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Prejuicios. Existen, dice el eurodiputado Ibán García, y son mucho más viejos y más persistentes que una Unión Europea a la que el coronavirus ha ... desnudado con todas sus debilidades. Desde Holanda llegaba esa insinuación despectiva de su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, de que habría que investigar por qué España e Italia no tienen «margen presupuestario» para afrontar la crisis derivada de la alerta sanitaria.Que rcordaba a aquella otra de su compatriota, Jeroen Dijsselbloem, en 2017: «No puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda».
Prejuicios que han provocado reacciones tardías ante el virus en Suecia, o Reino Unido, o incluso la propia Holanda, como si la infección fuera cosa del siempre lastrante sur europeo. Como si esta vez se tratara de nuevo de una lucha entre austeridad y derroche. Solo que esta vez no era una cuestión de deuda, ni meramente económica, la que provocaba la división. Era la paralización de la economía por un virus tan real que ha afectado a 185 países en todo el mundo y ha matado, al menos, a 103.536 personas en el planeta. Y lo de «al menos» es porque la contabilidad, queda demostrado a pequeña escala solo con echar un vistazo a las cuentas de Castilla y León, las más transparentes de España, no es fiable al 100% si no se realizan las pruebas y las comprobaciones adecuadas.
Así que el coronavirus ha expuesto a Europa ante sus debilidades y la ha sometido a una tensión de todo o nada. Los eurodiputados de Castilla y León, Soraya Rodríguez (Cs), Luis Garicano (Cs), Iratxe García (PSOE) e Ibán García (PSOE), coinciden en que el futuro de Europa dependerá de cómo actúe ante este reto desproporcionado. «Las instituciones europeas no estaban preparadas», apunta Iratxe García. Nadie parecía estarlo, pero en el caso de la UE esto resulta especialmente crucial porque la salida de la pandemia dependerá mucho de la cohesión del mercado interior europeo.
Las primeras medidas, encaminadas a permitir el tránsito de mercancías, paliaron algunos de los problemas logísticos que podían haberse agravado con facilidad. Lo del dinero ha sido –está siendo– más complejo. Aunque se han aprobado medidas importantes, sigue sin aceptarse, por parte de algunos países, la creación de los eurobonos o 'coronabonos' para poder mutualizar las consecuencias económicas, aún incuantificables, de esta pandemia. El primer ministro portugués, AntonioCosta, mostró en una entrevista en su país el tamaño del desafío: «Tenemos que saber si podemos seguir con 27 en la UE, con 19 (en la zona euro), o si hay alguien que quiera quedarse fuera».
Iratxe García
La respuesta de la Unión Europea ha sido, en cierto modo, similar a la que han tenido los países a tgítulo individual, según la eurodiputada vallisoletana Iratxe García. «Ningún Gobierno estaba preparado para esta situación», admite, «y tampoco las instituciones europeas». Por eso, asegura, la reacción ha sido «lenta», aunque ha evolucionado positivamente «a medida que se ha empezado a ver la dimensión de la crisis».
Luis Garicano
Luis Garicano, economista, no conoce ningún manual, «no lo hay», en el que se estudie «cómo parar una economía». Podría añadir «todas las economías» o «La Economía», en global. Tiene sospechas fundadas, eso sí, de qué consecuencias puede tener. «Va a haber un antes y un después, como pasó con las torres gemelas o Lehman Brothers o con las guerras mundiales. Una crisis de este tamaño deja huellas, sin duda. Es claro que algunas de las cosas que estábamos viendo las va a acentuar. Veíamos que se estaba ralentizando la globalización y esta crisis la va a parar un poco más; la subida de China va a ser aún más pronunciada; y habrá tendencias nuevas que no podríamos imaginar. Viajaremos menos, con menos privacidad...», aventura el eurodiputado naranja.
El mayor problema de esta crisis es «que no hay hoja de ruta». «Tenemos experiencias de crisis económicas cuyas causas son del sistema o catástrofes naturales, pero una pandemia de estas dimensiones y que va a tener unas consecuencias económicas tremendas, nos abre un panorama nuevo», explica la vallisoletana Soraya Rodríguez. Por eso, tiene claro que «Europa debe trabajar unida y salir de esta crisis unida, es una crisis global y esencialmente europea, afecta a todos los países europeos. Ningún país europeo debe salir solo, y no debe hacerlo».
«Hay dos cuestiones claves», explica el leonés Ibán García. «Que es una
crisis sobrevenida que no estaba prevista y que el sistema no estaba listo para gestionarlo
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