Alberto Gimeno: «Salir de España te abre la mente»
Ingeniero químico, economista y estudiante de máster en la London Bussines School, sus programas para construir pozos de agua en África se estudian ya en Harvard como ejemplo de emprendimiento
He aquí un joven muy preparado y de envidiable proyección internacional. Alberto Gimeno Sanz (Valladolid, 25 años). Su plan de construcción de pozos de agua ... en países africanos se estudia ya en Harvard como ejemplo de emprendimiento. Está a punto de culminar su segundo y último año del máster en Administración de Empresas en la London Bussines School, gracias a una beca de la Fundació 'La Caixa', a la que accedió después de haber trabajado en Brasil, México, Italia yAlemania, y tras haberse titulado en Ingeniería Química por la Universidad de Valladolid y en Económicas por la Universidad de Londres, tras un año cursado desde la UNED. Todo con solo 25 años.
–Estudiar en España y en Reino Unido le permite comparar. ¿Para qué le sirvió?
–Primero, para ver y aprender en el entorno económico. Y, segundo, para conocer cómo se enseña en un sistema educativo y en otro.
–Y llegó a la conclusión de que...
–Me llamó la atención que en la UNED había muchos exámenes que eran tipo test y prácticamente los podías preparar como preparas el examen de conducir: ves exámenes de otros años, te memorizas una serie de cosas, vas al examen y lo sueltas. El enfoque que tenía la escuela inglesa era que a tí te daban una pregunta...
–¿Solo una?
–Recuerdo el primer examen de Macroeconomía: «Interpreta los efectos que puede tener la política económica de Trump». Ya está; una línea: expón, utiliza teorías económicas, utiliza lo que sabes y dame tu opinión.
–Pragmatismo al máximo.
–Un enfoque muy diferente: la universidad española tiene un nivel muy alto, exige mucho, pero muchas veces está muy basada en la memorización y en aspectos que pueden ser más hacer algo y repetirlo. Frente a un enfoque que es: tú tienes que estudiarlo y saberte cuáles son los conceptos económicos, pero tienes que dar un paso más.
–Terminó dos carreras. ¿Y?
–Me dije: salgo al mundo laboral y a ver qué puedo hacer. ¡Y descubrí el mundo de la consultoría!
–Adiós al ámbito estudiantil...
–Los profesores de la Universidad de Valladolid tienen una relación mucho mas estrecha con los asuntos prácticos que luego vas a encarar cuando empiezas en la vida laboral. En la UNED, sin embargo, por mi experiencia, era todo más memorización y repetición. Otra cosa que creo que nos pasa mucho en la Universidad española es la falta de conexión con el mundo laboral, nos falta un poco ese puente de salto.
–¿Usted lo notó?
–Cuando terminé Industriales miré primero en Valladolid, una ciudad muy cómoda para vivir. Me pregunté y empecé a ver dónde podía trabajar o, si quería montar una empresa, cómo podía hacerlo... Y no. Ójala nuestros políticos se centren en hacer un poco más de esfuerzo por cambiar eso.
–¿Se tuvo que ir de España?
–Sí y empecé a trabajar en una empresa que asesora planes de estrategias de las principales empresas del mundo; aprendí mucho. Estuve trabajando en Brasil, México, Italia y Alemania. En muchos sitios y en muchas industrias haciendo estrategias de empresas de telecomunicación, de energía, de banca... Tuve mucha exposición a los ceo de estas empresas y aprendí mucho del mundo del negocio.
«Si el día tiene 24 horas, no tiene sentido dedicar 23 a quejarte del pasado y una a hacer cosas»
ALBERTO GIMENO
–¡Y en tantos países!
–En Italia estuve medio año, en Brasil cuatro meses, en México dos... Después de eso trabajé para Repsol un año. En España tenemos la primera empresa petrolera que se ha comprometido a tener en 2050 emisiones 0, que es Repsol; estuve trabajando en su departamento de electricidad un año, aprendiendo cómo una empresa que tiene un pasado de trabajar con el petróleo se diversifica y adapta a la transición energética y a los nuevos retos.
–¿Por qué decidió seguir estudiando y por qué en Londres?
–Tras ese año de trabajo, opté por hacer un MBA en Administración de Empresas. Podía elegir las principales universidades en las que estudiarlo: Las principales de Estados Unidos o, ya en Europa, la de Londres y la de Paris. Elegí Londres porque tiene un foro bastante potente en finanzas y un máster de Finanzas muy importante. Estoy haciéndolo con la ayuda de la beca de La Caixa.
–¿Cómo se accede a esa beca?
–Este tipo de máster es bastante caro, pero en España tenemos la suerte de disponer de fundaciones, como en este caso la de La Caixa, que apuestan por el talento y tras un proceso de selección otorgan dos becas al año. Una es la que yo tengo. Además de la formación académica, este MBA tiene un componente muy fuerte en empresa y en negocio y eso te permite compaginar con prácticas y hacer otras muchas cosas.
–Como por ejemplo...
–Pude empezar a trabajar con una startup social que hace pozos de agua en Kenia y en Ghana.
–¿Qué finalidad buscaba?
–Imagine una empresa, típica OGN que utiliza donaciones para hacer pozos de agua. La pregunta que me planteé fue cómo pasar de ese modelo, que depende de la caridad de la gente, a otro que financieramente sea sostenible. Esa startup hace pozos de agua en zonas rurales, donde por lo general la gente tiene muy poco dinero para pagar. Lo que hacíamos era utilizar donaciones para instalar una bomba de agua y con el dinero que la gente pagaba, cubríamos los costes de operación. Claro, ese es un modelo que no es tan sostenible financieramente porque dependes de donaciones.
–Y su alternativa fue...
–Ideamos un modelo que consiste en: tú instala bombas de agua en comunidades que son más grandes y disponen de más dinero, por ejemplo, a las afueras de Nairobi; eso te permite tener economías de escala porque la bomba de agua que tienes que comprar a lo mejor te vale dos veces más, pero igual puede servir a cinco veces más de gente. Entonces, unitariamente te sale más barato. El gasto de capital que debes hacer lo puedes cubrir más o menos en tres años y con los dividendos resultantes puedes financiar a las comunidades más pequeñas que, si no es de esta manera, nunca lo harían. Ese proyecto hace poco más de un mes ha salido como caso de estudio en la Universidad de Harvard.
–¡Nada menos que en Harvard!
–En la asignatura de cómo poner precios se utilizan diez casos en el trimestre y uno de esos diez es precisamente este.
–¿Cómo se ve España fuera?
–España es un país en el que hay un montón de cosas de las que tenemos que estar muy orgullosos y de las que hay que ser conscientes. En mi MBA hay 80 nacionalidades. Pues bien, cuando te das cuenta de la posición en la que estamos en el mundo, con todas las cosas de las que tenemos que estar orgullosos... Cuando hablamos, por ejemplo, de sistemas de salud.
–Ahí no nos dan lecciones...
–Estoy en una clase en la que hay alumnos de todos los continentes y cuando cuentas que si tenemos un problema de salud en España vas al hospital y te van a atender, ves que es algo que muy poca gente en el mundo lo tiene. Sin embargo, en España tenemos una personalidad como muy de avergonzarnos de lo nuestro y la cultura española debería cambiarnos eso. Seguro que habrá un montón de cosas a mejorar, pero hemos de estar superorgullosos de lo que tenemos como país. Tenemos una combinación de cultura, de tiempo y de cosas que cuando sales las empiezas a apreciar y cuando vuelves a España, las aprecias aún mucho más.
–¿Y en el lado opuesto?
–Cuando veo noticias de política de Castilla y León... Siempre son los unos contra los otros, siempre es a nivel local que si no se quién del PP ha dicho no sé qué de alguien del PSOE, que si este se ha enfadado... Echo de menos un poco más la conexión con el desarrollo del futuro.
–¿Ahí nos llevan ventaja?
–No tengo tan claro que estemos trabajando a la altura del cambio que se está efectuando en el mundo. Hay potencial, hay mucha gente capaz, pero falta ese puente de conexión con el desarrollo y el emprendimiento; otros países europeos nos llevan la delantera en eso. Necesitamos un plan general que permita aprovechar todo el potencial humano que tiene Castilla y León, para que no se vaya a Madrid todavía más gente de la que ya se ha marchado.
«Castilla y León necesita que no se vaya a Madrid más gente de la que ya se ha marchado»
ALBERTO GIMENO
–¿Cómo percibe que nos ven a los españoles en otras naciones?
–Depende de donde sea la persona. La gente de Estados Unidos tiene bastante egocentrismo y a España la ven como una cosa muy parecida a Latinoamérica; ven igual a un español que a un mexicano; como ambos hablan castellano... La gente de Latinoamérica nos ve como la puerta de Europa y como un país al que admiran en muchos aspectos. En países asiáticos a España la conocen por la cultura y no llegan a pensar en otros aspectos. Y nuestros colegas europeos, sin hablar de estereotipos, nos ven en el grupo del sur de Europa, con lo que eso conlleva. La gente es consciente en el apartado económico de que España no está en segunda pero, bueno, un poco como el Real Valladolid, que si sube, que si baja, que si los play-offs...
–Se lleva lustros insistiendo a los jóvenes españoles en que salgan fuera para adquirir experiencia, ¿usted lo respalda?
–Salir fuera de España lo que hace es abrir tu mente. Vivimos en una economía que es muy global, en un mundo global, y te das cuenta de lo que es la diversidad y de lo buena que es en todos los sentidos. A mí el hecho de estar en Londres me ha mostrado que los españoles creo que somos de las culturas más cerradas en lo que a relación internacional con otras culturas se refiere. Hay gente que está mucho más habituada a salir y mezclarse. Siempre hay cosas que puedes aprender de otras culturas de todo el mundo, conocer más gente y otros modos de hacer cosas.
–¿Cómo lleva usted ese mantra que dice que los de su generación van a vivir peor que los de la de sus padres?
–No hay que caer en el victimismo y creo que hay una gran tendencia a echar culpas. Pero la situación es la que es y, como todo en la vida, hay una serie de cosas que te vienen dadas y otras que puedes hacer. De las primeras has de ser consciente, reconocerlas y saber cuáles son; si el día tiene 24 horas no tiene sentido dedicar 23 a quejarte del pasado y una a hacer cosas: tiene más sentido trabajar 23 horas al día pensando en lo que puedes hacer y una hora ver por qué esto o lo otro ha venido y cómo lo podemos evitar en el futuro.
–Pese a que solo tiene 25 años, ¿se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?
–Soy ingeniero, me gusta el mundo de la energía: ahora tenemos un desafío espectacular en los próximos 30 años para descarbonizar la economía y me gustaría poder colaborar y hacer. Lo más relevante no es ser A o ser B, sino trabajar por hacer que España sea un país líder en muchos aspectos de la descarbonización.
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