Cómo vive un graffitero
El festival de cultura callejera Faro Urbano dio comienzo ayer con exhibiciones de skate y conciertos
Elena g. castañón
Sábado, 12 de julio 2014, 17:46
Adoptar la cultura urbana como forma de vida es un proceso natural y casi necesario para quien se siente identificado con ella. Para explicar las causas y consecuencias de esta decisión, para desterrar posibles prejuicios y sobre todo para disfrutar en compañía, el festival Faro Urbano dio comienzo ayer a su séptima edición.
Con la intención de tomar un carácter más internacional, la asociación cultural Fresas con Nata Crew, el Ayuntamiento de Valladolid y el Espacio Joven, se encargan año tras año de contar con la presencia de profesionales de distintos países en el festival. Las masterclass y conferencias de los artistas son uno de los puntos fuertes del evento. La cultura urbana como forma de vida es la charla que ayer impartieron algunos de los jueces del festival en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid, transmitiendo a través de sus experiencias cómo vive un Dj, un graffitero o un bailarín. Uno de los conferenciantes, el italiano Tony Flower, define la cultura urbana como una manera de comunicación y de expresión en la que lo más importante es decir algo. «El baile es la mejor manera de expresarme porque se trata de la primera forma de comunicación y tengo libertad para decir lo que quiera», asegura Flower, que practica locking, un tipo de baile callejero popularizado en los años setenta por el bailarín norteamericano Don Campbell.
En las distintas disciplinas que componen la cultura urbana, no es tan importante el cómo sino el qué. Tony Flower incide en este punto para recalcar la importancia de transmitir algo, en su caso, al bailar. «Tienes que contar una historia cuando bailas y la gente tiene que entenderla. En esta cultura lo más importante es hacer algo. Si haces algo que transmita una idea, lo estás haciendo de la manera correcta», apunta Flower.
Skate en Portugalete
Tampoco la edad es un impedimento para sentirse parte del movimiento urbano. Un ejemplo de ello tuvo lugar ayer en la plaza Portugalete, en la que se reunieron aficionados y curiosos para disfrutar de los trucos de skate que los participantes ejecutaban al ritmo de la música. Por parejas y acompañados de su tabla, jóvenes de todas las edades midieron sus habilidades sobre ruedas. Después, un micro abierto y un concierto de hip hop pusieron fin con banda sonora a la tarde de viernes.
Esta corriente urbana no es ni mucho menos actual, sino que cuenta con un recorrido de décadas en las que ha ido evolucionando. Tony Flower resalta la importancia de este hecho, remitiéndose a la primera generación de artistas de este movimiento y a la importancia de aprender del pasado, aunque con la vista puesta en el futuro. «La primera generación de este movimiento puede ayudar a que crezca, a entender qué era y en qué se está convirtiendo. En nuestra cultura necesitamos mucha comunicación entre ambas generaciones porque el bagaje cultural propio requiere diferentes puntos de vista y no todo está inventado aún», explica el bailarín.
Las distintas formas de expresión con las que cuenta la cultura urbana abren un amplio abanico de posibilidades de comunicación. Una tabla de skate, un bote de pintura o un micrófono pueden convertirse en el mejor medio para contar historias y, tal y como asegura Flower, «crear momentos que puedan comprenderse».
Faro Urbano apuesta por este tipo de arte en el que no existe nada vacío de contenido, sea más o menos comprensible por parte del público. Para evitar estereotipos y prejuicios, el festival pretende fomentar la participación ciudadana, así como la difusión de información acerca de los modos de vida de los artistas urbanos. «La única manera de saber de qué trata esta cultura es preguntar, conocer, informarse. Sin embargo, hay mucha gente dentro de la cultura hip hop que no sabe nada sobre ella y tampoco resulta fácil encontrar información real», asegura Tony Flower, que advierte de los beneficios de la cultura callejera como modo de vida como si de una terapia se tratase. «Esta cultura ayuda mucho a la gente, es muy positiva para quien la practica y una muy buena manera de mejorar uno mismo», añade.
Durante tres días, Valladolid se convierte en referencia de la cultura urbana, fomentando el arte de crear y contar historias con el cuerpo y con las herramientas que cada uno tenga a su alcance. «Faro Urbano es una oportunidad de compartir con otros artistas y ahí reside el motor de esta cultura», apunta el bailarín italiano Tony Flower.
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