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Ana Santiago
Miércoles, 4 de junio 2014, 11:55
Reducir la mortalidad por infarto de miocardio en un 30 % y los reingresos hospitalarios en un 50 % es el objetivo último de la nueva estrategia de la Consejería de Sanidad al implantar, desde hoy mismo y de forma progresiva, el Código Infarto. Este protocolo, que el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, presentó en una jornada dirigida a los profesionales implica una fuerte coordinación de los servicios de urgencias del sistema sanitario, de Primaria, Emergencias y las unidades coronarias y de hemodinámica hospitalarias.
Actualmente, el infarto agudo de miocardio, según datos de Sacyl, constituye uno de los principales problemas de salud pública , de morbilidad y de mortalidad. En 2012, de las 28.259 muertes que se produjeron en Castilla y León, 1.287 fueron causadas directamente por un accidente cardiorrespiratorio, es decir, un 4,5 % del total. Además, según datos de la Sociedad Española de Cardiología, un 7,5 % de los pacientes que son ingresados con un infarto de miocardio fallece en el hospital y otro 7 % reingresa antes del primer mes. En los últimos años se ha reducido sensiblemente la mortalidad en el hospital; pero no la que se produce antes de llegar al complejo asistencial, que es ahí donde quiere incidir esta nueva estrategia.
Por ello, es fundamental la capacidad técnica y de coordinación previas; el procedimiento de actuación e intervención coordinado como herramienta de gestión asistencial del infarto agudo de miocardio, así como reducir el tiempo desde la solicitud de asistencia, por parte del paciente, hasta que se establece el diagnóstico correcto y la intervención más adecuada. Asimismo, otro de los objetivos es incrementar el porcentaje de pacientes que reciben un tratamiento de reperfusión que sirve para eliminar la obstrucción de las arterias, ya sea de forma mecánica (angioplastia percutánea) o farmacológica (administración de un fármaco conocido como fibrinolítico)-.
Para ello, el Código Infarto establece una guía de actuación que incluye los criterios diagnósticos y medidas generales de asistencia a los pacientes con infarto así como las indicaciones de reperfusión. Además, se establecen diversos circuitos de atención desde la aparición de los primeros síntomas, el primer contacto médico, la actuación de los servicios de emergencia extrahospitalarios, la de los hospitales de referencia y la de aquellos que disponen de unidades de hemodinámica. También se incorporan diversos circuitos de retorno del paciente estable y las funciones de cada uno de los dispositivos y niveles asistenciales.
En este código se establecen los tiempos máximos recomendados en cada una de las actuaciones: 10 minutos desde el primer contacto con un médico hasta la realización del electrocardiograma, máximo de 30 minutos has la administración de la fibrinólisis, menos de 120 minutos para la realización de la angioplastia primaria cuando esté indicada y otros tiempos recomendados en relación con el traslado entre centros y unidades de emergencias.
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