahora respetando los protocolos sanitarios y con aforos reducidos. Además de muestras temporales como 'Olvidados del tiempo' del fotógrafo becado por la Real Academia Española en Roma Juan Baraja que pueden visitarse hasta noviembre.