La visión internacional: cómo visualizar el millón de muertos por covid
Una selección de artículos sobre la pandemia publicados en medios internacionales
-Un millón de muertos por covid-19. La cifra sobrecoge si se tiene en cuenta que solo han pasado diez meses desde que una neumonía comenzó a afectar a los habitantes de una localidad china cuyo nombre ha pasado a la historia: Wuhan. Un millón de muertos en menos de un año: una cifra superior a la que ha causado el sida. O la malaria, gripe, cólera y paperas, todas juntas. Visualizar un millón de muertos está fuera del alcance de la mente humana. Lo subraya Di Paolo Giordano en un artículo en el Corriere della sera titulado 'Esa humanidad más allá de los números'. «Si me piden imaginar a diez personas en una habitación puedo hacerlo sin dudar. Con algo más de esfuerzo puedo representar cien o incluso mil en un teatro. Pero si me dicen 30.000 en la calle, mi seguridad empieza a vacilar». Si hablamos de un millón el pensamiento se vuelve abstracto. Así que Giordano busca otras analogías para visualizar la magnitud de la tragedia que vivimos: el promedio de muertos que se agrega cada día es de 5.000. Es, más o menos, el número de estrellas que se pueden ver en un cielo limpio, sin luna ni contaminación lumínica. Cada día mueren todas esas personas de covid. Un día. Otro. Otro. O por situar la cifra en otro contexto: en el mundo han fallecido ya por esta enfermedad una de cada 8.000 personas. Cada una con su historia. Y el número sigue creciendo.
-Sigue en aumento porque la pandemia no se detiene. Con la progresión actual será «inevitable llegar al segundo millón de muertos», señala en El Colombiano Nathalia González Jaramillo, médica epidemióloga del Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna (Suiza). Para evitarlo, habría que extremar todas las medidas de prevención y evitar las aglomeraciones y reuniones en sitios cerrados y con mala ventilación. Nada nuevo que no sepamos. Pero ya se ha visto que el virus sigue golpeando, a pesar de todo. Si las cifras se mantienen, en febrero de 2021 ya serán dos millones de muertos en el mundo. El símil de un intensivista de un hospital de Burdeos es claro: la primera ola fue un 'sprint'. La segunda es un maratón.
Finlandia desarrolla un proyecto piloto para detectar el coronavirus. Lleva menos de diez segundos y lo realizan perros entrenados. Cuando los pasajeros llegan desde otros países, son invitados a que se pasen una toallita por el cuello para recoger muestras de sudor. Las toallitas se depositan en una caja y ahí es donde los perros desarrollan su trabajo. Los canes pueden detectar a un paciente infectado de coronavirus en diez segundos. El proceso completo tarda un minuto, prometen los investigadores. Por supuesto, cada caso detectado debe ser corroborado por un test. Un grupo de 15 perros y 10 instructores han sido entrenados para el proceso. Entre ellos está Kossi, un perro de rescate español que ha desarrollado también la detección de casos de cáncer, como cuenta Anne Kauranen, periodista de Reuters.
La buena respuesta inmunológica de los niños al SARS-CoV-2 y su comparación con la que ofrecen los adultos es el objeto de un estudio publicado en Science Translational Medicine del que se hace eco The New York Times. En esencia, este informe explica que una rama del sistema inmune de los más pequeños evolucionó para proteger contra patógenos desconocidos y es la que permite neutralizar el coronavirus antes de que empiece a causar daños. Los niños son más proclives a encontrarse con microorganismos novedosos para sus cuerpos y de ahí la rápida respuesta. En los adultos, el sistema inmunológico está más «silenciado», como señala Betsy Harold, la experta en enfermedades infantiles que ha liderado el estudio.
La frenética carrera por desarrollar una vacuna contra la covid-19 crea problemas. Kan Chai, un popular columnista y escritor chino, notó extraños efectos secundarios después de recibir una segunda dosis del remedio que ensaya el gigante asiático. «Cuando conducía me sentí mareado, como si estuviera conduciendo borracho. Detuve el coche, descansé y luego me sentí mejor», explicó en declaraciones recogidas por Associated Press. China ensaya esta vacuna en los propios investigadores antes de que se hayan determinado sus efectos argumentando «una situación de urgencia» para proteger a los encargados de buscar una solución para detener la pandemia. «Si estas personas se infectan, no habrá manera de producir la vacuna», expone Yin Weidong, director general de SinoVac, una compañía que ya ha inyectado dosis a más de 3.000 personas entre empleados y familiares.