Los técnicos aislados en Valladolid por Covid-19: «El encierro no es difícil y hemos estado muy cuidados, lo durísimo es para la familia»
Los resultados negativos del coronavirus han liberado a los trabajadores que se confinaron en un local de Ambuibérica al no poder estar en su casa
Les tocó. Uno de los más veteranos y una de las más jóvenes de la plantilla de Ambuibérica. Compartían jornada y ambulancia y ... aquella llamada no anunciaba que el coronavirus había llegado también a León. Fue el tercer caso de Castilla y León, después, tan solo entonces, de uno en Valladolid y otro en Segovia. Ahora ya suman trece en la comunidad.
Un trabajador en una empresa – «ni siquiera sabíamos entonces que era camionero, que igual nos hubiera hecho pensar en un viaje»– se puso muy mal, «con convulsiones e inconsciente y fuimos para trasladarlo al hospital. Nos dijeron que fuéramos yendo que ya iban médico y enfermera del centro de salud y así fue».
Es el tipo de desarrollo de esta alerta sanitaria que menos quisieran encontrarse estos profesionales de Emergencias sanitarias, el de una aparente llamada normal que esconde un positivo. Gustavo Vega, de 54 años y medio berciano medio argentino, conductor de la ambulancia y técnico y su compañera, Verónica Martínez, de tan solo 22 y medio zamorana medio leonesa, compartieron experiencia y luego, aislamiento. Él suma seis años en el servicio, ella tan solo seis meses y le llegó pronto «la experiencia más dura». Trasladaron al paciente al complejo asistencial de El Bierzo, en Ponferrada, donde este hombre de 62 fue ingresado; después, cuando retomó la conciencia y pudo ser examinado e interrogado –dado que procedía de Milán, foco de riesgo de la epidemia– fue sometido a las pertinentes pruebas que dieron positivo. Fue el momento de vigilar contactos, y estos dos técnicos fueron los primeros y, aunque asintomáticos, se les indicó su necesario confinamiento. El paciente fue trasladado al hospital de León, dado que tenía a la familia en la capital, pero ya con los adecuados equipos de protección individual por otros técnicos.
«Facilitarnos este apartamento ha sido una salvación. ¿Cómo estar en casa con la familia? Daba miedo»
Gustavo vega
Gustavo y Verónica han estado recluidos a la espera de los deseados resultados negativos que este viernes les dieron la libertad y pudieron volver a Ponferrada. «Hemos estado aislados en el apartamento que Ambuibérica nos puso en sus instalaciones, en Valladolid y lo hemos agradecido muchísimo porque yo tengo un niño pequeño y a mi mujer y Verónica también gente, familia y era un doble riesgo convivir con ellos sin saber si nos habíamos contagiado o no», explica Gustavo. «Al confirmarse que aquel paciente estaba enfermo, además de con algo neurológico con una infección por coronavirus y la empresa nos ofreció este espacio nos salvó, de verdad, porque estábamos preocupadísimos».
«Hemos estado tratados de maravilla. Es la verdad. No nos ha faltado de nada, comida, agua... y nos llamaban, cada día, dos y tres veces desde Salud Preventiva de Ambuibérica para ver cómo íbamos, nos controlábamos los síntomas como fiebre o malestar general pero no hemos tenido nada. Los teníamos 24 horas a nuestra disposición».
El tiempo que se tardó en constatar que el paciente era un positivo retrasó el aislamiento de estos dos trabajadores que, al final, han vivido en las instalaciones de Ambuibérica en Valladolid solo una semana . «Es aburrido sí –coinciden– pero lo hemos llevado bien». Lo peor, también lo comparten, «ha sido lo mal que lo ha pasado la familia. Esto ha sido durísimo –destaca Gustavo– porque estaban muy preocupados, pendientes cada minuto, con miedo a que los mintiéramos. 'Seguro que estáis tosiendo y os lo calláis', nos decían».
«Son muchas horas encerrados y con poco que hacer, sin poder salir. La verdad es que no se lo deseo a nadie;pero estamos, por otro lado, contentos. La empresa no tenía ninguna obligación de facilitarnos este local y nos quitó un gran problema de encima. Fue una salvación, de verdad. Estamos deseando volver a casa, como es lógico, y deseando recuperar la rutina, pero hemos estado muy bien».
«Ha sido lo peor que me ha pasado en la vida; pero ha sido más por los del exterior que por mí»
verónica martínez
Gustavo describe que las condiciones del apartamento eran «buenas, las ventanas ¡claro que se podían abrir!, otra cosa es que intentábamos hacerlo poco para no acatarrarnos y tener síntomas... pero, mientras nos duchábamos, aprovechábamos a ventilar». Describe asimismo el conductor de la ambulancia que cuando acudes no vas del todo desprotegido. Las cosas se hicieron bien. Llevábamos guantes, siempre te los pones aunque sea para una rodilla, no tocas a un paciente sin ellos. Mascarilla no, pero sí guantes y es así como lo manipulas para trasladarlo, solo los tocas lo imprescindible».
También Verónica, que se incorporó a este puesto el pasado mes de julio, relata que lo han llevado bien; pero «ha sido lo peor que me ha pasado en la vida». No obstante, «esperar aquí ha sido peor para mi familia que para mí». Gustavo añade que «me preocupaba ella porque es muy joven, a ver cómo llevaba el aislamiento pero lo ha aguantado estupendamente».
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