Almanzor y la renovación de Cs
La nueva dirección tiene tajo hasta la próxima reválida electoral y empieza ese trabajo orillando cualquier voz crítica
Todo lo que se mueve en Cs repercute en Castilla y León más allá de los despachos del partido de Inés Arrimadas. Son la llave que permite gobernar la Junta. Los naranjas han renovado la estructura autonómica y, alumnos aplicados de Almanzor, el de las 'razias' sobre territorio cristiano para hacer cautivos, botín y recordar al adversario quién mandaba, han confirmado la expulsión del puente de mando naranja de Francisco Igea y de cualquier dirigente que haya mostrado una mínima empatía con el vicepresidente de la Junta y ese libre albedrío con el que encara la vida interna del partido.
Al frente de Cs en Castilla y León se pone Gemma Villarroel, que será coordinadora y portavoz autonómica. Concejala en León y diputada provincial, sustituye en esa responsabilidad a Luis Fuentes, actual presidente de las Cortes, que ha sido un portavoz, menos que accesible, desaparecido para trasladar la opinión de Cs Castilla y León, salvo que la transmitiera enlatada en una nota de prensa o se le pillara en un acto oficial y no pudiera esquivar las preguntas de los informadores. De esas ocasiones queda el lacónico «ha terminado el tema», sin el más mínimo atisbo de alegría, con el que despachó la absolución de Igea por un delito leve de amenazas a un afiliado de Cs partidario de Silvia Clemente en las primarias del pucherazo o la calificación del 23 de abril por todo un presidente de las Cortes de Castilla y León como «San Ikea». Luego lo negó, pero estaba grabado.
El borrado del igeismo de los órganos de dirección del partido lo inició el propio Igea cuando renunció a su cargo como secretario regional de programas, en enero. Valoraba en serio medirse con Arrimadas y la gestora nacional, partidaria de esta, decidió incorporar a la propia Villarroel y la vallisoletana Gema Gómez, afines al aparato, a la dirección autonómica en víspera de las primarias. Con él dejaron sus puestos los incondicionales que le siguen en la Junta: Manuel Mitadiel, Ana Carlota Amigo, José Miguel García, David Martín, Juan Pablo Izquierdo... Adversario que huye, puente de plata.
Villarroel confirmó que no contará con ellos. Porque «Paco no se encontraría cómodo» en un comité que aplicará la estrategia «de Inés» y porque «están a gusto donde están trabajando». En la Junta, lejos de los entresijos de la sala de máquinas del partido. Son cargos muy exigentes los del Gobierno autonómico, apreció la nueva líder del partido, como para compatibilizarlos con labores en la sede de Cs. Una tarea mucho más absorbente que las de ayuntamientos de capital y diputaciones, como la que desempeñan desde la oposición la propia coordinadora, o Gema Gómez, vicepresidenta de la de Valladolid y nueva responsable de Organización.
El valedor de esta última es el procurador Miguel Ángel González, hacedor 'de facto' en Cs Castilla y León, que sigue en la dirección ahora como delegado de Acción Institucional. El área que dirigía David Castaño, portavoz en las Cortes y principal valor parlamentario de un grupo en el que se ha disuelto también la facción igeista, con buena parte de los procuradores que siguen 16 meses después de aterrizar en el escaño necesitando los papeles que redactan sus asesores o los de la Junta, con puntos y comas, para ponerse ante el micrófono.
Con Villarroel, Gómez y González, asciende en la dirección regional la segoviana Marta Sanz, ilusionada con Igea en tiempos pretéritos, antes de que todos ellos probaran qué se siente al ser un cargo público remunerado. La nueva dirección tiene tajo hasta la próxima reválida electoral –el último resultado fue el batacazo de las generales de noviembre del 2019, donde perdió los ocho diputados que tenía– y empieza ese trabajo orillando cualquier voz crítica. Algo que, de cara al electorado, puede ser un lujo en un partido que se define como liberal y abandera la 'nueva política'. PP y PSOE caen en esa tentación, pero intentan sujetarse para no llegar tan lejos.