Gastroenteritis en niños
Cada año se producen cerca de 5.000 millones de casos, siendo el grupo de edad más afectado los menores de seis años
La gastroenteritis es un trastorno muy frecuente, cada año se producen cerca de 5.000 millones de casos, la mayoría en países en desarrollo, siendo ... el grupo de edad más afectado los menores de seis años. Lo más problemático es que, en los países en vía de desarrollo, fallecen cerca de dos millones de niños cada año por la diarrea causada por gastroenteritis. En países desarrollados, donde los sistemas sanitarios tienen mayor implantación y los niños presentan una mejor situación nutricional, las consecuencias no son tan nefastas.
La gastroenteritis cursa con aumento de deposiciones y se puede producir por una infección vírica, bacteriana o parasitaria. La presencia de estos gérmenes en el intestino produce una serie de síntomas como son los vómitos, diarrea, dolor abdominal tipo cólico (aparece y desaparece), fiebre y una clara disminución del apetito, toda ese conjunto de síntomas produce un elevado riesgo de deshidratación.
Los tres principales grupos de organismos que producen las gastroenteritis son; virus, bacterias y parásitos, aunque también pueden existir otras causas como son los fármacos, toxinas químicas o incluso por procesos alérgicos. En los países desarrollados la causa más frecuente son los virus, siendo el rotavirus el más extendido, seguidos de astrovirus y adenovirus.
Los niños adquieren este tipo de gastroenteritis vírica por contagio de otros niños que la han sufrido previamente, como en guarderías, colegios, campamentos, etc. La gastroenteritis vírica es muy contagiosa y se transmite por vía fecal-oral, que significa que los virus de las heces de una persona infectada pasan a la boca de otra persona. Esto no significa que se ingieran las heces, sino que los pacientes infectados tienen el virus en las manos (sobre todo si no se lavan), tocan juguetes, pomo de una puerta, etc, y esos elementos infectados son tocados por niños sanos con sus manos, estos últimos adquieren la infección al llevarse las manos a la boca. La gastroenteritis vírica también puede propagarse al estornudar y al escupir. El rotavirus es la causa más frecuente de diarrea deshidratante grave en lactantes y niños de todo el mundo. La frecuencia ha disminuido en estos años por el uso cada vez mas extendido de vacunas contra este virus.
Con respecto a las bacterias que causan gastroenteritis, las más frecuentes son: E. Coli, Salmonella, Campylobacter, Shigella Yersinia y Clostridum difficile. Los niños pueden contraer gastroenteritis bacteriana por comer alimentos contaminados, especialmente carnes o huevos crudos o poco cocidos, beber la leche y los zumos no pasteurizados, igerir agua contaminada (arroyos y piscinas)
La gastroenteritis causada por parásitos (como Giardia intestinales y Cryptosporidium parvum) se suele contraer por el consumo de agua contaminada o por transmisión fecal-oral (que se sabe que ocurre en guarderías), este tipo de gastroenteritis son menos frecuentes, como sucede con las producidas por toxinas químicas y fármacos.
Los síntomas más frecuentes de la gastroenteritis, con independencia de la causa, son los vómitos y diarrea. En el caso de los virus estos suelen producir una diarrea acuosa. Las heces casi nunca contienen mucosidad o sangre. En el caso de las gastroenteritis por bacterias suelen producir fiebre, y pueden causar diarrea con sangre.
La complicación más frecuente de la gastroenteritis grave es la deshidratación, que se produce por la pérdida de mucho líquido a través de los vómitos y la diarrea. Los lactantes son mucho más propensos que los niños mayores a deshidratarse y desarrollar complicaciones graves. Los indicios de peligro de deshidratación en los lactantes que requieren atención médica inmediata son las siguientes:
- Los ojos hundidos
- La zona blanda de la parte superior de la cabeza (fontanela) está hundida.
- Llorar sin lágrimas.
- La boca y labios están secos.
- La producción de orina disminuye.
- El niño empieza a desconectarse del medio disminuyendo su reactividad.
Generalmente, el diagnóstico de gastroenteritis es fácil solo por los síntomas, pero su causa no suele serlo. A veces, otros miembros de la familia han estado recientemente enfermos con síntomas similares. En general, no son necesarias pruebas diagnósticas, ya que la mayoría de las formas de gastroenteritis son autolimitadas. Si los síntomas son intensos o duran más de dos días, puede ser necesario un análisis de laboratorio de las heces y de sangre.
Para prevenir estas gastroenteritis, lo más importante es enseñar a los niños a lavarse las manos y evitar comer alimentos almacenados de forma inadecuada y beber agua contaminada. La lactancia natural materna es otra manera simple de ayudar a prevenir la gastroenteritis en los lactantes. Los cuidadores también deben lavarse a fondo las manos después de manipular pañales. Las zonas de cambio de pañales deben ser desinfectadas con una solución de lejía de uso doméstico recién preparada (¼ de taza de lejía diluida en unos 4 litros de agua). Los niños con diarrea no deben asistir a la guardería hasta la desaparición de los síntomas. Los padres pueden prevenir enfermedades transmitidas por aguas recreativas al no permitir a sus hijos nadar o jugar en aguas públicas si tienen diarrea. Si el niño usa pañales, estos se deben revisar con frecuencia para ver si tienen heces y se deben cambiar en un área que no esté cerca del agua. Los padres deben educar a sus hijos a evitar tragar agua cuando nadan.
Lo más importante es la reposición de líquidos, y en muy pocas ocasiones se necesita antibióticos, o fármacos para disminuir los vómitos o la diarrea. Cuando un niño tiene gastroenteritis, es muy importante que los padres revisen el estado de hidratación de su hijo, revisando que cantidad de orina produce, como tiene de húmeda la mucosa de la boca, etc. Hay que animar a los niños a beber líquidos, en cantidades pequeñas y frecuentes. Si no lo vomita, se repiten los sorbos cada 10 o 15 minutos, aumentando la cantidad hasta unos 30 o 60 ml. tras una hora o más y de forma creciente según su tolerancia. Los lactantes deben continuar con la lactancia materna o con la lactancia artificial además de tomar una solución electrolítica oral (estas soluciones contienen sodio, potasio, glucosa y agua). No se debe administrar a los lactantes y niños pequeños zumos, refrescos, bebidas deportivas y bebidas que contengan cafeína. Estas bebidas pueden contener demasiado azúcar, que puede empeorar la diarrea, y contener muy pocas sales (electrólitos), que son necesarias para reponer las que ha perdido el cuerpo.
En el caso de que nuestro hijo haya alcanzado ya la adolescencia, las bebidas deportivas pueden ser utilizadas sin problemas, mejor que los zumos y refrescos por su menor contenido en azúcar.
El agua no es ideal para tratar la deshidratación en niños de cualquier edad, ya que no contiene sales, que se pierden con la diarrea y los vómitos.
El consumo de probióticos, como el Lactobacillus (bacteria del yogur), puede reducir ligeramente la duración de la diarrea si se empiezan a tomar poco después del inicio de la enfermedad, sobre todo en las gastroenteritis víricas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión