Castilla y León, en el centro de la batalla política que se avecina entre PP y PSOE
Los nombramientos refuerzan a los populares en la región y debilitan a los socialistas a solo 8 meses de las urnas autonómicas
Feijóo emuló, sin hablar, a su amigo Juan Vicente Herrera y su famosa frase «hoy no toca» cuando le preguntaban por su sucesión. No tocaba ... hablar de Vox, de futuras alianzas, de programas. La ponencia política que presentó Alfonso Fernández Mañueco junto a Juanma Moreno Bonilla, los dos presidentes que se someterán a elecciones en 2026, fue generalista. Una defensa en bruto de los servicios públicos y el resto, críticas al rival. Porque lo que tocaba era marcar la línea.
Y la línea la dejó clara con el nombramiento de, como diría 'La Cosa' de Marvel, el tridente de las tortas: Miguel Tellado, Ester Muñoz y Cayetana Álvarez de Toledo. Tres voces del ala dura que se completan con la abulense Alicia García en el Senado. Esta vez no hubo 'paridad' en las portavocías: con el PSOE empantanado en el lenguaje prostibulario de Ábalos y Koldo, dos mujeres llevarán la voz del PP en ambas cámaras, y las dos de Castilla y León.
«¡Felicidades, Ilia Topuria! ¡Gran campeón de peso ligero y orgullo de España!», escribía Feijóo el día 1 de julio. Era un tuit de felicitación al luchador de la UFC (Ultimate Fighting Champion- ship), pero encierra, en el fondo, la línea a seguir. El modo en que Topuria lanzó los dos últimos puñetazos, ya sin mucho estilo, a puro arrebato primario, a un rival tumbado en la lona son una lección política. Si el adversario está medio KO no vale: solo sirve el KO completo. A ello se aplicó incluso Alfonso Fernández Mañueco, que sabe que los ojos de Génova le miran a él. Porque Castilla y León será el escenario del primer asalto rumbo a las generales de 2027. Será en ocho meses y medio, en marzo de 2026. Después vendrá Andalucía.
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Mañueco no quiere una campaña autonómica, sino nacional. Que el desgaste socialista haga su trabajo. Y luego ya mantener el mantra de que «Vox decidió irse del Gobierno, abandonó a los castellanos y leoneses», como ha repetido desde la ruptura en las Cortes, a ver si baja el 'soufflé' de los de Abascal. Así que Mañueco obvió a su teórico rival, Carlos Martínez, y atizó directamente al ministro Óscar Puente. Que es como decir Sánchez. «Decimos 'no' a la política de ferrocarriles de Óscar Puente. No todas las personas de Castilla y León y de Valladolid son como Puente, os lo juro, no somos como él, que quede bien claro. No viene en la ponencia pero lo digo yo», soltó Mañueco desde el atril.
Defensa de Martínez
El socialista Carlos Martínez, al contrario, pretende que se hable de Castilla y León. Que emerja el lento desgaste electoral del PP desde su récord de 2011. 41 de 82 escaños en 2015, cuando llegaron Podemos y Ciudadanos; derrota y 29 escaños en 2019 y pacto con Ciudadanos; triunfo exiguo en 2022 y pacto con Vox. «En unos pocos meses comenzará un juicio -el de la trama eólica- en el que se reclaman 800 millones de euros y cientos de años de cárcel para compañeros del señor Mañueco, que hoy es ponente del cónclave del PP y en su momento fue presidente de la comisión de garantías con la trama Gürtel», lanzó Martínez a su llegada a Ferraz.

Luego, el socialista centró el foco en las mujeres, en la necesidad de «reaccionar acelerando la agenda de gobierno de protección y ampliación de los derechos, de la igualdad y de las mujeres. Tenemos que ser absolutamente tajantes y acelerar esas políticas progresistas». A su lado no estaba, sin embargo, el secretario provincial por León, Javier Alfonso Cendón. Lo habitual es que a estas citas acuda el secretario autonómico acompañado por sus nueve secretarios provinciales. Esta vez la foto no se dio así.
Su liderazgo recién estrenado se asoma a las consecuencias del caso Cerdán. Junto al ex secretario de Organización ha caído, por cercano, Javier Alfonso Cendón. Que es el secretario provincial de la mayor agrupación socialista de Castilla y León, la leonesa. «Somos los primeros que nos vamos a examinar. Seguramente la primera convocatoria electoral en los próximos meses», recordaba Martínez, que apelaba a sus alcaldes. Durante el mes de mayo se ha reunido con ediles y regidores de Valladolid, Soria, Ávila, León, Palencia... La crisis del caso Cerdán ha coincidido con las fiestas patronales de Soria, de donde aún es alcalde. Mala señal, en este contexto, que la periodista desplazada a Ferraz para RTVE se confundiera, en directo, con sus apellidos. «Viene Carlos Martín», dijo, segundos antes de rectificar, «Carlos Martínez». Le acompañaba Nuria Rubio, vicesecretaria general y afín a Javier Alfonso Cendón, y Patricia Gómez Urbán, delfín vallisoletana de Óscar Puente. Y también le seguían, personificadas, algunas de las consecuencias de las decisiones impulsadas por Cendón mientras formaba parte del equipo de Cerdán: Nicanor Sen, delegado del Gobierno en Castilla y León y cendonista, o Ana Sánchez, ex secretaria de Organización, tudanquista y aún vicepresidenta segunda de la Mesa de las Cortes.
«No cabe dentro del PSOE nadie que no defienda el bien común y la ética pública», advirtió Carlos Martínez. Y validó la decisión de Pedro Sánchez de no dimitir al recordar que en Castilla y León la dimisión del socialista Demetrio Madrid, entonces presidente de Castilla y León, «sumergio al territorio en 40 años de políticas de la derecha».
La comunidad será el primer escenario electoral, la avanzadilla en la que se definirá la tendencia. Mañueco no escondió la «envidia» que le da la «mayoría absoluta» de Moreno Bonilla. Martínez, desde Soria, tiene que pararle a él y a la inercia de Ferraz.
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