El Sr. Boliche reúne tres maneras de ser profesional del cómic
Candela Sierra, Cristina Durán, Miguel A. Giner y Marc Torices participan en los XXIV Diálogos en Valladolid
Desde el estudio de diseño, desde la animación y desde la docencia. Así crean los cuatro dibujantes que protagonizan los XXIV Diálogos del Sr. Boliche ... que se celebran hoy y mañana en la Biblioteca Pública de Valladolid. Candela Sierra, autora de 'Lo sabes aunque nunca te lo he dicho' (Astiberri) charlará hoy con los lectores a las 19:30 h.
La malagueña es profesora de la Escuela Minúscula de ilustración de Madrid y está preparando un libro para la editorial francesa Virages Graphiques. Está nominada al Premio Miguel Gallardo al autor revelación de la edición del Salón del Cómic de Barcelona.
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Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou (sábado, 12:30 h.) son un ejemplo de trabajo en equipo. Hace treinta años, cuando estudiaban Bellas Artes en Valencia fundaron, con otros dos compañeros, el fanzine 'No Aparcar Llamo GRUA'. «Nos enfrentamos al público por primera vez, fue una época muy bonita y nos sirvió para dar el salto profesional», explica Cristina. Luego se quedaron ellos dos en LAGRUAestudio en el que Durán dibuja y Giner escribe. «No se puede vivir solo del cómic autoral, pero entre la publicidad, los encargos y la cartelería hemos logrado vivir de una profesión creativa», dicen los Premios Nacionales de Cómic de 2019 por 'El día 3' (Astiberri).
Miguel, profesor en el Master de diseño de la Universidad de Valencia, siempre dice a sus alumnos que primero hay que ser un buen lector. «Intento buscar historias que me emocionan como lector y luego como autor. Cada cómic son años de trabajo así que si no te apasiona, puede ser un suicido mental». le cuenta sus ideas a Cristina que es quien las dibuja. «Suelo confiar en su criterio, tiene buen ojo para las historias. Cuando no me convence se lo digo. Los libros son decisión de ambos. Viajes de ida y vuelta. Yo dibujo y vuelve a él, que colorea», dice ella.
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El último juntos ha sido el aclamado 'María la Jabalina'. «Empezó siendo un encargo pero luego lo hicimos nuestro. Al ser un cómic de época tuve que documentarme, al comienzo me bloqueé con las imágenes de violencia, mi dibujo no es nada realista. Vi muchas fotos y sobre todo me sirvió el cómic de Elías Taño 'Garafia'. La composición de las páginas me permitió llevarlo a mi forma, encontré el camino».
Los autores de 'Una posibilidad' o 'Cuando no sabes qué decir' tienen también proyectos personales. Miguel Ángel publicará a final del año otro cómic con Rubén Gil y quiere retomar sus proyectos de literatura juvenil. Cristina hace ilustración para Las Arts y tiene un cómic de fondo sobre una circunstancia personal que le llevará más tiempo. Mientras el 18 de abril participan en un volumen de Astiberri junto a Greenpeace sobre el cambio climático, 'Ecotopías'.
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Por su parte, Marc Torices (Barcelona, 1989) cerrará los Diálogos el sábado a las 18:30 h. Es un viñetista a un personaje pegado, Cornelius, que nació en tiras, siguió en libro y pronto será un cortometraje de animación. «Es un perro antropomorfo que trabaja como auxiliar de mantenimiento en un polideportivo. Su conducta provoca la conmiseración de los demás porque es un mártir, un pobre perro al que todo le sale mal y todos le tienen lástima. El humor gira en torno a su desgracia y cómo los acontecimientos le van definiendo. El drama es que se empecina en ser víctima y acaba por romper la empatía del lector», explica Torices que codirigirá con Krhis Cembe (Premio Goya por 'To bird or no to bird') el corto.
En 2023 compiló buena parte de las historias de este perro en 'La alegre vida del triste perro Cornelius' (Apa Apa). Precisamente este editor le puso en contacto con Nórdica y su incipiente colección de cómics hace casi una décadas y publicó con Jesús Marchamalo en dicho sello una biografía de Julio Cortázar. «Esa fue la primera vez que salí de mis cosas. Marchamlolo es un tipo muy cercano y me enseñó la biblioteca de Cortázar en la Fundación Juan March. Era también su primer cómic, así que los dos estábamos probando la temperatura del agua. Cortázar es muy imaginativo, ve la realidad de forma distinta, intenté plasmar ese juego constante. Tiene la idea de que la obra definitiva de un artista es su vida misma. Dar un paseo con él debía ser la hostia».
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