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Jueves, 26 de febrero 2015, 16:16
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Rafael Moneo no quiso comparar ayer sus vinos tintos de La Mejorada, elaborados en Olmedo (Valladolid), con sus obras arquitectónicas. Para el arquitecto navarro «los vinos son dueños de sí mismos. El vino es tangible en sí mismo, sin necesidad de ser sentido como un hijo», afirmó, antes de insistir en que «el vino quiere ser dueño de su destino» y «está más cerca de Zurbarán que de Murillo». Más cerca del misticismo que del barroco.
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El reconocido arquitecto Rafael Moneo participó ayer en una cata de los vinos de su bodega La Mejorada de Olmedo en la Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez. Así, destacó «la limpieza, la sensación de finura y la elegancia natural» de unos vinos con personalidad que conservan la fruta por encima de la madera y que dejan en la boca «una grata experiencia de que algo bueno te ha pasado». Sus marcas comerciales son Las Norias, Las Cercas, Tiento y Villalar (allí estuvo enterrado el comunero Juan Padilla).
El Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012 ha logrado trasladar a este proyecto una filosofía de vida reposada, que se fundamenta en el cuidado de la viña a base de «una agricultura lógica para mantener el equilibrio del ecosistema», según explicó el enólogo de La Mejorada, Álvaro Bernardo. Solo métodos culturales preventivos, con aperos y mano de obra para 42 hectáreas plantadas de las variedades tempranillo, cabernet sauvignon, syrah, merlot y algo de malbec.
Sigue leyendo en el canal Castilla y León de vinos
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