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Una excursión de 'buscasetas' a Riaza (Segovia), organizada por la Asociación Vallisoletana de Micología este pasado fin de semana. El Norte

La mejor temporada de setas en cinco años

Especies como el perrechico llegan a alcanzar en el mercado los 80 euros el kilo

Paula Velasco

Ávila

Martes, 12 de junio 2018, 08:19

Los aficionados a la micología dicen que todo el año es temporada de setas, pero es cierto que la búsqueda de hongos se asocia más al otoño y sobre todo en la meseta, donde en las primaveras del último lustro la presencia de especies ha brillado por su ausencia. Pero este año dicen los 'buscasetas' que es la mejor campaña primaveral por las lluvias registradas. «Cuando se dan unas condiciones de temperatura y humedad adecuadas, que en el caso de los hongos van desde los 6 a los 25 grados con unas humedades importantes en el suelo, es cuando el hongo decide reproducirse y da lugar a las setas, que es lo que se ve y lo que nos interesa como recolectores», explica Rafael Aramendi, vicepresidente de la Sociedad Micológica Amagredos.

En Castilla y León las más tempranas en el tiempo aparecen en el mes de febrero y marzo, en algunas zonas muy térmicas, como el sur del valle del Tiétar, donde la temperatura es más benigna. Es el caso de las criadillas de tierra, «que se consumen sobre todo en Extremadura e incluso se exportan a países árabes». De marzo a abril también es común la seta de ardillas, en zona de pino silvestre y de alto valor comercial, así como la seta de cardo. O, ya en el mes de mayo, el rebozuelo y los boletus de pino.

Nueva cocina

Entrada algo más la primavera, hacia el mes de abril y primera semana de mayo, aparece «el perrechico o seta de San Jorge, muy apreciada en el País Vasco y que alcanza precios desorbitados», superiores a los 80 euros. «En este caso la Junta permite su recolección con unas dimensiones, desde el punto de vista micológico, no sostenibles», explica Aramendi. «Tenemos estudios científicos que corroboran que la dimensión mínima para que esta seta tenga esporas y garantice su sostenibilidad sea de cuatro centímetros como mínimo», pero Aramendi achaca a la estética de la nueva cocina el uso de este producto en su dimensión más pequeña.

César Lomas: «Estamos a la expectativa del sol de esta semana»

César Lomas junto con sus compañeros de la Asociación Vallisoletana de Micología cerraban el pasado fin de semana en Riaza (Segovia) su calendario de excursiones y talleres. Su actividad concluye en mayo hasta el otoño siguiente, pero la primavera tardía de este año ha hecho que la temporada de setas se extienda. «Hace unos días que hay más actividad y estamos a la expectativa del sol de esta semana para que salgan del todo, porque en muchas zonas el frío no las ha dejado crecer, a pesar de la humedad. Hay que aprovechar estos cuantos días buenos que vengan».

–¿Cómo define esta temporada de primavera?

–Pues es la mejor del último lustro, porque llevábamos unas cuantas en las que no salía nada. Lo que ocurre es que es un periodo muy corto, pues en esta zona empieza a apretar el calor y se estropean pronto. En Valladolid se pasa de frío a calor intenso. Pero en el resto de la comunidad, sobre todo en el noroeste, ha sido la mejor primavera desde hace muchos años. En León y Palencia, por ejemplo, ha sido un buen año. En Salamanca, también. Hacía muchos años que no se veían perrechicos. Los boletus, que interesan mucho al mercado, también.

–¿La producción puede suplir el mal otoño micológico?

–El otoño ha sido desastroso para las empresas micológicas de la comunidad, mientras que en primavera están funcionando bien.

–¿Cómo valora la regulación micológica actual?

–Las asociaciones micológicas estamos teniendo problemas para conseguir los permisos para salir al campo. Nosotros no tenemos una función recolectora, sino científica y de divulgación, no queremos pases de recolección. Nos ponen demasiadas trabas y no tenemos opción a sacar un carné científico. Piden muchísimos requisitos.

–Sin embargo, la aportación de las asociaciones ha sido crucial para la elaboración del decreto de aprovechamientos micológicos.

–Las asociaciones hemos aportado informes sobre enclaves seteros y especies a proteger en la comunidad, pero parece que a la Junta solo le interesa la recaudación de los permisos de recolección.

Pero no todas las especies comestibles son fácilmente reconocibles o bien tratadas si no es por expertos. Es el caso del gurumelo, que aparece en zonas más templadas como el sur de Salamanca. En este caso hay que extremar la precaución, ya que «aparece al mismo tiempo en el mismo lugar que la amanita verna, que es altamente tóxica».

Intoxicaciones

De hecho, tres vecinos de Arenas de San Pedro, en Ávila, resultaron intoxicados el pasado mes de mayo por el consumo de ejemplares de esta especie, a raíz de un regalo de un conocido, «que pensó que eran champiñones». Además de las diferencias estéticas, «la comestible tiene un olor peculiar, similar al cuero mojado, mientras que la tóxica no huele». Otra variedad con la que tener cuidado también es la de las colmenillas, una especie de setas cuya venta está regulada de manera «que no se puede comercializar ni consumir cruda», sino desecada o cocinada, que es cuando pierde su toxicidad.

Aramendi subraya que hay que conocer la regulación para la recolección de setas para preservar lo más importante, «el mantenimiento de los ecosistemas, los bosques, con sus aprovechamientos tradicionales». Es importante saber que «no se pueden coger setas de menos de cuatro centímetros en casi todas las especies y no deteriorar el hábitat de los hongos, por ejemplo, removiendo el suelo».

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