Igea y Mañueco abren paso a los dirigentes autonómicos de UGT, CC OO y Cecale y al consejero de Empleo C. Espeso

El escaño 82: Pactos sí, pero con sustancia

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El futuro da terror y los gestores de lo público han lanzado una sobreoferta de acuerdos que serán positivos si no se plantean como un refugio frente a la crítica

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 9 de mayo 2020, 15:56

(*Cada semana, Susana Escribano -experta en los entresijos políticos y conocedora de los protagonistas de la actividad parlamentaria en la comunidad- escribe sobre las claves políticas de Castilla y León. Si eres suscriptor, apúntate aquí a esta newsletter.)

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Hay en el horizonte inmediato una sobreoferta de pactos políticos, secuela del coronavirus. Desde los grandilocuentes nuevos Pactos de La Moncloa que resucitó Pedro Sánchez, al de reconstrucción de Castilla y León, de repensado del modelo de residencias de mayores o por el futuro de la agricultura que han ofrecido Alfonso Fernández Mañueco y sus consejeros. Son solo una muestra.

El futuro inmediato aterroriza a quien debe tomar decisiones y es humano buscar refugio en la colectividad. E inteligente si esos pactos tienen contenido y hay voluntad de cumplirlos. Si se plantean para desactivar el control y la crítica de la oposición, como escudo o parapeto para los ocupantes de los despachos que tienen la responsabilidad de gestionar, serán un mal negocio.También si su negociación se traduce en enredos de política de cuarta división.

Lo que hemos visto en el Congreso de los Diputados y algunas intervenciones de procuradores de las Cortes apuntan esas maneras, sin tan siquiera haberse sentado a hablar de esos acuerdos desempolvados hace semanas. Es muy duro escuchar a parlamentarios tirando de los argumentarios de pensamiento unitario –simplón, en muchas ocasiones– remitidos desde las sedes de los partidos y convertidos en verdaderos 'argumentavirus' del debate, la dialéctica y la oratoria. Era una práctica censurable antes de la covid-19, pero inaguantable ahora. Es muy serio lo que estamos viviendo y lo que se nos echa encima para gastar falta de criterio.

A falta de lo que en materia de pactos esté por venir, en Castilla y León hay experiencia en acuerdos. Mucha. Juan Vicente Herrera puso en marcha en 2001, recién aterrizado en la Junta, un canal de concertación estable con los sindicatos de clase, UGT y CCOO, y la patronal, que se ha traducido en más de un centenar de acuerdos de ese Diálogo Social.

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Al principio, en el ámbito laboral, con medidas pioneras como la ayuda a parados que habían agotado sus prestaciones y que se exportó a nivel estatal. Luego, sumando terreno hacia política de vivienda, servicios sociales, mayores, igualdad, educación... Acuerdos con contenido que la Junta ha cumplido en muchos casos, con traslado a la sociedad, pero no en otros. Sobre todo en ese territorio no laboral, como los compromisos de plazas públicas en residencias de ancianos o la implantación de un parque de viviendas de alquiler efectivo.

Acuerdos firmados y una foto por cada uno de ellos extraordinariamente aprovechada por quien ha gobernado (el PP) para desactivar las críticas de la oposición (el PSOE, siempre; e IU y Podemos, a ratos). La afinidad de la patronal hacia un Gobierno del PP se presupone, pero el valor añadido para Herrera estaba en el respaldo de CC OO y UGT. Él lo supo ver y lo sufrieron los sucesivos líderes socialistas amortizados en el intento de reconquistar políticamente Castilla y León. Ellos también cerraron acuerdos de comunidad. Para reformar el Estatuto de Autonomía y dos en las dos últimas legislaturas para defender en Madrid criterios de reparto de la financiación autonómica que atendieran el sobregasto de asistir a una población mayor y dispersa.

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Este último pacto no se pudo estrenar con Mariano Rajoy. No encontró tiempo ni le urgieron sus barones. Ese acuerdo ahí está, con un contenido totalmente actual. Y los pactos que vengan, que sean efectivos y con sustancia. Cualquier otra cosa sería un broma inaguantable. Una completa sinvergonzonería con lo que tenemos delante.

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