La contabilidad de los fallecidos en España se convierte en un galimatías de criterios y contradicciones

Más clara fue Ana Oramas, de Coalición Canaria. «Ayer mismo murió la madre de una amiga mía...», espetó desde la misma tribuna desde la que habló Sánchez. Su número no salía en ese 0 que lucía Canarias en el cuadrito de ayer.

Puede que el Ministerio de Sanidad actualice más tarde. O que haya traspapelado el 4 de Igea y el 1 de Oramas.

«Fallecidos [en hospitales] con fecha de defunción en los últimos 7 días», dice el cuadrito estadístico cada vez más inservible e incomprensible del propio Ministerio. Añade dos asteriscos que se traducen así: «Se está realizando una validación de los casos fallecidos que permitirá corregir la serie histórica, que se actualizará semanalmente. Únicamente se suman al total de forma diaria los casos en los que consta como fecha de fallecimiento la del día previo a la hora de elaboración del presente informe».

Vamos, que los casos se anotan con retraso, probablemente. Aunque eso tampoco explica que en los últimos siete días Castilla y León hubiera comunicado 19 y el Ministerio de Sanidad anotara 6.

Desde la propia Consejería de Sanidad se apunta a que puede haber «problemas con los sistemas de información» y se produce «un decalaje» en el traslado de los datos que ofrece el Ministerio de Sanidad. La Junta, mientras, recoge cada día las cifras que envían los hospitales por la mañana y el total es el dato que se envía.

De hecho, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, trataba de explicar cómo Castilla y León había pasado de 1.925 fallecidos el martes a 1.924 fallecidos el miércoles, sin resucitar a nadie y después de que los muertos registrados en los últimos siete días pasaran de 6 a 28.

«Castilla y León ha hecho un esfuerzo enorme por notificar y actualizar la base de datos, y lo ha conseguido hacer a día de hoy, por lo tanto incluimos los fallecidos que tienen fecha de defunción de estos siete días», explicó Simón. «En los totales añadimos los que se han notificado hoy con fecha de defunción de ayer. Mañana tendremos algunos más. Pero esa columna está congelada hasta que todas las comunidades autónomas nos hagan la actualización de esas bases de datos».

A Igea le preguntaron por la tarde en 'Cuatro al día' si esto de los misteriosos números mutantes era cuestión política. «Hace mucho que digo que en política lo que se puede atribuir a la estulticia no lo atribuyas a la maldad. Muchas veces es pura ineficacia. Tiendo a pensar bien porque me cansa menos que pensar mal, pero es un poco sorprendente». Y abogaba, una vez más, por recurrir al registro civil como fuente para conocer con exactitud los daños provocados por la pandemia.

Pero Castilla y León no es la única comunidad que presenta estas divergencias drásticas. Cataluña ha decidido contabilizar los fallecidos que reportan las funerarias, tanto si son confirmados por covid-19 como sospechosos de haber padecido la enfermedad. Y sus datos, obviamente, se han disparado por encima de cualquier previsión. Solo entre el 28 de mayo y el 1 de junio las autoridades catalanas comunicaron públicamente 86 fallecidos. El Gobierno anotó 9 en los últimos siete días. Es algo similar a lo que ocurrió con los casos «sospechosos» en Castilla y León en residencias de mayores, que se contabilizaban aparte. Así, la estadística oficial de fallecidos por covid-19 en hospitales es de 2.014 (tampoco son los 1.924 que publicaba ayer el Ministerio). Pero a ellos hay que sumarles los 693 confirmados que han muerto en residencias y los 1.028 que fallecieron en los mismos centros con síntomas compatibles, lo que dispara la cifra hasta los 3.735. Cantidades que, a la vista de lo que inscribieron los registros civiles en marzo y abril, cuadran bastante mejor con la verdadera dimensión de la pandemia. En los dos primeros meses-covid los registros fijaron «3.672 muertos por covid-19 y por causas compatibles con la pandemia». Falta por añadir mayo entero.

En Castilla La Mancha, gobernada por el PSOE y con una incidencia grave de la enfermedad, en línea con lo que ha ocurrido en las provincias de Castilla y León más cercanas a Madrid, se ha producido otro tanto en cuanto a las muertes registradas. La consejera portavoz, Blanca Fernández, quiso explicar las discrepancias en una rueda de prensa y aseguró que probablemente a medida que avanzara la semana se irían recalculando las cifras hasta coincidir «al milímetro» con las del Ministerio de Sanidad. Porque, explicó, los fallecidos se apuntan el día que se confirma el test PCR pero luego se distribuyen en las jornadas en las que se produjo el deceso. Tampoco es que transcurra mucho tiempo entre la muerte de un paciente y que se le practique la prueba PCR o se confirme que ha sido por covid-19. Lo admitía el propio Fernando Simón: «Si una persona [diagnosticada y en hospital] fallece a las 23 horas pero los datos no se introrducen hasta las 24:30 o la mañana siguiente, figurará como fallecida ayer pero no será notificada hasta un día más tarde. Puede pasar en algunos casos».