
El Barraco: En la memoria de los antiguos vetones
Especial Municipalismo. El patrimonio de Castilla y León ·
El Barraco, que lleva en su nombre el de la grandes esculturas célticas, ofrece una amplia visita cultural, patrimonial y naturalEspecial Municipalismo. El patrimonio de Castilla y León ·
El Barraco, que lleva en su nombre el de la grandes esculturas célticas, ofrece una amplia visita cultural, patrimonial y naturalel norte
Domingo, 5 de julio 2020, 16:07
Situada en pleno centro de la localidad, la casa consistorial es, sin duda, el edificio más singular de El Barraco. Levantada en 1563 por orden del «honrado Concejo del Lugar del Berraco», fue reconstruida más tarde, en tiempos de Carlos III, y luce en piedra en su fachada el escudo real. Junto a la galería porticada que da acceso al inmueble, un verraco recuerda no sólo el origen vetón de la localidad, sino su propio nombre, que rinde homenaje a las maravillosas esculturas zoomorfas de los celtas abulenses.
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Junto a los numerosos yacimientos vetones próximos a la localidad, los que sí dan testimonio de la relevancia de este territorio en los tiempos de la Reconquista son sus despoblados medievales, que fueron decayendo a lo largo de la historia. En la aldea de Avellaneda se localiza, junto a restos de molinos de mano, la sepultura labrada en piedra conocida como Cuna del Moro.
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Los asentamientos de Navalmuro y Navalcarros, cerca uno del otro, evocan la orden de expulsión del marqués de Las Navas en el siglo XV. El de Navalpuerco tuvo ermita, consagrada a Santa Justa, lo mismo que el de Murueco a San Miguel. En el de Torre de la Gaznata queda la de Santo Domingo de Guzmán, y el de Burgo de la Puente, fundado en el siglo XII, duerme hoy bajo las aguas del pantano de El Burguillo. A la lista hay que añadir el de Guijuelo.
La verdadera joya patrimonial de El Barraco, sin embargo, es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de principios del XVI, con sus tres portadas, una en la Epístola, otra en el Evangelio y una tercera a los pies de la nave central, junto a la torre-campanario. Además del artesonado, de armadura morisca, destaca en el interior su capilla mayor, cubierta con bóveda de crucería ojival. En ella se localiza el gran retablo mayor, considerado la mejor obra de la escuela de Vasco de la Zarza. La lista patrimonial se completa con la ermita de la Piedad, cuya campana sigue marcando cada día la jornada laboral de El Barraco. Con la Puente Nueva, romana del siglo I a.C., y con el Puente del Visillo, del siglo XVII, ya que el Puente del Burguillo se encuentra bajo las aguas del pantano. Pero también y de manera muy especial, con los trajes regionales de El Barraco, verdaderas joyas etnográficas. El que se conserva del año 1866, cuando ganó el primer premio de trajes regionales de Ávila, con motivo de la visita de Isabel II, es un buen ejemplo de esa variedad que cuenta, para las mujeres, con modelos como el de Rabo, el de Manteo o el de Mantilla, y para los hombres con la célebres «bragas», rematadas con pañuelo de morrión. Un signo más de la vigencia del arte, de la historia y de la tradición por estos pagos.
De interés: Los trajes regionales, como el que se conserva de 1866, son auténticas joyas etnográficas.
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