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Alfonso Fernández Mañueco después de tomar posesión como presidente de la Junta de Castilla y León. A. Mingueza

Ayuso y Abascal apadrinan a Mañueco en una toma de posesión con Feijóo ausente

La presidenta de Madrid elogia «un gran pacto» de PP y Vox para un escenario de «socialismo free» en Castilla y León y el dirigente ultraconservador defiende su presencia: «No había hoy ningún otro sitio en España más importante»

Susana Escribano

Valladolid

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Martes, 19 de abril 2022, 13:04

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Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal apadrinan la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco en Valladolid y agrandan la ausencia de Alberto Núñez Feijóo, pese a que el PP tiró del expresidente Mariano Rajoy. «No había ningún otro sitio en España más importante hoy», ha defendido el presidente de Vox. Porque era necesrio respaldar a un Gobierno de coalición «demonizado por los que más tienen que callar», en referencia al PSOE y al presidente Pedro Sánchez, y que antes de echar a andar es «la gran esperanza de España».

Abascal y Ayuso, Ayuso y Abascal, irrumpieron en el vestíbulo de las Cortes de Castilla y León entre una nube de cámaras y profesionales de medios de comunicación en una sede copada por cargos públicos y políticos de Vox y de PP.

«Ayuso se va a parar y va a hablar», anunciaron fuentes populares. Isabel Díaz Ayuso traía preparada su intervención en un papel. A cuatro metros de ella, suficientemente lejos como para estar fuera de foco, Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete. La presidenta de la Comunidad de Madrid recalcó ante el micrófono el «grandísimo honor» y la «gran alegría» que le suponía acompañar a Mañueco. Ayuso elogió el «gran pacto» que une a PP y Vox. «Los próximos cuatro años Castilla y León será una comunidad socialismo 'free'», destacó la madrileña sobre la alianza.

La dirigente popular aprovechó para apuntalar políticamente a Vox como socio de Gobierno. Por un lado, denostando los ataques del presidente de Pedro Sánchez al pacto, al apuntar hacia la falta de autoridad para emitir juicios de «quien pacta con el entramado político de ETA y con los independentistas vascos y catalanes que quieren romper España».

En eso coincidió con Santiago Abascal, que sumó a los «comunistas» al compendio de socios del PSOE para gobernar el país. El presidente de Vox, que ya estuvo la semana pasada en la sesión de investidura de Fernández Mañueco, no puso en duda que Alberto Núñez Feijóo apoya el pacto entre las dos formaciones en Castilla y León, pese a la ausencia de un acto al que Abascal consideró imprescindible asistir. «No podemos dar la espalda a un gobierno tan atacado», remarcó. «Si no está aquí, lo tendrá que explicar él», precisó sobre el presidente de los populares.

Luego esgrimió la legitimidad de los votos y los escaños. PP y Vox suman 44 de los 81 de las Cortes de Castilla y León. El de Vox elevó el tiró del escenario autonómico al nacional y apuntó a la Moncloa con su argumento, precisando que era una alianza «apoyada por la inmensa mayoría de los españoles que quieren un cambio y quieren echar a Pedro Sánchez». En esto coincidió con Isabel Díaz Ayuso, que había remarcado que «los ciudadanos, en las urnas, eligen con quien quieren que se pacte». Fuera dilemas éticos y complejos políticos.

Entre medias de Ayuso y Abascal, valoró la importancia de la cita Cuca Gamarra. La enviada por Núñez Feijóo para sustituirle y representar al PP, se fajó en despejar preguntas sobre del dirigente gallego y la idoneidad del nuevo socio con el que los populares sustituyen a Cs en Castilla y León. «Hay muchos asuntos que atender en el día de hoy», justificó sobre la agenda de su jefe de filas, que se había citado con empresarios y sindicatos para abordar la situación económica del país. «Lo importante es que al final estamos en todo», prosiguió Gamarra.

La también portavoz en el Congreso de los Diputados insistió en que el pacto garantiza la «estabilidad» y la «gobernabilidad» desde el respeto a la Constitución y «al Estado autonómico en el que nosotros creemos y defendemos». Ese Estado de las Autonomías que Vox aboga por suprimir y que rechazó expresamente Juan García-Gallardo, inminente vicepresidente de la Junta, en la sesión de investidura de Alfonso Fernández Mañueco.

La ministra Pilar Alegría, de rojo socialista, entró de refilón junto a la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, mientras se explicaba Cuca Gamarra ante los periodistas. No esperaron turno, sino que directamente enfilaron por el lado exterior de la cinta, a espaldas de los informadores, que enfocaban al atril, y se dirigieron al hemiciclo. La ministra ya había convocado a la una del mediodía, entre la jura del cargo y la rueda de prensa en la que Alfonso Fernández Mañueco dio a conocer los nombres de los consejeros del PP.

A la sesión han asistido los expresidente de la comunidad Jesús Posada, Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera, que han querido respaldar así a su sucesor, depositario de 35 años de gobiernos del PP, el penúltimo en coalición con Cs. Herrera aprovechó los micrófonos para explicar que a él, en cinco tomas de posesión como presidente de la Junta, no le acompañó ningún presidente del partido, y eso no hizo que se sintiera menos apoyado. «No entiendo», dijo, «lo de fijarse tanto en las presencias y las ausencias». Obvió que sus cinco tomas de posesión no fueron con un pacto con un partido que el nuevo presidente del PP veía poco aconsejable apenas unos meses atrás. Le preguntaron qué le parecía a él este pacto. Y Herrera, buen amigo de Alberto Núñez Feijóo, tiró de manual político: «Es un pacto democrático».

Dentro del hemiciclo, Alfonso Fernández Mañueco, defendió la coalición que va estrenar desde ya con Vox. «Ahora que toda España nos observa, que toda España observa a Castilla y León, la vamos a poner de moda», resumió el protagonista del acto, antes de someterse a una ardua sesión de foto con los asistentes su toma de posesión.

Un acto al que faltaron parte de los procuradores. Por primera vez, la Mesa de las Cortes, con mayoría de PP y Vox, no ha considerado que la toma de posesión de presidente de la Junta sea una cita oficial, parlamentaria, y más de 50 de los 81 procuradores de Castilla y León, no son 'profesionales' y compaginan el escaño con su trabajo habitual, lo que dificultaba, cuando no impedía, su presencia en el hemiciclo.

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