El rey Felipe VI condecora a un abulense por dedicar su vida a los demás
Javier González Jara, que perdió la vista hace nueve años y desde entonces se ha dedicado a los demás, fue condecorado ayer por el rey Felipe VI en el quinto aniversario de su nombramiento como monarca
Perdió la vista hace nueve años por causa de un problema genético, neuropatía bilateral óptica, que le afectó a la visión haciéndosela perder poco a poco en el plazo de dos años. Y desde entonces, Javier González Jara ha dedicado su vida a los demás.
Solo por esto, o por la grandiosidad de esto, Sus Majestades los Reyes, Felipe VI y doña Letizia, acompañados por Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía, reconocieron la labor de Javier con la condecoración de la Orden del Mérito Civil.
«Me quedé impresionado», cuenta Javier a este medio, «¡si yo no he hecho nada!», afirma aún, agradecido.
González explica que debido al quinto aniversario del nombramiento de Felipe VI como monarca se quiso condecorar a «personas de la sociedad civil que hayan hecho algo por su entorno», querían «demostrar a la sociedad que en España somos solidarios. Se enteraron de mi historia y ellos entendieron que desde que perdí la vista, en vez de quedarme en casa me he dedicado a los demás. ¡Eso lo haríamos todos!», opina Javier.
Y es que perder la vista le hizo recibir multitud de apoyos, «de mi familia, por supuesto, pero también de gente que de forma altruista te echa una mano. Me sentí apoyado y arropado, y yo me dediqué a hacer lo mismo», afirma el abulense.
Javier comenzó a ayudar a las personas a través de diferentes asociaciones, pero no desde la ONCE, en un principio, ya que pensaba que no podría hacer nada por aquellos con deficiencia visual, si él también la tenía. Pero después se dio cuenta de que también desde la ONCE podía prestar su ayuda. «ONCE me presenta la opción de entrar en la organización y eso me permitió entrar en casa de la gente, llegar a ellos, detectar cosas para poder ayudarlos o simplemente escucharlos». Así, a través de ese contacto Javier puede ayudar prestando sus oídos a gente que lo necesita, o detectar si la persona en cuestión «necesita un psicólogo, maestro, etc.».
Ahora ocupa el cargo de vicepresidencia de la ONCE en Castilla y León, pero «realmente la condecoración de la Casa Real es por la labor civil» desde que perdió la vista, estos años atrás, algo que para él no tiene importancia. «A mí me lo devuelven multiplicado por mil», asegura. «Yo he crecido como persona estos años, me siento mucho más realizado. Que alguien pueda necesitar de ti es un orgullo, dar lo que para ti no es nada es maravilloso».
Y es que para Javier se puede hacer mucho con gestos pequeños, pone como ejemplo a los ancianos que se quedan «más aislados en los pueblos entre semana, porque sus hijos trabajan en las capitales. Ir al pueblo a visitarlos, a escucharlos un rato, a ti no te supone nada de trabajo y para ellos es un mundo», asegura. «Son cosas así de sencillas. Hay miles de casos que se pueden hacer, de verdad, no hay nada de especial», insiste.
El acto tuvo lugar en el Palacio Real de Madrid y en él fueron condecorados diversos ciudadanos, «en reconocimiento de su compromiso personal y contribución social», según la Casa Real.
«Fue un día muy emocionante y muy bonito», cuenta Jara. «Que te lo reconozca la Casa Real, que te lo reconozca tu país… Pero ves casos allí que te dejan impresionado, como la mujer de 107 años también condecorada», Clotilde Veniel Gómez (Bicorp. Valencia), «defendiendo el colectivo tan olvidado de las amas de casa», explica.
Los Reyes, además, fueron «muy cercanos, con una actitud de gran amabilidad y de interés por mi caso». Tras el acto de imposición de las condecoraciones, «nos hicimos una foto oficial con ellos y las Infantas, y nos tomamos un vino con todos los condecorados y los familiares, en el que también nos acompañaron Sus Majestades».
Javier González Jara acudió a Madrid acompañado de su familia para disfrutar de su día, su condecoración y su reconocimiento por darse a los demás. Un impulso de ofrecer, que surgió tras perder la visión y que llena su vida actual.