Garrapata suelta sobre una mano. EL NORTE

La garrapata de la fiebre Crimea-Congo avanza en la región: cómo evitar que pique e infecte

El artrópodo se extiende hacia el norte de la comunidad

Ana Santiago

Valladolid

Domingo, 1 de mayo 2022, 00:09

Hay más de medio centenar de especies de garrapatas, pero desde hace unos años hay una especialmente peligrosa del género Hyalomma, la que transmite el ... virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad que puede ser mortal para una media de entre el 10% y 15% de los infectados. Era una especie bastante ajena pero este artrópodo busca nuevos refugios que se adapten a sus necesidades de supervivencia con el cambio climático. De momento siguen siendo no predominantes pero se expanden en toda Europa y claramente en Castilla y León y viajan hacia el norte sobre todo en la franja oeste, frontera con Portugal, de Zamora y Salamanca, también Ávila y ahora también en León, en la zona de El Bierzo.

Publicidad

Diez son los casos de infecciones detectados en España desde 2013, ocho de ellos en Castilla y León. La Hyalomma marginatum es el principal vector del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Europa. En la comunidad, mientras que en las muestras analizadas en 2009 suponían el 5,95% y en 2014 el 10,9%, el año pasado ya alcanzaron una presencia del 17%. No hay vacuna y solo cabe la prevención. Insiste en ello Rufino Álamo Sanz, jefe de Servicio de Información de Salud Pública.

Así, explica que Castilla y León es pionera, desde 1995, en un modelo de trabajo a este respecto que permite conocer qué garrapatas hay en el hábitat y que infecciones podrían transmitir. «Empezamos a trabajar recogiendo del medio. Los centros de salud quitan la garrapata cuando un paciente la lleva fijada y las mandan, con la intermediación de Salud Pública, al Laboratorio de Parasitología de Salamanca que identifica la especie que retiran y realiza una PCR para identificar patógenos. Naturalmente no todas están infectadas, el porcentaje es bajo. Identificarlas ayuda a luego hacer el diagnóstico en el paciente y el tratamiento».

Explica este especialista veterinario que, en 2021, fueron 1.898 las que se analizaron tras picar a alguien «pocas con respecto a la demanda porque se hace de forma muy artesanal». La distribución de las garrapatas depende de las condiciones ambientales, lo que hace que «en una comunidad tan extensa como la nuestra sea diferente según el territorio al que nos refiramos. De las estudiadas el año pasado, casi la mitad fueron Ixodes ricinus (44%), que es el vector de la enfermedad de Lyme y le siguieron las especies del género Rhipicephalus, con el (19%). La Hyalomma (de la Crimea-Congo) supuso el 17%, entre otras.

Publicidad

Aunque su presencia es todavía marginal, y son pocos los ejemplares infectados, Salud Pública insiste en la prevención al salir al campo

En conjunto afectaron más a hombres (60%) que mujeres (40%) por su mayor presencia en trabajos en el campo y en sujetos de todas las edades.

La fiebre hemorrágica CrimeaCongo, aunque puede rastrearse en España desde 2010 en realidad, fue noticia y motivo de alarma social desde 2016. Un varón de 62 años, natural de la localidad abulense de San Juan del Molinillo, aunque residente en Madrid, falleció tras picarle una garrapata en un paseo por el campo de este pueblo. Además, la enfermera que lo atendió se contagió cuando lo atendía en la UCI del Hospital Infanta Leonor de Madrid. Ella se recuperó. En agosto de 2018, un hombre de 74 años, médico jubilado, murió después de sufrir la picadura de una garrapata tras participar en una batida de caza en Extremadura. Fue junto a otro caso de Madrid en 2016, el único infectado español fuera de la comunidad.

Publicidad

Además, un estudio retrospectivo recuperó un caso de 2013, picado en Ávila y atendido en Salamanca. En 2019 hubo tres infectados con un fallecimiento en Peromingo, los otros fueron en Béjar y Ciudad Rodrigo y el año pasado otros dos en Salamanca y El Bierzo. Tres fallecidos de diez en total y zonas bastante concentradas. Durante el año 2020 no hubo ninguno y bajó en general la actividad. «El confinamiento y el menor movimiento alejaron del campo a las posibles víctimas», recuerda Álamo.

El cambio climático está detras de su extensión, no solo geográfica sino de mayor proliferación y durante todo el año. Aunque «la garrapata siempre ha estado presente todo el año, fuera de los meses más cálidos –desde primavera a otoño– subsistían de forma residual y su actividad bajaba muchísimo. Ahora ya están activas todo el año y observamos más presencia en cualquier mes. En estos momentos hay y no pocas. Las temperaturas muy bajas provocan su falta de actividad y las heladas intensas reducen su población», explica Rufino Álamo.

Publicidad

Cierto grado de humedad

El hábitat que más les agrada es el de temperaturas agradables y cierto grado de humedad y buscan lugares frescos en pleno verano para no deshidratarse. Con lo que coinciden también con las preferencias del ser humano. Y son capaces de aguantar meses y sobrevivir sin alimentarse. Su comida es la sangre, chupar sangre es su objetivo permanente. Suelen empezar con un roedor y si está infectado ellas se contagian, o con reptiles, y lo transmiten. Estos parásitos suben a las zonas más altas de las plantas y, no saltan, se dejan caer cuando detectan movimiento, calor o CO2. Y aunque en teoría por esta razón sería bueno salir al campo vestidos de negro, este color impide verlas antes de que se agarren a la piel, por lo que es mejor vestir de claro para detectarlas.

«No hay vacuna –explica este experto– por lo que hay que ser corresponsables en los temas de salud. Hay que estar vigilantes. Salir protegido y cubierto. Meter los pantalones por dentro del calcetín en el tobillo, crear barrera física y, para ello ir tapado. Si se camina por un sendero abierto, a distancia de la vegetación y no campo a través es muy difícil que aterricen en una persona. También son útiles los repelentes de insectos que sirven también para garrapatas, los hay sobre la piel y también para la ropa. Incluso venden pantalones y vestimenta que llevan una cobertura de protección», explica Álamo.

Publicidad

Asimismo indica que «al llegar a casa hay que quitarse las prendas que se lleven y es bueno utilizar determinada ropa para el paseo y dejarla fuera de casa. Después una ducha y vigilar la piel, autoexplorarse», apunta.

Si la garrapata se ha agarrado a la piel «es importante quitarla cuanto antes, no tardar más de 24 a 48 horas porque no les daría tiempo a contagiar si están infectadas. Echarles alcohol o algo similar las suelta; pero también las estresa. Si no están infectadas, pues problema solucionado; pero si lo están, de esa forma infectan mucho más. Lo suyo es quitarlas con una pinza de boca estrecha, muy abajo, cerca de donde se han fijado y hacer una tracción constante y no violenta y perpendicular y suele salir sin dejar nada. Acudir a un centro de salud es siempre una buena idea si se tiene a mano. Y salvo situaciones muy particulares porque haya alertas en la zona, la quimioprofilaxis preventiva no está indicada.

Noticia Patrocinada

«No es adecuado porque pueden generar resistencias. Después conviene echar sobre la loción un antiséptico y si entre siete y quince días se detecta algún síntoma como fiebre, cefaleas, edemas, eritemas, petequias... hay que acudir a un centro sanitario».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad