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Las atmósferas limpias de los líquenes inspiran la pintura de Julio Martínez
El artista vallisoletano muestra su obra de los dos últimos años en la galería Espacio Abierto
Heterodoxo, nada academicista, autodidacta, así se define Julio Martínez pintor que no pinta sino que «hago que el cuadro ocurra». El artista vallisoletano muestra la ... serie en la que trabaja desde hace dos años en la galería Espacio Abierto bajo el título de 'Liquen'.
Liquen porque es el leit-motiv de esas formas que Martínez suspende sobre sus ricos fondos, liquen «porque me sirve como metáfora, me interesa su forma, su proceso, su capacidad para sobrevivir en la hostilidad, en lugares imposibles, en condiciones extremas. Me sirve para reivindicar lo real, la pintura es real. Además el liquen es un indicador de atmósferas limpias que es lo que necesitamos en un momento como este. Es mitad alga mitad hongo lo que apunta a la colaboración, a la simbiosis necesaria para salir adelante».
Julio Martínez sale y entra en los cuadros en los que experimenta con colores y formas, con los que trata de «expandir la pintura, la materialización de los conceptos». Busca en la pintura «equilibrio y energía» y eso mismo es lo que intenta transmitir.
Le obsesiona el orden y la claridad, sus imágenes tienen un ritmo interno y las formas, orgánicas y aparentemente azarosas, obedecen a una cadencia precisa. Hay quien intuye ramas, corales, sierpes que se confunden con serpientes. Se gran profundidad lograda con el tratamiento del color que busca «provocar el deseo de ver más». Martínez sostiene que «la pintura puede suspender el tiempo, tiene esa capacidad de detenerlo», de clavarnos delante de un cuadro en el que todo está suspendido, móvil y fijo a la vez.
Desde hace tiempo Martínez está muy interesado en la serigrafía y algunas de sus obras en este soporte también pueden verse en 'Liquen', que estará abierta hasta el 22 de noviembre.
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