El Grupo Roda invertirá nueve millones de euros en una bodega sostenible

«Cuando decidimos diversificar, buscamos otra zona donde el tempranillo fuese la estrella. Al final elegimos la Ribera del Duero burgalesa y, concretamente, La Horra para crear la bodega en 2009. Fruto de esta unión nació entonces una nave y otra en 2015, ahora damos un gran paso con la construcción de la bodega definitiva, sostenible y de alta eficiencia energética», ha explicado el presidente del Grupo Roda, Mario Rotllant.

La nueva instalación llega en un momento en el que la bodega ribereña elabora 175.000 botellas de vino que se venden en cincuenta países. «Ya tenemos que dar el salto a las 300.000 botellas que es el reto planteado, es un momento mágico», detalla Santolaya.

La nueva bodega se construirá al borde de un pinar, en la parte norte de la finca y ocupará 4.700 metros cuadrados que se destinarán a la elaboración, la crianza en barrica y al botellero, así como a una zona de venta directa y oficinas. Las naves existentes, de las dos fases iniciales, servirán ahora como centro logístico, para realizar el etiquetado, almacenar el producto terminado, además del material auxiliar, y albergar el área de expedición.

Excavada a media ladera, la construcción se disolverá en el paisaje, semienterrada ocupando una oquedad, «semejante a un abrigo ancestral, abierta en una ladera orientada al sol, a los viñedos, y al horizonte definido en la lejanía por las aguas del Duero», resume Carme Pinós.

La arquitecta adelanta que ha recurrido al esquema de bodega subterránea ventilada por zarceras, tradicional en Ribera del Duero. «El proyecto pretende que la bodega y los viñedos formen un paisaje inseparable que se convierta en la insignia del vino que producen», precisa.

En todo el proceso de diseño defiende que se ha tenido en cuenta la sostenibilidad y la reducción de la huella de carbono. El sistema de ventilación, según refleja, será pasivo, sin máquinas ni motores y, en consecuencia, ecológico, sostenible, silencioso y carente de las vibraciones que afecten al correcto desarrollo del vino. La bodega contará, además, con energía solar y se iluminará con lámparas de bajo consumo.

Tras estudiar varias zonas vitivinícolas de elaboraciones con variedad tempranillo, el grupo bodeguero riojano decidió en el año 2009 apostar por la Ribera del Duero burgalesa. «Concretamente elegimos esta parte porque tiene un gran equilibrio, una zona fresca con vinos que tienen mucha corpulencia, pero también mucha elegancia», indica el director general. En este sentido, desvela que se trata de una ubicación a 850 metros de altura con un clima «impresionante» marcado por la amplitud térmica de hasta 30 grados de diferencia en la época de maduración. «Podemos encontrarnos con los 6 grados de la mañana y los 36 grados de la tarde», especifica.

Entre las diferencias con Rioja, Santolaya destaca como mayor curiosidad que «aquí la tinta fina brota un mes más tarde y se vendimia el mismo día, un mes menos de ciclo». Algo que, a su entender, genera una síntesis de polifenoles, antocianos y taninos «enorme».