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Carmen Madreñarroja, entre sus 'Espantaanimas para pastoras'. M. Á. Santos

Espacio Abierto reúne los monstruos de Ana Musma y las hadas de Carmen Madreñarroja

Las dos artistas utilizan materiales orgánicos; animales la gallega, vegetales la leonesa

Victoria M. Niño

Valladolid

Viernes, 28 de febrero 2025, 18:29

La galería Espacio Abierto ha mutado en onírico bosque donde la ligereza de las hojas con las que trabaja Carmen Madreñarroja contrasta con la rudeza ... de pelo, percebes, cortezas de eucalipto con las que esculpe Ana Musma. La suya ha sido una cita a ciegas que han promovido los organizadores de la exposición y su relación tiene seis semanas para cuajar.

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Las lunarias de Carmen reciben al visitante en sutil cortina, la 'Túnica de Xana', un móvil que responde al ímpetu con el que se abra la puerta. Junto a ella, 'Casco de Yegua', de Ana. La primera crea con materiales vegetales, la segunda, tiene en marcha el proyecto 'A Rapa das Bestas', en el que utiliza crin de los caballos. Ese 'casco' tiene forma de elegante zapato de corte de salón con tacón de pelo, una fantasía que reta a la física. Más adelante, cuelgan de la pared sus 'Aloitadoras', las tijeras con las que los mozos cortan las crines a los caballos salvajes, con los filos envueltos por el pelo, que vuela en sinuosas estelas.

Entre la evocación equina cuelgan del techo los 'espantaanimas' de Carmen. «Los pastores y las hilanderas están en la inspiración de este trabajo. Me interesan los trabajos manuales del campo, las tejedoras, por eso uso lana y cardos. Esos espantaanimas forman parte de los cuentos que nos contaban de que las hilanderas trabajaban de noche porque era cuando no se podía hacer nada fuera y en invierno eran largas. Para que las ánimas no molestaran a las mujeres los colocaban en las ventas», explica Madreñarroja. También utiliza líquenes, «por su larga duración». Al fondo, la cascada de hojas de roble, 'Cola de caballo', se llama. «Hago piezas con ocho hojas cada una, contrapuestas formando una corona y con bramante por dentro para colgarlas. Se trenzaban así para los mantos de pastor».

En el centro de la sala, la 'Mujer savia', de Musma, hecha con cortezas de eucalipto, una escultural silueta femenina acabada en pezuñas de caballo. Y a su derecha, 'Manicura disidente', un mensaje en lenguaje de signos hecho con manos cuyos dedos son percebes. «No nos moverán» dicen los crustáceos domesticados por Ana Musma.

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Semillas, pétalos, pan, fibras vegetales y tierra completan el repertorio material que usan estas dos creadoras ligadas a sus tierras de origen.

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