Un original plato de pulpo en el corazón de Parquesol

Quién dice que en Valladolid solo se come carne. En el barrio de Parquesol, hay pulpo y del bueno, del que uno se queda con ganas de volver para repetir y satisfacer su paladar. Y es que desde hace seis años, los vecinos de este barrio pueden disfrutar de un plato que es único en la zona y que los clientes del Marengo, situado junto a la plaza de Marcos Fernández, piden con frecuencia.

Se trata de un contundente plato de huevos rotos con patatas y pulpo, una forma diferente y deliciosa de disfrutar de uno de los moluscos más atractivos en cocina. «A la semana podemos llegar a servir 60 o más platos, es el favorito del público y con el que apostamos desde la apertura» explican los dueños del local. Y su elaboración a simple vista, puede parecer sencilla, pero su receta es muy elaborada y está plagada de sabores.

Comenzamos con una base de parmentier, que es un gratinado elaborado a base de capas de puré de patatas. Después, los cocineros añaden dos huevos a baja temperatura y el pulpo aliñado con aceite de ajo y perejil, pimentón dulce y sal negra. El resultado es un plato único en el barrio y muy difícil de encontrar en cualquier otro barrio de la ciudad. «Siempre hemos considerado al barrio de Parquesol como el corazón de Valladolid» aseguran a la hora de argumentar las razones por las que decidieron abrir junto a la plaza de Marcos Fernández.

Y además, el pulpo con el que trabaja el Marengo, procede de una de las pescadería referentes de la ciudad como es La Alondra, donde trabajan con este producto a diario. «Escogimos a La Alondra porque es una de las más populares de la ciudad y cuyo producto es de calidad», otra de las razones por la que el sabor de este plato funciona tan bien.

A la hora de servirlo también lo intentan de hacer de forma original antes de la cata. Para ello, sirven el plato con el tentáculo aún sin cortar y el resto de ingredientes sin mezclar. Todo este proceso, lo hacen en el momento colocar el plato en la mesa, a la vista del comensal, para que ese primer bocado tan ansiado sepa aún mejor. Por 18 euros, los vecinos y visitantes de la ciudad de Valladolid ya pueden disfrutar de un plato único en este barrio.

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