Los campos de energía enmarcados de Julio Martínez
El artista vallisoletano cuelga su 'Danza estelar' en la galería Espacio abierto hasta el 7 de octubre
Primero la pintura, luego las palabras, el orden. Julio Martínez bautizó al conjunto de sus últimas obras 'Danza estelar' poco antes de exponerlas en Espacio ... abierto. Los «haces de luz» que las recorren bailan, sobre colores nuevos con tramas delicadas que afloran y se desvanecen. Lo harán en dicha galería hasta el 7 de octubre.
«Los cuadros son para mí campos de energía que liberan haces de luz. Que sean formas más o menos evocadoras de la realidad, eso lo decide el espectador», explica el artista vallisoletano que se define como autodidacta y en continua búsqueda de un método propio, en continua experimentación. Trabaja desde «lo celular hasta lo cósmico», de lo pequeño a lo universal. Le gusta la «materialidad» de la pintura, lo que tiene de propio que no puede sustituir la fotografía, «la textura, la diferente vista según incide la luz».
Las formas y, sobre todo, el color articulan su trabajo. «Trabajo tanto el color, en mi pintura ninguno es puro, que no sé como llegué a este azul», y señala el de un cuadro que se acerca al añil sin llegar a serlo, «sigo investigando».
Alterna lienzos con piezas sobre papel. Hay alguno sobre fondo negro, eslabón con sus anteriores 'constelaciones abisales' que expuso en el Patio Herreriano, pero raudo aclara, «ese no es negro sino azul prusia». Ha buscado el ritmo en la escala cromática a la hora de intercalar obra y tamaño.
Materialidad tangible
«Trato de transmitir en mis cuadros equilibrio y energía, lo que me da la pintura, mi forma de estar en el mundo, mi terapia», explica Martínez, quien apela más a la emoción que a un discurso. «Elimino todo componente narrativo para que el espectador adquiera conciencia de la pintura y sus propiedad físicas. La pintura posee la capacidad peculiar de convertirse en un lugar que se experimente lo real, lo concreto, en contraposición con lo representado», sostiene el pintor.
Sus intentos más logrados son los que llegan a la sala, donde se perciben «formas emergentes y evanescentes, según la luz. A lo largo del tiempo mis formas han pasado de rígidas a fluidas. Para unos son estrellas, para otros medusas, siempre en movimiento». Una serigrafía que celebra la serie le ha abierto la puerta de ese soporte, en el que trabaja ahora.
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