«La banca no puede solucionar un problema de país como la despoblación»
Alberto Aza, portavoz de la asociación bancaria CECA, recuerda que el problema de la brecha digital afecta a muchos ámbitos y cita la Administración Pública y los servicios sanitarios
Alberto Aza, portavoz de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), pone en valor la Obra Social de las entidades financieras herederas de las ... cajas y recuerda que suponen el principal inversor social privado de España.
-¿Por qué si ya no hay cajas sigue existiendo la CECA?
-Desde 2008 el sector ha pasado por un proceso de consolidación. Hoy, el balance es positivo porque las entidades de CECA, que tienen el 40% del sistema financiero, son más sólidas, más solventes y sin problemas de liquidez, con mejoras en la gobernanza y la gestión de riesgos. Es una de las más eficientes de Europa y hoy estamos mejor que antes. La ley de cajas y fundaciones bancarias ha contribuido a la estabilidad y confianza.
-¿En qué se diferencian hoy una excaja de un banco?
-Las asociaciones tienen sentido en la medida en que sus asociados se lo vean. Hay elementos diferenciales y otros compartidos. Entre los primeros, sobre todo la Obra Social, que tiene tres siglos de trayectoria y queremos seguir potenciando. Las relaciones con la patronal de los bancos (AEB) son fluidas y las medidas que ha puesto en práctica el sector durante la pandemia no hubieran sido posibles sin la colaboración de todos.
-¿Cuáles destacaría?
-Durante la pandemia hemos provisto de liquidez al tejido productivo con financiación, la canalización de los avales del ICO, con financiación adicional. También a aliviar la carga financiera de las familias a través de moratorias, con los añadidos del sector. O el anticipo de rentas a colectivos como los parados y los jubilados.
-¿Qué queda de la importancia la histórica de la Obra Social?
-Estaba en el origen fundacional de las cajas de ahorro para atender a los colectivos más necesitados. Esa esencia sigue estando viva en las entidades de CECA, y lo recoge la ley de cajas. Los bancos siguen realizando el negocio bancario y las fundaciones ordinarias siguen realizando la obra social. Para que los beneficios sigan revirtiendo en la sociedad, las fundaciones bancarias participan de forma importante en el capital de los bancos. Cuanto mejor le vaya al banco, mejor le irá a la obra social. En España, la Obra Social de CECA es el principal inversor social privado. Equivale al 30% de los presupuestos del Estado en servicios sociales. Con el incremento reciente de la desigualdad, cada vez hay que atender a más personas. Recientemente hemos llegado a los 150 millones de beneficiarios en todo el mundo. Trabajamos con los bancos de alimentos, comedores sociales, atención psicológica a los necesitados, donación de material, financiación de proyectos de investigación, etc.
-¿Encuentran ya las entidades su volumen de plantillas y su red de oficinas idóneas? ¿O seguiremos viendo expedientes de empleo y cierres?
-El sector se enfrenta a factores exógenos ante los que tiene que actuar, fundamentalmente la digitalización, que ha cambiado los hábitos de consumo de los clientes, que de forma mayoritaria, no quieren ir a la oficina y prefieren utilizar los canales digitales. También nos enfrentamos a la aparición de nuevos competidores tecnológicos, las fintech y las grandes tecnológicas, que no están sujetas a las mismas reglas que los bancos. El estrechamiento de los márgenes por los tipos negativos ha contribuido también a que la banca haya optado por la reducción de la red.
«El sector había sido demasiado ambicioso en la digitalización y ha visto que es necesario reforzar el servicio a los mayores»
-Habla de una mayoría de clientes, pero ¿y la minoría, más o menos minoritaria, de los que no se adaptan?
-La digitalización supone avances en el servicio, mejoras drásticas en comodidad, facilidad y seguridad. Permite innovar, y ahí tenemos bizum, ejemplo de colaboración de toda la banca, que usan 20 millones de personas y que va a emular el resto de Europa. También es verdad que tiene su lado negativo, como la brecha digital, entre quienes no tienen habilidades o recursos, algo que afecta a la población mayor. Pero en España no hay un problema de inclusión financiera o un déficit de acceso a los servicios bancarios, ya que somos el segundo país europeo en cuanto a bancarización de la población. Aquí lo que aflora es un problema de brecha digital y otro de despoblación rural. Y no se puede responsabilizar a la banca de esta situación, que son un problema de país y de políticas públicas. Estamos dispuestos a colaborar y ponemos en marcha medidas paliativas, y Castilla y León es un ejemplo de cajeros móviles, redes de agentes financieros o convenios con Correos y otros establecimientos para dispensar efectivo.
-Aun así, ahí está la polémica de haber dejado atrás a los clientes mayores. ¿Les ha pasado o sigue pasando factura?
-El problema de la brecha digital es una realidad social que afecta a muchos ámbitos, por ejemplo la Administración Pública, o los servicios sanitarios. Estamos en un proceso muy acelerado que veces es difícil de encajar en la sociedad. En este sentido, lo que ha sucedido con el sector bancario tiene una lectura positiva: había sido muy ambicioso en la diversificación de canales y ha visto que es necesario reforzar el servicio a los mayores. En febrero se ha puesto en marcha el decálogo para atender mejor a estas personas y va a ser muy beneficioso.
Los pueblos protestan por la falta de cajeros y sucursales
-Aquí teníamos media docena de cajas, ninguna de las cuales sobrevivió al tsunami de 2008. ¿Cómo ha afectado al negocio y a la clientela?
-No lo ha hecho. El espíritu de arraigo tradicional, cercanía y conocimiento de la economía local y las empresas se mantiene y siguen siendo el elemento diferencial de las entidades de CECA.
-Si hablamos de ciberseguridad o de la recogida masiva de datos, ¿puede alguien pensar que uno es más vulnerable ahora y que todo va dirigido a que sean las entidades y no tanto los clientes los beneficiados?
-El sector va a un modelo híbrido, en el que convivirá la oficina que da servicio personalizado al cliente y la relación digital. La economía del dato tiene partes positivas y partes que, sin ser negativas, hay que vigilar. A la banca, conocer al cliente le permite microsegmentar el servicio. A la vez, Europa protege de forma muy específica los derechos del ciudadano con sus datos y la regulación del sector bancario es muy estricta.
-¿Qué cambios en el escenario financiero se van a encontrar los clientes si, como parece, suben los tipos de interés?
-Si se hace de forma paulatina, la subida será fácil de asumir. La capacidad de las familias y las empresas para absorber esa subida es alta y el impacto será poco noticiable.
-¿Volverá el plazo fijo, tan añorado en esta tierra?
-Lógicamente, la subida de los tipos de interés hará que los productos de ahorro se remuneren más.
-Con el ahorro de los hogares en niveles de récord y un panorama de crisis incierta y precios altos, ¿qué sería lo mejor que le podría pasar a la economía?
-La guerra de Ucrania ha generado graves tensiones en los mercados de la energía, que ya existían antes. Se ha trasladado a la economía real, a los alimentos, a la capacidad de gasto de las familias, a la producción de las empresas y a los ritmos de crecimiento de la economía. Pero Funcas espera una tasa de crecimiento a fin de año del 4,6%, con una inflación que se moderará al 5,5%. Hay mucho ahorro embalsado que se ha ido liberando, pero que aún falta por liberar. Mitigará el impacto de la pérdida de poder adquisitivo. Además, habrá una recuperación prácticamente total del turismo y entramos en una fase de mayor inyección de fondos europeos. Pero la incertidumbre sigue siendo elevada.
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