PP y Vox pasan el primer trago para arreglar la votación de diciembre

Y tomar la palabra.

Le tocó a Ángel Ibáñez, claro. Sus compañeros sin dedicación exclusiva han tenido que renunciar a su dieta de 220 euros del Pleno -que habrá que comprobar si, como advertían Ciudadanos y Unidas Podemos, es renunciable o irrenunciable-, pero a él le afearon los de la oposición que cobra «90.000 euros al año por hacer un signo». Y no puede renunciar a su nómina aunque se haya equivocado. Por eso Ibáñez jugó con astucia. Lo primero, «humildad total» y «asumir el error».

«Corresponde pedir disculpas. A quienes servimos, a los ciudadanos. En segunda instancia a la Junta, por haber dejado varada esta ley que habían tramitado. Y a esta Cámara. Quiero personificarlo en las personas de mi grupo, que se vieron inducidas así a votar ese error», dijo Ibáñez. Y aplauso de los suyos. Un 'ego te absolvo' parlamentario.

Y a partir de ahí, el contragolpe. En lugar del ataque frontal de Vox, que por boca de Javier Carrera volvió a hablar de la falta de «cortesía parlamentaria» de los rivales, del intento de «subvertir el sentir de la mayoría de los castellanos y leoneses», Ibáñez eligió el ejemplo inverso. Y recordó errores en votaciones de los socialistas en el Congreso. «Poco aplaudieron cuando el PSOE en julio del año pasado en el Congreso se equivocó al votar una iniciativa de Podemos». Y apostilló algo que desmontaba las tesis de la repetición de la votación: «La portavoz socialista [en el Congreso] pidió repetir la votación. Y se denegó». Porque las votaciones no se repiten. En ningún caso.

También recordó que Ana Sánchez (PSOE), vicepresidenta de la Mesa de las Cortes, se equivocó recientemente en otra votación, esta vez menor. Y luego derivó desde ahí a lo que el PP considera como «errores políticos» del Gobierno de Pedro Sánchez, que para eso es año electoral. La modificación de los delitos de malversación, los efectos perniciosos de la ley del solo sí es sí. «Aprovechen el próximo 21 de enero la visita del culpable de todo esto, el señor Pedro Sánchez, y pídanle que rectifique sus errores», zanjó.

De ese modo, el PP marcó distancias con su socio de Gobierno, ceñido al discurso de la falta de cortesía parlamentaria y al ataque a la oposición, que sí votó lo que realmente quería votar: sus enmiendas. «Esta sesión es cierto que se celebra como consecuencia de un error, pero no es menos cierto que si quienes se dicen valedores del respeto institucional, quienes se negaron a dar la mano al presidente estas Cortes en su toma de posesión, hubieran aplicado un mínimo sentido de las reglas de juego democrático, habrían tenido la decencia de acordar una repetición de la votación», insistía Carrera.

«El señor de Vox sube aquí y dice que la culpa la tiene el PSOE por no dejarle incumplir el reglamento y volver a votar lo que no se puede volver a votar», le respondió Rosa Rubio (PSOE). «Vamos a votar a favor [de tomar en consideración la proposición de ley], no vamos a paralizar la tramitación de la ley, vamos a presentar enmiendas que representan nuestro modelo fiscal y que nosotros sí sabemos votar y defender», dijo. Así fue. 74 votos a favor y 3 abstenciones para seguir con el proceso. Comisión, debate de enmiendas, nuevo Pleno -esta vez ordinario, para intentar rebajar el coste económico del error- y, al fin, ley aprobada.

Pero la oposición ha encontrado un filón. Un error que, a juicio de los más beligerantes, demuestra que PP y Vox «no están a gestionar ni a gobernar», dijo Rubio. «En este parlamento no se legisla, no se controla al Ejecutivo porque los consejeros no comparecen», acusó Francisco Igea (Ciudadanos). Pablo Fernández (Unidas Podemos) optó por desgranar estadísticas negativas: «PP y Vox ya han demostrado con creces que no saben gobernar: la comunidad que más población pierde, más autónomos pierde, más cae en el índice de producción industrial, está a la cola de salarios en todo el país, la temporalidad está disparada, la comunidad que menos creció el año pasado…».

Luis Mariano Santos (UPL) fue a lo que para él es el colmo de la situación. «Resulta paradójico y preocupante que todo un partido político, sus compañeros, ni siquiera se hubieran leído lo que iban a votar y se fíen de una única persona; deberíamos preguntarnos si el sistema parlamentario cumple su función si todas las personas que votan lo hacen por la posición que marca una persona». Y a Pedro Pascual Muñoz (Por Ávila) se le escapó el hastío de una política que a su juicio pierde crédito. «Es una vergüenza que debamos estar aquí de nuevo para acabar debatiendo lo mismo y la misma ley, no sé por qué los ciudadanos nos aguantan y cómo no están hartos de este espectáculo».