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Cantaba Mecano en el 1998 que Hawái y Bombay son dos paraísos. Y en efecto, lo son. El archipiélago del Pacífico Central, por ejemplo, evoca a sus exhuberantes paisajes, sus relajantes playas de agua cristalina o su rica y exótica cultura con apenas un pensamiento rápido. De todo ello quedó prendado un vallisoletano, Domingo Bernardo, que tras unos años al frente de su coctelería de la calle Soto, decidió mezclar ambas pasiones para crear un espacio único en la ciudad.
Así nació la ronería Tiki Domingo, un lugar que pese a la radical diferencia climática y los casi 12.500 kilómetros que separan la islas hawainas de la capital del Pisuerga, consigue atrapar al visitante en la más pura esencia polinesia.
Desde hace seis años, esa cultura que Ernest Raymond Beaumont-Gantt exportó con el Don The Beachcomber desde las islas del Pacífico a los bares de Estados Unidos se vive en esta coctelería del número 23 de la calle Empecinado.
Fiel a esta temática desde su entrada, las paredes, columnas e incluso el techo del local aparecen colmados de referencias y decoración por doquier. Un éxtasis de colores que agrada la vista y consigue el propósito de acercar la cultura Tiki a todo aquel que cruza sus puertas.
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Detrás de la barra, Domingo Bernardo hijo comparte, por herencia y convencimiento, esta pasión junto a su progenitor y elabora los preparados en los tikis, los famosos vasos con figuras de las estatuas tradicionales polinesias.
Hechos de forma artesanal por su padre, con una colección de más de doscientos recipientes expuestos por el interior del establecimiento, Domingo Bernardo crea con rapidez -otra de las características de este tipo de preparaciones- todo tipo de combinados cuya base suele ser la mezcla de rones y licores y cuyos ingredientes, además de los citados y los zumos naturales que en cuestión de minutos se sirven en mesa.
«Uno de los atractivos es que cada receta tiene componentes secretos y nosotros también solemos cambiar la decoración de los tikis cada mes para que tanto la gente que le haya gustado y quiera probar otro o repetir como la que no nos haya visitado se sorprenda cada vez que pida uno», subraya Domingo Barbero hijo.
Entre su amplia variedad de opciones, el Domtiki se alza como el buque insignia de esta ronería. Es una receta exclusiva y propia que, entre los componentes que pueden conocerse, incluye toques cítricos, aderezos especiados y zumos de frutas tropicales y frutos rojos. A esta combinación se añade una mixtura de rones y licores de elaboración artesanal en su versión alcohólica.
Bar Ronería Tiki Domingo
Calle Calle Empecinado, 23
Plato o bebida Domtiki
Precio 7,50 euros (6,50 euros versión sin alcohol)
Esta peculiar miscelánea que se degusta en cada sorbo del contenido se suma a la espectacularidad del continente, adornado en esta ocasión con una sombrilla, pinchos de fruta -ambos rasgos típicos de los cócteles tropicales- y una llamativa calavera rosa de hielo que pone la guinda a la experiencia.
Como este preparado, la ronería Tiki Domingo ofrece más variedades, siempre con el sabor frutal como protagonista diferenciador entre sí, además de combinados clásicos de toda la vida.
Además, la mayoría de estas opciones elaboradas con alcohol también se pueden adaptar sin él, lo que abre la posibilidad de probar estos singulares cócteles tanto a niños como a adolescentes o personas que no puedan o no deseen consumir alcohol. En cuanto al precio de esta bebida, los importes oscilan entre los 6,50 euros para los más básicos y los que no contienen bebidas espirituosas y los 8 euros para los que incluyen todos los ingredientes.
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