Una médico en el centro de Delicias de Valladolid. Gabriel Villamil

Castilla y León se enfrenta a 1.237 jubilaciones de médicos en tres años y a una baja reposición

rADIOGRAFÍA DE RECURSOS PROFESIONALES MÉDICOS ·

La plantilla de Atención Primaria ha perdido efectivos en el último decenio y la edad media de estos profesionales es de 52 años

Ana Santiago

Valladolid

Lunes, 26 de octubre 2020, 07:08

Once años, los mismos que se tarda en formar un médico especialista, han pasado desde que numerosos estudios estatales y autonómicos apuntaran al grave y ... acuciante problema de falta de médicos y enfermeros, sobre todo. La formación no se ajustaba a las necesidades del mercado laboral y las jubilaciones se echarían encima sin reposición suficiente. Y así ha sido. Y ahora, además, con una pandemia que pone en jaque al sistema sanitario porque necesita más personal sanitario que nunca. Las carencias se registran sobre todo, aunque no solo, en las especialidades que más se necesitan frente a la covid (intensivistas, internistas, neumólogos y médicos de Familia y urgencias) algo mejor dotados están los servicios de Anestesiología. Además hay muchas más bajas laborales –180 médicos y 316 enfermeros, entre otro personal, actualmente por coronavirus– de las habituales. Y por si fuera poco, unas plantillas marcadamente envejecidas en toda Castilla y León, sin excepciones aunque con algunas diferencias. La comunidad suma 6.823 profesionales de todas las categorías que cumplen los 65 años desdel el próximo año al 2023. Hay 1.237 médicos que previsiblemente se retirarán en los próximos tres años, según datos de un estudio de la anterior Consejería de Sanidad.

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La Cesm convoca una huelga en toda España en contra de la precariedad laboral y el contrato de médicos sin el mir

Esta carencia, reconocida por la actual, y anteriores, Consejería de Sanidad, ha llevado, según la Cesm, «a tal situación de precariedad que esta central ha convocado una huelga para este martes en toda España». El sindicato señala como causas: «La insuficiencia financiera, graves defectos de planificación y gestión y deficiente planificacióin de necesidades de profesionales». El sindicato se opone al Real Decreto Ley 29/2020 que permitirá contratar médicos sin el mir.

En cuanto al problema de las jubilaciones, en principio, además, se potenció que no se alargara el servicio activo salvo en casos muy excepcionales. Pronto se concederían todas las prórrogas, hasta los 70 años, en Atención Primaria por las necesidades acuciantes. Actualmente, las administraciones –es un problema nacional– tienden a la continuidad de sus facultativos; pero ahora son ellos los que no quieren quedarse. Así mientras antes, hasta un 60% de los médicos de Familia y el 30% de los especialistas de hospital buscaban continuar con su labor, este año ya ha bajado a la mitad y «descenderá más porque con esta situación, agotamiento, presión asistencial y deterioro de las condiciones laborales, a ver quien quiere seguir trabajando», coinciden diversas valoraciones. Alrededor de 400 médicos probablemente se jubilen cada año en la comunidad.

La fotografía de Valladolid es muy parecida. El estudio de su Colegio Oficial de Médicos señalaba la necesidad de reposición de 1.136 facultativos al cumplir 65 años hasta el año 2029. Este ejercicio ya se han jubilado 67, por lo tanto, en los próximos tres años cumplen edad para irse 1.069 facultativos.

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Almudí: «Falta planificación, financiación y sobra politización»

José Luis Almudí. Gabriel Villamil

ParaJosé Luis Almudí, presidente de la organización colegialno solo falla la gestión de los recursos profesionales sino que se hace necesario «el cambio del modelo de asistencia sanitaria por uno más eficiente y menos complaciente con mucha más capacidad de resolución, mejor equipamiento tecnológico y más competencia profesional». «En este momento –destaca– las cosas están saliendo adelante por el esfuerzo y el compromiso de los profesionales, pero tensar tanto la situación para intentar mantener la misma oferta asistencial supone que muchos profesionales tengan que superar el límite de horas y esto no deja de ser una irregularidad que trastoca la organización y pone en riesgo la seguridad de los pacientes. El sistema se desmorona por la falta de planificación, previsión, financiación y la excesiva politización del debate sanitario».

Una proyección desde 2019 a 2029 no deja lugar a dudas, el 46% supera los 55 años; pero es que una mirada a 20 años suma otro 24,1%. Supone que 4.928 facultativos podrían dejar su vida laboral hasta 2028 en la región.

Valladolid, muy demandada para formarse en sus aulas de la facultad y especializarse en sus hospitales y sin ni una sola zona de difícil cobertura médica se enfrenta ahora a vacíos importantes, 47 plazas que la organización del concurso oposición deja desiertas al menos hasta febrero y los más pesimistas no ven factible que para entonces se cubran con el concurso de traslados.

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En Atención Primaria, el problema se agudiza y en tan solo cuatro años, el 56% de sus especialistas en Familia de centros de salud rurales (220.000 pacientes) dejará la vida laboral; así como el 43% de las áreas urbanas (unas 300.000 tarjetas sanitarias).

La organización colegial autonómica y la de Valladolid en particular denuncian además las fuertes carencias de reposición hasta el punto de que hacen «inviable la asistencia». De urgencia es para el Colegio Oficial de Médicos de Valladolid intervenir en el número de egresados y de especialistas, adecuar las plazas de formación al mercado y modificar el sistema de atención, sobre todo de Primaria.

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Soto: «La consejería impone, no habla con sindicatos ni profesionales»

José María Soto. Rodrigo Jiménez

La Cesm recuerda en la crisis de 2010-2012 el problema de falta de médicos se agravó, «las condiciones retributivas y laborales empeoraron; las plantillas orgánicas disminuyeron o se ralentizó su crecimiento; jubilados sustituidos por contratos temporales, lo que aumentó la precariedad y la planificación siguió siendo nefasta y los recortes acentuaron el éxodo de médicos». Y para este portavoz sindical, la situación empeora porque «esta consejería que pretende imponer sus medidas y su visión con una absoluta falta de contacto con las organizaciones profesionales y sindicales. No se han mejorado las condiciones de contratación, muestra de ello es la mala oferta de trabajo que se realizó a finales del mes de mayo a los residentes que finalizaban la especialidad, más de la mitad se fueron».

En términos generales, de todas las especialidades, el 43,6% de los facultativos vallisoletanos tiene más de 55 años y la edad promedio de los que están en activo es de 51 años. No obstante, el envejecimiento de las plantillas no sería un problema si el relevo estuviera preparado.

Sin embargo, los datos revelan esa dificultad para reponer profesionales desde hace años. En Atención Primaria, y según la revisión de la Cesm, en vez de haberse incrementado la dotación ha caído en 30 especialistas desde los 2.949 que había en 2009 a los 2.919 de la actual plantilla y ello tras haber registrado vaivenes en estos años.

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En Especializada las cifras han crecido enun cómputo global y hay 139 facultativos más desde 2017; pero actualmente los hospitales se enfrentan a unas bolsas de empleo vacías y en particular en las especialidades que más se buscan y «el crecimiento en realidad se basa en pocas especialidades como urgencias y anestesistas que estaban infradotados», señala José María Soto, de la Cesm. «Desde 2009 diferentes estudios advertían de que se produciría un déficit de médicos y que sería más agudo en determinadas especialidades como Médicina de Familia; Pediatría, Anestesiología o Radiología», señala Soto. Además, «el aumento de la cartera de servicios y de las prestaciones sanitarias hacía necesario un incremento de plantilla orgánica, sobre todo en el hospital. La crisis frenó entonces la contratación hasta 2010». Durante los años siguientes, «los diferentes gobiernos nacionales y autonómicos no quisieron hacerle frente a este tema y se mantuvo el número total de oferta de plazas mir y, en general, la distribución de plazas entre especialidades pese a las diferencias de necesidades», añade el responsable de la Cesm.

La falta de efectivos arranca desde el origen y tampoco hay incentivos, ofertas atractivas en un país, y en una Europa, en la que se disputan los médicos y se carece de la revisión de un modelo caduco. Y todo ello en una comunidad envejecida, dispersa y con una alta frecuentación a la consulta médica.

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Las facultades de Medicina de Valladolid y Salamanca, las dos de Castilla y León, tienen cinco veces menos alumnos actualmente que en los años 80. Han pasado de los casi dos mil estudiantes a 360 entre ambas este 2019-2020. Y el Mir sigue racaneando la formación que reclama el mercado y además no se ajusta a necesidades, se forma de algunas que hay casi excedentes y faltan otras, tal y como recogen los citados informes.

Por su parte, desde la Consejería de Sanidad recuerdan que han puesto en marcha una política de concurso de traslados abierto y permanente y de sacar las plazas a oposiciones, entre otras políticas de fidelización y estabilidad.

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