Arrimadas busca probar la deslealtad de Igea y el aspirante ataca el continuismo
El debate entre los dos candidatos a presidir Ciudadanos muestra la discrepancia absoluta entre los dos modelos de partido en liza
Si algo quedó claro en el debate entre Inés Arrimada y Francisco Igea es que ambos tienen asumidos sus roles. La candidata oficialista, el de ... favorita al triunfo, tratando de dejar atrás la imagen ofrecida en el vídeo de su encuentro en Valladolid con un tono más sosegado. El aspirante de los críticos, con su hincapié en atacar un continuismo al que achacó falta de autocrítica por los errores cometidos. De hecho, se apresuró a pedir perdón por ellos.
Aunque el debate se desarrolló en tres bloques, en realidad hubo dos partes diferenciadas. En la primera, con una introducción más favorable a la conciliación y los puntos de encuentro acerca de los retos de España y la valoración del Gobierno, Francisco Igea aguantó el envite y trató de hacer valer su posición crítica ante algunas de las decisiones que se tomaron y que desembocaron en la hecatombe electoral y la salida de Albert Rivera. En la segunda, tras la pausa, Arrimadas buscó los puntos débiles de la enmienda a los estatutos del partido que presentó su rival, y que no será aprobada, y hurgó en ellos, sin que Igea pudiera replicar, especialmente, al punto en el que la candidata destacó que en la enmienda «el barón regional no puede verse sometido a moción de censura».
Arrimadas buscó un tono que por momentos sonó condescendiente, con la referencia continua a «Paco», mientras Igea trató de mantener un poco más las distancias formales. También fue la candidata la que interrumpió en más ocasiones a su rival, algo que permitía el formato, y trató de fijar por encima de todo una idea muy concreta en el imaginario de los militantes naranjas: Igea es el aspirante desleal. Lo es, vino a decir, porque a su juicio confundió «autocrítica con autodestrucción».
«Me encanta que me lleven la contraria, pero una cosa es autocrítica y otra destrucción», le dijo en más de una ocasión. Y trató de afianzar su apuesta en el respaldo de una candidatura en la que se integran 11 de los 16 miembros de la Gestora. «En mi lista hay 21 personas que han ganado primarias. Personas que ya tienen el respaldo de la democracia», apuntó Arrimadas. A lo que Igea replicó con uno de los muchos dardos que se cruzaron: «También es verdad que hay personas que han ganado primarias que están bajo investigación judicial», recordó, con Silvia Clemente o las primarias en Murcia aún en el recuerdo y en los tribunales.
Arrimadas presumió de pedigrí naranja. Recordó dos veces, en el primer minuto y en el minuto final, que ella se unió al partido en 2010. Cabe recordar que Igea perteneció a UPyD. Y le emplazó en tres ocasiones a comprometerse a que, sea cual sea el resultado de las primarias de este fin de semana, «el otro no va a ir a los medios a decir que el partido no es democrático, o que está muerto, o en parada cardiaca, o es leninista», aludió tras algunas de las críticas vertidas por Igea.
«Una cosa importante en el liderazgo es saber escuchar sin interrumpir, saber aceptar las críticas, a la gente que se levanta en un acto y te dice algo que no te gusta. No decir 'es como yo quiero o no jugamos'», devolvió el golpe Igea. «¿O no nos hemos equivocado en nada pese a pasar de 57 a 10 diputados?». Y es que Igea tuvo que escuchar días atrás cómo Arrimadas se mostraba contraria a presidir el partido si el modelo de estatutos de Igea salía adelante. En el debate matizó esa opinión y el aspirante se lo agradeció con un punto de ironía. «Me gusta escuchar que serán los militantes los que decidan y no que 'si no decidís lo que a mí me gusta, no seré presidenta'», le replicó.
En ese punto, en el de la autocrítica y el análisis de los errores, encontró Igea el flanco por el que atacar a Arrimadas: el continuismo de la táctica que en su opinión llevó a Ciudadanos a pasar del cielo al suelo en seis meses. «Eres una excelente candidata», le halagó primero, la segunda vez que lo hacía en el debate. «Pero me ha llevado a presentarme que después de muchas semanas no hiciéramos ninguna autocrítica sobre estrategia, organización, comunicación... Mantenemos las mismas estrategias, incluso los mismos equipos prácticamente», aseveró. Y dejó claro que lo de no ir «a los medios», como pedía Arrimadas, no va con él. «Un partido liberal debe ser capaz de admitir la crítica y creer en la libertad de expresión y libertad en los medios. Lo que más quiero de ti es que me critiques, sin parar, en público o en privado, donde quieras. Quiero gente crítica», le dijo Igea. «Una cosa es decir que nos hemos equivocado y otra cosa decir en los medios que el partido está muerto, que es cesarista, leninista, está en parada cardiaca, tiene meningitis...», replicó Arrimadas. Igea halló aquí ese lugar que buscaba para colocar la andanada contra el continuismo: «Es evidente que te has rodeado de un equipo crítico, porque ninguna de las siete personas que dijo en aquella Ejecutiva que era un error está en tu equipo».
Inés Arrimadas dejó claro, especialmente en ese tramo final en el que resurgió, que se siente favorita tras los resultados de la elección de compromisarios y de votación de las enmiendas. Y, de paso, encontró el modo de realzar de nuevo lo que considera deslealtad de su rival hacia el partido. «Si sale elegido el modelo que defiende Paco, poco probable por el resultado que hemos tenido, lo voy a aceptar y tengo su compromiso de que aceptará el modelo que salga», dijo primero. «Para defender un modelo no hace falta deslegitimar el que ya tenemos, elegido por la democracia. Si las listas fueran cerradas en vez de tener 21 compromisarios tendrías 10», le espetó después.
La votación se celebrará este fin de semana, telemática y en urna, y el lunes se conocerá quién de los dos asumirá la Presidencia de Ciudadanos.
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